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Baja de impuesto específico a bencinas tiene consenso político pero reparos técnicos

Mar 27, 2014

Mientras los parlamentarios sostienen la necesidad de modificarlo ante el aumento de precio de las gasolinas, para los economistas el gravamen está bien justificado ya que afecta a un producto que tiene externalidades negativas, es progresivo y recaudador.

(Pulso) El fuerte incremento que han venido registrando los precios de las gasolinas hasta hace una semana y el debate que ello ha generado, no tiene indiferente al gobierno que ya anunció que revisará el tema y que existe preocupación al respecto.

Y es que a pesar de la baja de $13,2 y $35,3 que experimentarán las bencinas de 93 y 95 octanos, respectivamente, a partir de hoy según lo anunciado ayer por la Enap, en las últimas 8 semanas el alza acumulada fue del orden de $74 por litro, llegando a máximos históricos y generando molestia entre la población.

En este sentido, la demanda más solicitada por los afectados ante el aumento de los precios, tiene que ver con la reducción o eliminación del impuesto específico a los combustibles, que es de 6 UTM por metro cúbico para la gasolina automotriz, equivalente al 32% del precio final.

Al interior del Ejecutivo se reconoce que la materia es delicada y que una medida al respecto debe ser muy bien evaluada, considerando sobre todo que se trata de un gravamen con una recaudación relevante (del orden de US$2.300 millones) para el Fisco, y que de reducirse, sería una medida regresiva considerando que se beneficiaría mayormente a la población de más altos ingresos.

También dentro de la discusión estará presente una evaluación al Sistema de Protección a los Contribuyentes ante variaciones en los Precios Internacionales de los Combustibles (Sipco), lo que fue ratificado por el propio ministro de Hacienda, Alberto Arenas.

La mirada parlamentaria. Desde la perspectiva de los parlamentarios, el consenso es casi total respecto de la necesidad de modificar dicho tributo. En esta línea, el senador Carlos Montes (PS), sostiene que “se debería buscar una fórmula para rebajar el impuesto, pero manteniendo la carga tributaria. Así, el gobierno tiene la posibilidad de establecer un nuevo valor del impuesto específico, sin bajar la carga tributaria que es fundamental para nosotros”.

Por su parte, el senador Andrés Zaldívar (DC), apunta que “una idea es que haya un impuesto específico plano que afecte a todo el que consuma petróleo, pero que se baje la tasa a un nivel tal que se mantenga el rendimiento”.

De todas formas, advierte que “ahí habría que tomar nota si es que eso pudiera tener un impacto en el costo de energía de aquellas plantas que producen con base a petróleo”.

Mientras, el diputado Ernesto Silva (UDI) afirma que “lo que nosotros estamos proponiendo es que haya una rebaja transitoria del impuesto específico a las gasolinas, de 6 a 3 UTM, de manera tal que permita que durante ese período se puede estudiar una nueva definición del impuesto específico y que incluya varios elementos”, como que quienes contaminan más, deberían pagar más.

En tanto, el senador José García Ruminot (RN), considera que efectivamente “hay que evaluar una rebaja, pero no es gratis bajarlo, porque al disminuir el precio de las gasolinas por efecto de disminución del impuesto específico, tendríamos todavía mucho más congestión”.

El pero de los economistas
Justamente el tema de la congestión es uno de los factores que, desde el mundo académico y económico, justifica el impuesto en debate y hace que se evalúe negativamente la alternativa de reducirlo o eliminarlo.

Cecilia Cifuentes, economista de Libertad y Desarrollo, explica que “el impuesto a los combustibles tiene una justificación bastante obvia, ya que apunta a dos externalidades negativas, como la contaminación y la congestión, y lo razonable es que se cobre por ello”.

Por eso, estima que “la posibilidad de bajar el impuesto (a las gasolinas) es muy compleja, porque es un tributo que es eficiente, que recauda y porque es un impuesto progresivo. En este sentido, si hubiera que revisar este impuesto, entonces deberíamos revisarlos todos en realidad”.

Diagnóstico que comparte Nathan Pincheira, economista de Banchile: “Si es que el argumento es que el impuesto afecta a tal persona, y por eso hay que quitarlo, entonces uno debería cuestionar todos los impuestos. Sería incluso más importante entonces quitarle el impuesto a la comida, por ejemplo. Pero eso significaría que el Estado no podrá proveer nada de lo que la gente de menos recursos se ve beneficiada”, señala.

Por su parte, el economista de la UAI, Claudio Agostini, también está en contra de una modificación en este sentido.

“El impuesto de las gasolinas está en un nivel correcto, y sería un error bajarlo. El impuesto tiene un efecto importante en que se consuma menos gasolina, y eso implica menos contaminación y menos congestión, entonces es un impuesto correcto”.

Asimismo, añade que “lo correcto va en dirección opuesta a la discusión que se ve, porque incluso habría que subir el impuesto específico al diésel”., que hoy es de sólo 1,5 UTM.

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