(Reuters) Los acuerdos, aunados a los casi 500.000 barriles por día (bpd) que Venezuela envía a China para pagar crecientes compromisos de deuda adquiridos desde el 2007, están pesando sobre el flujo de caja de la petrolera estatal PDVSA.
Venezuela despachó el año pasado un promedio de 243.000 bpd de crudo y derivados a los beneficiarios de Petrocaribe, el Acuerdo Energético de Caracas y otros pactos bilaterales. El volumen de los embarques fue el más bajo desde el 2007.
Con un consumo doméstico que crece mientras cae la producción de crudo y una capacidad de refinación en crisis, Petróleos de Venezuela (PDVSA) ha tenido que recortar sus exportaciones de combustibles a muchos de sus clientes en los últimos años.
La severa explosión que ocurrió en el 2012 en Amuay, la mayor refinería de Venezuela que procesa hasta 645.000 bpd, terminó por trastocar la red doméstica de refinación de PDVSA, que desde entonces opera a menos del 70 por ciento de su capacidad.
Esto está obligando además a PDVSA a importar cerca de 150.000 bpd de productos derivados.