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Estudio WEF y Accenture: Brasil y Chile lideran transición energética en América Latina

Dic 27, 2024

Reporte da cuenta del avance desigual de los países de la región en su evolución hacia el uso de energías más limpias y sostenibles.

La última edición 2024 del Informe Fostering Effective Energy Transition Report, lanzado por el Foro Económico Mundial en colaboración con Accenture, señala que los 10 países con mejor desempeño en la transición energética representan solo el 1% de las emisiones globales de CO2 relacionadas con la energía, el 3% del suministro total de energía, el 3% de la demanda de energía y el 2% de la población mundial.

El reporte evaluó el desempeño actual del sistema energético de 120 países en términos de equidad, sostenibilidad ambiental y seguridad, y su preparación para la transición, es decir, el grado en que se puede crear un entorno habilitador sólido.

Los componentes esenciales de un entorno habilitador incluyen un marco político y regulatorio sólido y la capacidad de atraer y desplegar capital a gran escala. De igual modo, factores como una fuerza laboral capacitada, la innovación y una infraestructura robusta también son funcionales a este marco.

Mientras que los países europeos lideran el ranking a nivel mundial, Brasil y Chile se destacan como líderes notables en América Latina, ubicándose entre los 20 primeros en el índice de este año.

Mariana de Pablo, directora ejecutiva de Accenture Chile, sostuvo que “hoy en día, las emisiones relacionadas con la energía contribuyen a más del 80% de las emisiones globales totales. Encontrar formas de descarbonizar las industrias y crear resiliencia a través de suministros de energía limpia, mientras se asegura que la transición no deje a nadie atrás, nunca ha sido más urgente”.

Esfuerzos sostenidos

El reporte establece que Brasil y Chile están haciendo avances significativos en la transición energética gracias a sus esfuerzos sostenidos durante varios años y que, aunque cada país adopta una vía única de transición energética, comparten algunas características comunes. Entre ellas, la mejora de la seguridad energética a través de diversas mezclas de energía y electricidad, un aumento en las energías renovables y una mayor participación de energía limpia en la mezcla de combustibles; mecanismos de fijación de precios del carbono y entornos regulatorios de apoyo que impulsan y habilitan el proceso de transición.

Respecto de Chile, el informe sostiene que genera el 35% de su energía a partir de fuentes solares y eólicas, un testimonio de su desarrollo sustancial de infraestructura y la aparición de una próspera industria de energía renovable. En la misma línea, detalla que este éxito se ve reforzado por el apoyo político duradero y la participación de empresas establecidas que están comprometidas con la agenda de energía limpia del país. Lo anterior, considerando que el gobierno tiene la ambiciosa meta de alcanzar un consumo de energía renovable del 70% y convertirse en neutral en carbono para año 2050.

Lento crecimiento regional

Mientras Brasil y Chile forman parte de los 20 principales países en desempeño, el informe revela que América Latina y el Caribe han experimentado el crecimiento más lento en la última década, con un aumento de solo el 3% en las puntuaciones agregadas del Índice de Transición Energética (ETI). La región lidera en la dimensión de sostenibilidad, en gran parte debido a su dependencia de la energía hidroeléctrica y las recientes expansiones en la capacidad solar y eólica. Sin embargo, ha habido una disminución del 70% en la inversión en energías renovables durante el mismo período.

Costa Rica y Paraguay lideran las tablas de la dimensión de sostenibilidad para 2024. Colombia, en el puesto 35, también se encuentra entre los países con mejor performance en el índice global. Sin embargo, el impulso en América Latina y el Caribe se ha estancado, ya que estos avances en sostenibilidad se ven parcialmente compensados por una disminución en la equidad debido al aumento de los precios del gas y la electricidad.

Estos han permanecido altos durante los últimos 12 meses en comparación con años anteriores, influenciados tanto por factores geopolíticos y geoeconómicos extranjeros como locales.

“La infraestructura existente de la región necesita una expansión significativa y redes mejor conectadas para apoyar el desarrollo, almacenamiento, distribución y transmisión de energía renovable. Abordar estos desafíos de infraestructura es crucial para que América Latina y el Caribe avancen en la transición energética. El potencial energético y de recursos humanos está presente, y buenas políticas junto con la colaboración regional pueden ayudar a desbloquear las inversiones necesarias para impulsar a América Latina a un nuevo nivel de transición energética que beneficie a las economías y a las personas”, concluyó Mariana de Pablo.

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