(Pulso) La puesta en marcha del impuesto verde entró ya en su tercera fase de implementación. Y a la hora del balance, el Gobierno saca cuentas alegres, ya que el parque vehicular de 2016 contamina 29% menos que el año anterior.
Asimismo, de acuerdo a cifras entregadas por el Tesorero General de la República, Hernán Frigolet, en el periodo enero-noviembre de este año, la recaudación por impuesto verde ha reportado un monto de $43.400 millones y se estima que a diciembre la recaudación llegará a los $48 mil millones, lo que equivale a un aumento de 37% con respecto al año anterior. En 2015 la recaudación fue de $35 mil millones.
El ministro (s), Marcelo Mena señaló que “el objetivo fundamental de este impuesto, que tuvo una implementación gradual y que ya entró en es su tercera fase, es desincentivar la compra de aquellos automóviles que generan mayores emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), ya que son gases tóxicos, irritantes y precursores de la formación de material particulado fino 2.5 y ozono, que afectan la salud de las personas”.
Según los datos disponibles, el pago del impuesto se concentra en los vehículos de mayor valor y que además son más contaminantes (SUV que utilizan diésel) y, por consiguiente, se ven involucradas las municipalidades en las que reside la población con el mayor poder adquisitivo, pero que también concentran la mayor cantidad de emisiones promedio por kilómetro recorrido.
El objetivo de este impuesto es atenuar las emisiones de gases contaminantes que producen los vehículos, especialmente del material particulado que es el más nocivo para la salud.
Cabe recortar que este impuesto no se aplica a vehículos de trabajo, es decir, están exentos los vehículos motorizados destinados al transporte de pasajeros, con capacidad de más de 10 asientos, camiones, camionetas y furgones de más de 2.000 kilos de capacidad de carga útil, además de furgones cerrados de menor capacidad.