(Pulso) En los próximos meses se darán a conocer los resultados de la nueva licitación del Transantiago, proceso que establece que noventa de los nuevos dos mil buses deberán ser cero emisión. Es decir, al menos 4,5% de la nueva flota podría ser eléctrica. Para la Asociación de Generadoras de Chile, hay argumentos económicos para ir por más.
Según cálculos de la entidad, al incorporar 600 buses eléctricos gradualmente en el actual proceso de licitación, al 2031 se podría contar con 6.500 de vehículos de este tipo. Los beneficios no serían sólo una menor emisión: según cálculos del gremio, el cambio a una flota 100% eléctrica implicaría un ahorro en costos operaciones de aproximadamente US$140 millones al año. La inversión adicional que requeriría la medida ascendería a un monto cercano a los US$1.500 millones. Considerando que cada bus eléctrico vale aproximadamente $280 millones y uno a diesel asciende a $125 millones, la inversión se recuperaría en un período de once años.
Estos resultados fueron presentados tanto a la ministra de Transportes como al ministro de Energía, cuenta el vicepresidente de la Asociación de Generadoras de Chile, Claudio Seebach. “Le planteamos que al ser noventa buses un piso mínimo de la licitación del Transantiago en curso, es factible que los operadores incorporen gradualmente desde ahora 600 buses eléctricos. Esto gracias a que hoy ya los buses eléctricos son más económicos que los a combustible, si consideramos el periodo de concesión, por lo tanto, es factible aspirar a un Transantiago 100% eléctrico a 2031”, detalló Seebach.
El gremio aplicó el mismo cálculo de ahorro al sistema de taxis en Chile. La diferencia de precio entre un vehículo a gasolina versus uno eléctrico es alta: mientras el primero tiene un valor aproximado de $10 millones, el segundo asciende a $24 millones. No obstante, según la asociación, el ahorro de los vehículos eléctricos sería de unos $5 millones al año por menores costos de combustible y mantención, considerando un taxi que recorre 90 mil kilómetros al año. Es decir, un taxista podría recuperar la inversión adicional en tres a cuatro años.