Q

Se realizará curso sobre evaluación técnica y económica de un proyecto eólico

El 9, 10 y 11 de julio el Centro de Excelencia y Capacitación de la Cámara Chileno-Alemana de Comercio e Industria (CEC – CAMCHAL) dictará un curso cuyo objetivo es que los profesionales puedan aprender a desarrollar un estudio para evaluar la factibilidad de proyectos de plantas de generación de electricidad mediante energía eólica.

Los asistentes, explican en CAMCHAL, podrán conocer cómo evaluar el recurso eólico y su interconexión a la red, vislumbrando el impacto social, ambiental y los aspectos legales asociados. Además, aprenderán a realizar cálculos de producción y evaluación económica.

El curso −guiado por Rodrigo García, ingeniero civil estructural, experto en estudios de evaluación de proyectos de parque eólico, gerente general de Megawind, director de Acera (Asociación Chilena de Energías Renovables Alternativas) y profesor de Ingeniería de la Universidad de Chile− finalizará con un taller práctico donde se integrarán los conocimientos aprendidos, evaluando técnica y económicamente un proyecto de parque eólico.

Revisa acá más información sobre la iniciativa.

El proyecto con que el Gobierno reemplazará la Carretera Eléctrica

(La Tercera) El proyecto de ley de Carretera Eléctrica fue uno de los puntales de la agenda de energía de la administración Piñera. Buscaba establecer un marco legal que ordenara el desarrollo de la transmisión troncal y las líneas anexas y sumar al sistema la energía que se produciría en la Región de Aysén.

Si bien ingresó al Congreso, la iniciativa fue vista por ambientalistas como “un traje a la medida” para proyectos como HidroAysén, suscitando una fuerte oposición. Hoy, la iniciativa se encuentra congelada en el Parlamento y el actual gobierno prepara un nuevo proyecto de ley para reemplazarlo, el que será presentado en el primer semestre del próximo año.

El ministro de Energía, Máximo Pacheco, señaló que, en línea con la idea del gobierno de tener discusiones transversales sobre las soluciones (entre ellas la interconexión de los principales sistemas, proyecto que impulsa Suez), serán la Pontificia Universidad Católica (PUC) y la Comisión Nacional de Energía (CNE), liderada por Andrés Romero, los que se hagan cargo del proceso ciudadano y técnico que terminará en la elaboración del proyecto de ley, trabajo que se realizará durante este año.

“(El proyecto de ley) va a requerir de un trabajo conjunto. La discusión de la tarificación, seguridad y operación del sistema interconectado forma parte de un proceso participativo, que como se ha definido liderarán, en el caso de la ley que propondremos al Parlamento sobre Transmisión la PUC y la CNE, y que arrojará los cambios regulatorios que se necesitan”, dijo Pacheco.

La participación de la PUC no es casualidad, y tiene relación con uno de los enfoques que ha planteado el ministro Pacheco en su gestión: la necesidad de que el mundo académico participe activamente en la elaboración de las políticas energéticas. De hecho, será la Universidad de Chile la encargada de realizar un trabajo similar en temas de Eficiencia Energética; y la de Magallanes en lo relacionado al gas natural, entre otras casas de estudio.

Los ejes del proyecto

En el sector privado señalan que ya se está trabajando en el proyecto de ley, y que este irá más allá de la iniciativa presentada en la administración pasada, definiendo parámetros para la expansión de los sistemas troncales, subtroncales y adicionales, pero también considerando el rol de los Centros de Despacho Económico de Carga (CDEC), la tarificación, seguridad y redundancia.

El tercer eje de la agenda energética es claro en este sentido. “Se definirán las principales dificultades y cambios que requiera el marco regulatorio del sistema de transmisión chileno, en materias tales como planificación; tarificación en un sistema interconectado; seguridad y operación en un sistema interconectado; acceso abierto y utilización de líneas adicionales; desarrollo de redes transversales; polos de generación y energías renovables no convencionales (ERNC); subtransmisión; e interconexión regional”.

Acá, una de las principales cuestiones que se busca resolver es la necesidad de mayores inversiones, adelantando la construcción de obras de transmisión a las necesidades de generación futuras.

En este sentido, Joaquín Galindo, gerente general de Endesa, señala que es clave que en el futuro el sistema se construya con holguras, a fin de evitar los “cuellos de botella” que hoy existen al norte y sur de la Zona Central y que impiden contar con energía más barata.

“El tema de la transmisión sigue estando de plena actualidad. Hay que avanzar y complementar, hay que tener un sistema de transmisión mucho más robusto y que atienda la nueva realidad de donde se va a desarrollar la nueva generación”, dice Galindo. “Hay una serie de restricciones que nos hemos impuesto como país, el tema indígena, el convenio de la OIT, que cambian la optimización del sistema, que necesita nuevas reglas, no solamente un nuevo sistema de retribución, sino también un nuevo sistema desde el punto de vista físico, que atienda esa realidad”.

Cluster 2.0: expertos analizan los sectores con mayor potencial de competitividad

(Diario Financiero) “Debemos restablecer y potenciar la política de clusters, basada en una fuerte cooperación y diálogo entre el mundo público y el mundo privado de los sectores productivos, dando prioridad a aquellos que muestren mayor potencial de desarrollo sustentable y creación de empleos de calidad”. Esta frase de la presidenta Michelle Bachelet, contenida textualmente en su programa de Gobierno 2014/2018, evidencia un propósito: traer de vuelta a la discusión político-económica a los cluster, para impulsar el crecimiento acelerado de sectores con alto nivel de competitividad internacional.

Hasta ahora, la minería es uno de los nichos que se fortalecerá. Así quedó establecido en la Agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento, dada a conocer a mediados de mayo. Sobre el resto de los sectores, todavía no hay una definición concreta.

Los expertos coinciden, en este escenario de incertidumbre, en la falta de una institucionalidad que potencie las áreas de encadenamiento productivo, para evitar que los programas sectorizados se modifiquen, dependiendo del Gobierno de turno.

Mientras algunos se inclinan por mantener vigentes los ocho clusters fijados por la primera administración de Michelle Bachelet -minería, servicios globales (offshoring); servicios financieros; avícola-porcícola; frutícola; industria de alimentos procesados; acuícola, y turismo; otros repotenciarían e incluirían nuevos -la minería y los servicios globales en el primer caso, y energía y forestal, en el segundo.

Fase de diagnóstico

Por estos días, el Gobierno está en una etapa de diagnóstico en la que varios actores participan: Ministerio de Economía, Consejo Nacional de Innovación y Competitividad; representantes de sectores productivos y de servicios. La idea, según Claudio Maggi, encargado del Programa de Cluster de Corfo, es realizar diagnósticos, identificar brechas y establecer hojas de ruta en torno a los sectores con mayor potencial de competitividad.

 

Maggi asegura que si bien hay claridad sobre las ventajas comparativas de la industria minera, del sector agroalimentario, de la pesca y la acuicultura, no se puede, dice, descansar sólo en esas ventajas. “Una estrategia selectiva de especialización inteligente no tiene que restringirse con barreras sectoriales, sino orientarse a oportunidades o a desafíos de mercado relevantes para el país, pudiendo involucrar a varias cadenas de valor, a varios sectores”. Agrega: “lo que se espera, es que, poniéndonos de acuerdo en una hoja de ruta, sean esos propios rubros los que generen una demanda vigorosa.Y en torno a este plan, esperamos que haya una activación”.

Patricio Arrau, Decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Santo Tomás, señala que el concepto de cluster “se ha caricaturizado. No estamos hablando de elegir sectores o que burócratas se pongan a invertir y decir lo que hay que hacer. Estamos hablando de una carta de navegación, de que las innovaciones y encadenamientos productivos estén ligados a los rubros donde hay ventajas comparativas”.

Luis Stein, presidente de la Asociación Chilena de Software y Servicios (Gechs) es partidario de potenciar el sector minero y el área de servicios globales, nichos, dice, que podrían tener altos niveles de competitividad. “Debiéramos ser referentes en minería, no lo somos, y exportar los servicios. Por ejemplo, el país tiene mucho que decir en la construcción de edificios antisísmicos, en el plano de las TI y también en los call y contact center”.

REPOTENCIAR ÁREA FORESTAL

Joseph Ramos, académico de la Universidad de Chile, señala que en el país son varios los sectores, a los que califica por lo demás de “incipientes”, que debieran ser repotenciados: la minería, el sector pesquero y el de la agricultura. En este sentido, indica que “en el caso de la minería hay que promover la instalación de fabricantes de equipos en Chile y en la industria agrícola debieran fomentarse las etapas de procesamiento”.

Pero, hay un área que para el experto tiene que estar presente como cluster: la industria forestal. “No se trata de impulsar la extracción del recurso natural, sino de potenciar las actividades que tienden a proveerle, por ejemplo, de maquinarias, de servicios, de insumo”, indica. En general, para potenciar los clusters, Ramos es partidario de “buscar las empresas que tienen clusters maduros en el exterior, entusiasmarlas para que se instalen en Chile y co-financiar estudios que permitan ver la factibilidad de que operen en el país. Hay un abanico de compromisos crecientes que uno puede hacer”.

Por otra parte, Ramos advierte de una falta de institucionalidad “debe haber una agencia responsable que no sea la sumatoria de programas, poco focalizados, sin masa crítica y sin responsable. Y una por cluster (como Ausmine en Australia) que identifique con los afectados las áreas prioritarias y se fije un plan de acción con tareas concretas”.

selección del mercado

El ex subsecretario de Economía del gobierno de Sebastián Piñera, Tomás Flores, está en contra que sea el Estado el que decida en qué sectores productivos focalizar los recursos. Señala que si bien ciertos países han logrado resultados positivos con esta política, hay otros, como los “asiáticos que, pese a que entregaron exenciones tributarias y ayuda financiera a ciertas áreas en la década del cincuenta, no lograron crear una ventaja comparativa. Y en América Latina la experiencia ha sido bastante mala”, acota, agregando que heredaron del primer período de Michelle Bachelet el programa de impulso a los biocombustibles a partir de algas, “pero fue un fracaso porque no se logró dar con un producto rentable”.

Por ello, considera que la selección debe provenir del mercado mismo y destaca el programa de atracción de centros de excelencia de Corfo como una vía para ver dónde están las áreas potenciales de Chile, porque mezcla las necesidades de los privados con lo que puede ofrecer el país a través de alianzas para investigación. “Así han llegado instituciones del área alimentos (Wageningen), tecnologías de la información (Inria), biotecnología (Fraunhofer) o minería (Csiro), entre otros, que demuestran sectores potenciales, pero que no fueron elegidos por Corfo. Nos hubiera encantado uno de Astronomía, pero no llegó ninguno interesante”, concluye.

Falta de institucionalidad

Christian Felzensztein, director del Centro de Investigación en Competitividad Internacional de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), está de acuerdo en retomar los ocho clusters que se fijaron en el primer gobierno de Bachelet. “Son sectores donde Chile tiene alguna ventaja competitiva a nivel internacional”.

Para el académico, la industria del turismo también requiere fortalecerse. “Hay que potenciar, con una alta inversión, la infraestructura que está alrededor del turismo que es bastante pobre comparado con competidores mundiales, y coordinación turística a nivel nacional, porque no está suficientemente explotado”, asevera.

Una de los problemas que dificulta el establecimiento de una política de selectividad estratégica radica en dos factores, según el experto: la baja confianza interempresarial y la falta de una institucionalidad que coordine los clusters.

“Una política de cluster para que tenga seguimiento y resultados, debe ser política de Estado de largo plazo, independiente del gobierno de turno. Así como existe una división de emprendimiento en Corfo, debe haber una división de competitividad y clusters, con cierta autonomía y poder de coordinación entre Corfo y ProChile para implementar las nuevas políticas públicas pro-emprendimiento e internacionalización de Pymes en sectores industriales prioritarios para Chile”, afirma.

energía y agroindustria

“¿Qué es más probable, generar el próximo Facebook en Chile o lograr que una empresa de software que sirve a la minería sea comprada en varias decenas de millones de dólares? Y si ocurre lo primero, ¿qué tan probable es que ello se repita en forma sistemática? La respuesta es evidente”, dice Andrés Pesce, gerente de Negocios y Empresas de Fundación Chile.

Por ello, el ejecutivo considera relevante apuntar a potenciar sectores como agroindustria, energía, acuicultura y minería, que tienen problemas complejos y una masa crítica tal que pueden sostener una demanda local para emprendimientos e iniciativas de innovación y exportar.

“El problema de la energía tiene un nivel de sofisticación tal que puede soportar el desarrollo de empresas innovadoras, y después pueden derivar a otros sectores o geografías”, señala. Por otro lado, comenta que la acuicultura es un sector fuerte en el país. “Hay problemas grandes desde el punto de vista sanitario, que se pueden atender desde la óptica de innovaciones biotecnológicas, y después exportar. Así se puede ser menos dependiente de los recursos naturales, como lo hizo Finlandia o Suecia, que a partir de ellos fueron desarrollando una industria de servicios que atendía a esos sectores”, señala. La agroindustria, en tanto, podría potenciar el desarrollo de nuevas variedades, como el maqui.

El arduo camino para solventar la demanda energética de la región al 2050

El arduo camino para solventar la demanda energética de la región al 2050

(AméricaEconomía) El Empire State de Nueva York y la Torre CN de Canadá son parte de las siete maravillas del mundo elegidas por la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles, que en 1994 nominó los mayores triunfos ingenieriles del siglo XX. Representando a Sudamérica en el listado aparece un proyecto eléctrico: Itaupú, la mayor represa del mundo.
Ubicada en el rio Paraná, inició su construcción en 1973, en plena crisis del petróleo. Se trata de una coproducción de Brasil y Paraguay que desde 1984 es ejemplo de cooperación entre países para producir electricidad a gran escala. Estilo de producción que podría ser clave para cubrir las abultadas necesidades de electricidad proyectadas para la región. Según estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para 2050 América Latina necesita duplicar la actual capacidad instalada de generación eléctrica.

Si Itaupú es un buen representante regional en el listado de las maravillas es porque las hidroeléctricas destacan especialmente en la producción regional de electricidad, con un 56 % del total. Si nos comparamos con la media de la OCDE, este porcentaje es una excepción. Según datos de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), en las últimas décadas la generación hidroeléctrica en países de la OCDE se redujo, pasando de un 23% de la matriz eléctrica en 1971 a un 13% en 2010.

Sin embargo, la apuesta hidroeléctrica latinoamericana no es ilimitada. Para cubrir la demanda de 2050 deberemos cambiar nuestra matriz eléctrica, debido al tope natural de la capacidad hídrica que no alcanzaría esa meta. “Van quedando las cuencas menos prolíficas y en determinado momento no se van a poder construir represas nuevas”, comenta Ramón Espinasa, de la División de Energía del BID. Según el especialista, la posibilidad de doblar la demanda va por el camino de las termoeléctricas. “Tendrá que ser cubierta con energía térmica, gas natural, específicamente”. Porque las energías renovables no tradicionales sólo cubrirían una fracción de las necesidades totales.

Redes electrificadas. Otra posibilidad de solventar la demanda futura está en una mayor interconexión regional, al estilo de Itaupú. Así se podrían aprovechar estratégicamente los recursos de cada país, importando energía cuando sea económicamente más conveniente. “Usar los recursos propios no es el fin”, comenta Rodrigo Palma, académico del Centro de Energía de la Universidad de Chile. “El fin es abastecerse de energía al más bajo costo y con el menor impacto al medio ambiente”. Lo que se necesita ahora es generar las confianzas necesarias, con los respaldos legales pertinentes. Hoy el mejor ejemplo de esto es el Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central (SIEPAC). Operativo hace más de una década, funciona desde Panamá a México y demuestra que es posible transmitir energía a gran escala, con una gestión unificada y sin colapsar. Hoy está en proyecto conectar a Colombia a esta red.

Sin embargo, a pesar de ejemplos de cooperación como Itaupú o SIEPAC, desavenencias políticas del pasado siguen pesando al momento de conectar eléctricamente a América Latina. Es lo que ocurre en Chile, donde aún se recuerda cuando el presidente argentino Néstor Kirchner rompió en 2005 los tratados de exportación de gas suscritos una década antes, debido a la escasez de suministro por la que pasaba Argentina. Dejando momentáneamente inoperantes las inversiones chilenas que habían cambiado su infraestructura para transformar su producción a gas natural argentino.

Conveniente económicamente, pero sujeto a vaivenes políticos, este conflicto sumó un tercer país. Ocurrió cuando Argentina resolvió su problema interno importando gas desde Bolivia, país que por conflictos limítrofes con Chile determinó que ni una gota de este gas podría ser revendido a Chile. Hoy, Evo Morales ofrece públicamente gas a Chile a cambio de una salida al mar. Si las proyecciones para 2050 del BID resultan ciertas, el tiempo podría estar de parte de Morales. El sueño de Bolívar, en versión eléctrica, podría escucharse finalmente.

De Gregorio reconoce efecto de reforma tributaria en inversión, pero «no catastrófico»

De Gregorio reconoce efecto de reforma tributaria en inversión, pero «no catastrófico»

(Pulso) Tal como había adelantado hace más de dos semanas, el ex presidente del Banco Central, José De Gregorio, se refirió ayer por primera vez -en forma extensa- a la reforma tributaria impulsada por el gobierno.

En el marco de un desayuno organizado por ChileMat, el economista de la Universidad de Chile enfatizó que “la reforma es indispensable, pero es importante que se haga de una forma que nos permita seguir creciendo y progresando. Así que aunque podamos estar de acuerdo en líneas generales, tiene que venir una discusión muy profunda en el Senado”.

En ese sentido, si bien en general transmitió una visión de apoyo a la iniciativa, tuvo críticas para el poco tiempo de debate que hubo en la primera parte de su tramitación y admitió que impactará a la inversión y por esa vía al crecimiento del PIB, aunque acotó dicho efecto.

Así, tras la reciente aprobación en la Cámara Baja, señaló que “la reforma empieza a recaudar en forma importante en 4 años más, por lo tanto no hay extrema urgencia en la discusión. Por ello, esperaría que el Senado se tome más tiempo que simplemente pedir opiniones de 15 minutos como ocurrió en la Cámara de Diputados”.

Respecto a sus consecuencias  sobre la actividad nacional, De Gregorio expuso que “el aumento de la carga tributaria no es inocuo, y va a tener efectos en la inversión. No es una caída catastrófica, sino que moderada”.

Al respecto explicó que poniéndose en un supuesto extremo, “supongamos que tenemos 3 puntos de menor inversión. Eso es aproximadamente un punto menos de crecimiento de capital, y si el stock de capital cae un punto, significa 0,4% menos de crecimiento del PIB más menos”.

De todas formas, recalcó que “no sólo tenemos que ver los costos, sino que también los beneficios, porque el beneficio estará en educación, que hará un país más equitativo y con mayor paz social”.

Desde esa perspectiva aseguró que cuando hay un aumento de la carga tributaria que va a financiar gasto productivo su efecto sobre crecimiento de largo plazo es neutral.

En cuanto a las pequeñas y medianas empresas, De Gregorio afirmó que “la reforma no afecta directamente a las Pymes con utilidades bajo el tramo del 20%.  En general la van a pagar las personas de ingresos más altos, aunque obviamente hay alguna contribución menor de todos, como con el tema de las bebidas alcohólicas. Entonces, obviamente nos afecta a todos, directa o indirectamente”.

Sin embargo, enfatizó en que la otra opción es “no hacer nada, pero vamos a estar expuestos a un clima económico y social mucho más polarizado. Los problemas de inequidad no se van a solucionar. Chile es un país para todos y es un gran error pensar que esta discusión es una confrontación”.

Asimismo, comentó que existen alternativas para lograr recaudar 3 puntos del PIB, recordando que “hace un tiempo con unos colegas discutimos la idea de desintegrar el sistema tributario , que va contra la lógica básica, porque en Chile el contribuyente final es la persona, pero el problema es que no tiene mucha progresividad”.

Con todo, destacó que si bien el país “ha progresado muchísimo en materia de desigualdad, no ha avanzado al ritmo que uno quisiera. A este ritmo, no podremos llegar a ser un país desarrollado en un plazo breve, a pesar de que estemos en la lista de ingresos más altos”.

Perspectivas macro

En la oportunidad, el ex titular del ente rector también señaló que Chile se encuentra en una etapa de desaceleración reflejada en todos los sectores, producto del rebote cíclico de la economía tras el alto crecimiento de los años previos.

En ese sentido estimó que la actividad podría crecer este año entre 3,2% y 3,3%, aunque “no es descartable que incluso crezcamos menos del 3%”.

En cuanto al tipo de cambio, descartó la posibilidad de que éste vuelva a terrenos parecidos a los que estaba hace un año, por debajo de los $500, y anticipó que a fin del ejercicio podría ubicarse más cerca de $570.

En materia inflacionaria, coincidió con el escenario del BC de que los altos datos de IPC son transitorios, y que en la medida en que haya credibilidad en el ente rector, esto no debería ser un problema.

Asimismo, descartó que la economía chilena esté en un período de estanflación, ya que ese término corresponde a un período de inflación alta por muchos años.