(La Tercera) “Trastorno de reforma tributaria”. Así denominaron algunos senadores de la Comisión de Hacienda el estado de ánimo tras las extensas jornadas de análisis del proyecto de ley.
Algo más de dos meses de trabajo fueron necesarios para que la instancia especializada aprobara ayer, por unanimidad, la iniciativa, dando paso a su votación en particular -el próximo martes y miércoles- en la sala del Senado.
Pese a las indicaciones presentadas por Hacienda el sábado pasado, la reforma fue objeto de cambios hasta pocas horas antes de ser aprobada. Pasadas las 16 horas, la cartera, liderada por Alberto Arenas, debió introducir nuevos ajustes sobre materias que no convencían o no quedaban del todo resueltas con el trabajo de la mesa técnica que instaló tras el acuerdo firmado con los cinco senadores de la Comisión de Hacienda.
Los últimos ajustes comenzaron a tomar forma a eso de las nueve de la mañana. En la sala 144 del ex Congreso, Arenas se reunió con los senadores de la comisión: Ricardo Lagos Weber (PPD, Andrés Zaldívar (DC), Carlos Montes (PS), José García Ruminot (RN) y Juan Antonio Coloma (UDI). La tarea era cerrar dudas y abordar la lista de “temas pendientes” que no suscitaron suficiente consenso como para ser aprobados en la votación del martes y miércoles pasado.
En paralelo, sus asesores repasaban una vez más el proyecto reformulado, con el mandato de detectar errores o aspectos que debiesen ser perfeccionados en las últimas horas destinadas para ello en el Senado.
Humo blanco
A eso de las dos de la tarde hubo humo blanco entre los parlamentarios y Arenas, lo que llevó a que incluso antes de comenzar la última votación los ánimos ya dieran luces de que el proyecto sería despachado. Finalmente, el Ejecutivo introdujo cerca de 40 páginas con indicaciones que pulieron la redacción del proyecto y modificaron cinco áreas: alcoholes, automóviles, impuesto a la renta, pymes y renta presunta. También se retiró una indicación que modificaba el uso de la factura electrónica.
El ministro Alberto Arenas valoró el despacho del proyecto y aseguró que ello “entrega positivas señales al dar un marco de certidumbre y estabilidad” al sistema tributario.
“Se introdujeron modificaciones que generaron un mayor equilibrio en el impacto de los impuestos”, afirmó por su parte el senador Lagos Weber respecto de las últimas precisiones.
“Sin ser bueno, el proyecto que salió de la comisión es superior al que ingresó (…) Eso demuestra que los acuerdos son mejores que la retroexcavadora”, afirmó el senador Coloma. En cuanto a los cambios a las indicaciones, aseguró que no se trató de errores, sino que de definiciones políticas que buscaron “complementar de mejor manera el contenido del protocolo”.
De acuerdo con el senador Montes, los ajustes de ayer respondieron a que “hubo una presión fuerte de la oposición como requisito para mantener su permanencia en el acuerdo”. Finalmente, concluyó que “no es un mejor proyecto que el que ingresó, pero es un cambio estructural respecto del sistema que hay”.
El senador García Ruminot sostuvo que “vamos a tener incentivos al ahorro, facultades y atribuciones del Servicio de Impuestos Internos compensadas con la legítima defensa de los contribuyentes, fortalecimiento para el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas y no se va a afectar de manera grave, como venía en el proyecto, el patrimonio original”, aseguró.
Sorteadas las vallas en el Senado, la reforma iniciará su tercer trámite la primera semana de septiembre, donde Hacienda deberá buscar el respaldo del oficialismo para evitar que la iniciativa termine en comisión mixta. De no lograrlo, la recaudación esperada para 2015 -cerca de US$ 2 mil millones- no podría ser inicialmente considerada en la Ley de Presupuesto que ingresará al Congreso el 30 de septiembre.
Dudas
Pero más allá de la aprobación del proyecto en la Comisión de Hacienda, entre los expertos tributarios persisten las dudas sobre sus alcances. Los especialistas coinciden que las modificaciones “complejizan” el sistema tributario y que aún es necesario introducir precisiones.
“El sistema tributario será considerablemente más complejo que el actual (…) por la variedad de sistemas que deben convivir: el atribuido, semiintegrado, renta presunta y el 14 ter pyme; en especial cuando estos sistemas se entremezclan entre sí”, dice Rodrigo Benítez, socio de Tax & Legal de BDO.
Gonzalo Polanco, director del Centro de Estudios Tributarios de la U. de Chile, afirma que resta precisar las atribuciones de los accionistas que discrepen del régimen de renta adoptado por mayoría en una sociedad anónima. “¿Qué pasa, por ejemplo, con el derecho a retiro que consagra el artículo 69 de la Ley 18.046? Si a un accionista no le conviene el régimen de renta atribuida por el cual optó por la sociedad, creo que sería lógico que se puede retirar de la sociedad. Yo no he visto que esto esté regulado”, sostiene.
Felipe Yáñez, de Allende Bascuñán & Cía., sostiene que “una norma que requerirá de una mejor redacción es el artículo 63, que establece un impuesto adicional mayor para residentes de países con los cuales Chile no ha suscrito un convenio, pero no se entiende a qué convenios se aplicará”.
Juan Pablo Cabello, de Cabello, Letonja y Cía., coincide en que “el sistema tributario que se propone será más complejo; existirán dos sistemas generales opcionales, lo que lleva a una serie de complejidades, por ejemplo, regulaciones especiales en caso de cambio de régimen, en caso de fusiones, divisiones, y otras reestructuraciones, determinación del costo tributario de acciones y derechos. Además, se requerirá mantener el registro del FUT histórico”, dice.
Así, vaticina que la reforma “conllevará una alta carga para el SII, para emitir una serie de circulares y resoluciones tendientes a generar las normas administrativas complementarias a la ley, que regulen registros tributarios, declaraciones juradas, entre otros”.