(El Economista) Este 2016, por primera vez desde 2003, España habrá importado más electricidad de la exportada. Según las estimaciones de Unesa, la patronal de las grandes eléctricas, el año cerrará con algo más de 6.000 GWh comprados, equivalentes al 2% de la demanda interna. Según los datos de REE, desde enero se han disparado las importaciones provenientes de Portugal y a partir del verano las de Francia.
El cambio fue destacado por Eduardo Montes, presidente de Unesa, durante la presentación a la prensa del Informe anual de la entidad. El ejecutivo achacó el cambio a varios factores, pero sobre todo a los impuestos a la generación, establecidos por la Ley 15/12, ya que incrementan el precio de la energía en el mercado nacional.
Estos tributos -uno grava con un 7% toda la generación y hay otros sobre hidroeléctricas, nucleares, hidrocarburos y carbón- recaudan más de 3.000 millones de euros anuales. Las empresas han recurrido a la Justicia y el Constitucional tiene entre sus tareas pendientes el pronunciarse sobre su legalidad, puesto que se superponen con otros impuestos, entre ellos el de Actividades Económicas.
El destino de lo recaudado con ellos es la tarifa eléctrica, pero terminan afectando al precio de la luz, porque las compañías los repercuten en sus ofertas al mercado. Montes reflexionó sobre la situación: «Han contribuido a acabar con el déficit de tarifa, pero no han sido favorables a la competitividad».
Malo para las térmicas
El hecho de que España esté importando más electricidad de la que exporta perjudica a la generación con carbón y gas, puesto que se reduce su cuota en el mix -el llamado hueco térmico-, que obtiene una vez ha casado en el mercado toda la generación renovable y nuclear, que oferta a precios más bajos.
Montes indicó que el hueco térmico este año será más pequeño que el pasado -las renovables están generando un 12,5% más- y que lo copará mayoritariamente el carbón.
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