(La Segunda) Luego de que en un almuerzo de la cumbre Prosur, Bernardo Vargas, presidente del gremio colombiano ISA, le manifestara al Presidente Piñera su preocupación por la paralización de su mayor inversión en Chile -la línea Cardones Polpaico (US$1.000 millones), el conflicto dejó de ser una disputa socioambiental entre la empresa que buscar desarrollar el tendido eléctrico más grande del país (753 kilómetros); la comunidad opositora de La Dormida en Olmué, que mantiene la iniciativa congelada, y el Ministerio de Energía, que licitó el proyecto en la primera administración de Piñera.
El grupo ISA y su filial chilena Interchile cambiaron su estrategia, y no sólo lograron llevar su inquietud a nivel presidencial, sino que también conquistaron el apoyo de gremios empresariales como la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC); la Asociación de Generadoras de Chile, liderada por Claudio Seebach y la Asociación de Energías Renovables dirigida, por Carlos Finat.
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Los nuevos aliados empatizaron con Interchile, más aún luego de que el Ministerio de Energía hiciera efectivo en febrero pasado el cobro de la boleta de garantía del proyecto por US$2.602.000, argumentando retrasos en su construcción.
Argumentan que una escalada violenta en la zona ha impedido a la compañía colombiana llegar a la meta. Esto se agudizó luego de que cuatro manifestantes se tomaran una estructura de Cardones Polpaico desde el pasado 2 de abril.