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Coronavirus: Seis rostros del sector energético responden a seis preguntas sobre la crisis

Abr 13, 2020

Representantes de asociaciones gremiales y de la sociedad civil abordaron con ELECTRICIDAD los principales efectos de la pandemia en la industria local, así como los desafíos que se vienen a futuro.

El efecto de la actual crisis sanitaria en la industria energética, desencadenada por el coronavirus, así como la relevancia que ha adquirido la infraestructura eléctrica en el funcionamiento del país, junto a los desafíos futuros, entre los cuales está enfrentar la pobreza energética, son parte de los temas abordados con ELECTRICIDAD por parte de seis integrantes de Escenarios Energéticos, instancia que agrupa a asociaciones gremiales y de la sociedad civil, vinculados con el sector de la energía.

Los dirigentes coinciden en la importancia que tiene seguir avanzando en materia de descontaminación, descentralización y digitalización en la industria energética, como parte de la actual transición que se vive en el mundo y en Chile, lo cual también tendrá impacto a causa de la pandemia.

Diego Luna, director ejecutivo de Escenarios Energéticos y representante en Chile de Fundación Futuro Latinoamericano, señala que, desde la perspectiva de la revisión y actualización de la Política Energía 2050, «la crisis sanitaria el covid-19 plantea dos retos fundamentales: poner a las personas al centro de la política pública y en particular a los sectores más vulnerables, en términos de que se generen beneficios directos en una mejor tarifa para los consumidores, en mejor calidad del aire que se respira en las ciudades, mejores condiciones para calefacción de las viviendas y reducir, de manera real, las brechas de pobreza energética que existen en Chile.

«El segundo reto, tiene que ver con como la política energética incorpora mecanismos para responder a escenarios de emergencia, pues las crisis han llegado para quedarse. Primero fue el estallido social, ahora el covid-19 y de seguro vienen más crisis en el horizonte. Es por eso que la Política Energética debería trazar objetivos específicos, acciones, metas e indicadores, desde los cuales poder responder de manera oportuna y efectiva a esta nueva realidad», agrega.

Los integrantes de Escenarios Energéticos que dieron su visión sobre estos temas son: Carlos Finat, director ejecutivo de Acera A.G.; Carlos Cortés; director ejecutivo de la Asociación de Distribuidores de Gas Natural; Hernán Blanco, representante país de Fundación Avina; Sara Larraín, directora ejecutiva de Chile Sustentable; Annie Dufey, gerenta de Desarrollo de EBP, y Claudio Seebach, presidente ejecutivo de Generadoras de Chile.

Análisis

¿Qué análisis hacen respecto a la crisis sanitaria actual y su efecto en el consumo de energía?

Carlos Finat: El efecto de corto plazo directo ya se está viendo con la baja de algunos puntos porcentuales de la demanda. Sin embargo, hay otro efecto, de más largo plazo, del cual hay que preocuparse. Me refiero al desafío de cómo llevar al consumidor final a que se beneficie de los menores costos de las renovables y cómo darle una relativa estabilidad tarifaria que lo defienda de variaciones de la tasa de cambio.

Carlos Cortés: Uno de los principales desafíos para la industria del gas natural en el contexto de esta crisis sanitaria es mantener la continuidad del suministro de éste, tanto desde los terminales de Quintero y Mejillones, como desde Argentina, y al interior de nuestro país, resguardando la salud y seguridad de sus colaboradores y clientes.

Hernán Blanco: Adicional a lo mencionado aquí más arriba, es clave considerar que los paquetes de rescate que los gobiernos lancen para superar la crisis económica que desata la pandemia, busquen fomentar el consumo energético limpio y sustentable, y que no suceda como en experiencias previas (i.e.: crisis subprime 2008), que tras la crisis los paquetes de medidas condujeron a mayores consumos energéticos y por ende emisiones de GEI.

Sara Larraín: El confinamiento, teletrabajo y reducción del trasporte automotriz, de pasajeros y aéreo sin duda ha implicado menor demanda/consumo de energía eléctrica y de combustibles a nivel nacional. Pero al mismo tiempo ha generado una mayor conciencia sobre el uso de la energía al transitar, desde la frenética automatización de su rutina laboral, al contacto directo y dedicación a actividades domesticas que incluyen uso de electricidad y combustibles. Ciertos sectores han apreciado la notoria reducción de contaminacion atmosférica y se han preguntado si el fin de las limitaciones para controlar el Covid-19, significará volver a respirar aire sucio o si podemos empezar a cambiar el rumbo.

Annie Dufey: En lo inmediato, se observa una reducción en el consumo de energía, por ejemplo, en el transporte. El llamado a quedarse en casa y la baja en la actividad económica en general asociada al coronavirus, ha incidido en una baja, por ejemplo, en el transporte, simplemente no se ve tráfico. Sin desmerecer lo preocupante de esta situación, la baja en el transporte se ha acompañado de una mejora en la calidad del aire, habiendo estudios que indican una reducción importante para este año de muertes asociadas a la contaminación atmosférica. Asimismo, otros estudios asocian a la contaminación atmosférica, al material particulado, como vehículos que ayudan a propagar el coronavirus, lo cual surge como una gran preocupación para el invierno que se avecina en el centro y sur de Chile. Ello hace pensar de la importancia de impulsar fuerte y rápidamente las energías limpias como son la electromovilidad o la calefacción eléctrica, y, a un nivel más agregado, una matriz eléctrica 100% renovable.

Claudio Seebach:  La crisis de la pandemia refuerza la importancia de la electricidad y la seguridad de suministro en todos los ámbitos vinculados a responder adecuadamente a ella: funcionamiento de hospitales, cadenas de frío en los alimentos, trabajo y educación online, comunicaciones y acceso a la información. Así, la prioridad de las empresas generadoras en la crisis ha sido, en primer lugar, la seguridad de sus trabajadores y el bienestar de la comunidades donde operan, asegurando a la vez el suministro. Producto de las cuarentenas y restricciones por razones sanitarias, observamos una reducción del consumo de energía eléctrica a nivel industrial y comercial, con el riesgo de menor demanda asumido por las empresas generadoras. Asimismo, y ya en respuesta a la crisis social de 2019, las empresas generadoras están debiendo financiar una estabilización de las tarifas producto del alza del tipo de cambio, riesgo que se ve incrementado en la crisis de la pandemia. La respuesta a la crisis debe conjugar mantener seguro y operativo el suministro eléctrico, junto con asegurar la sostenibilidad económica del sector que está liderando la transición energética.

Este tipo de crisis, ¿Cómo deja el sector energético en cuanto a la importancia que tiene como servicio público?

Carlos Finat: La crisis sanitaria simplemente ha venido a reafirmar la dependencia que el buen funcionamiento de nuestra economía y nuestra sociedad tienen en el suministro de electricidad. De allí que pensamos que se debe hacer un esfuerzo especial en desarrollar fuentes de energía que permitan a las personas que así lo deseen autoabastecerse con energías renovables distribuidas, sector en el cual prácticamente no se ha avanzado nada desde la promulgación de la ley de generación domiciliaria.

Carlos Cortés: El sistema energético y su continuidad son críticos para toda la población, principalmente en lo que respecta a la entrega de servicios que brindan hospitales, centros de atención sanitaria, redes de comunicaciones, suministro de agua potable, provisión de alimentos y otras actividades necesarias para la vida diaria. Es por esto, que distintos actores de la industria de la energía están haciendo sus mayores esfuerzos para que el suministro de gas, el eléctrico, de combustibles líquidos y de la energía en general, no se vean afectados.

Hernán Blanco: Los sistemas energéticos deben ser concebidos como un bien público y estratégico, que proveen un servicio clave para las dinámicas de los sistemas socio-económicas en los países, en ese sentido la autoridad debe priorizar que los sistemas energéticos estén preparados para responder a situaciones de emergencia como la actual, promoviendo también sostenibilidad e independencia de dichos sistemas antes trastornos en el sistema energético global (i.e.: fluctuaciones precios hidrocarburos, enfrentamientos OPEP, etc.).

Sara Larraín: La emergencia sanitaria ha mostrado la centralidad de los servicios energeticos como un sector esencial para sostener las comunicaciones, la continuidad laboral y la cadena de produccion y abastecimiento de bienes críticos como alimentos. La emergencia mostro varios desafios para el sector tales como la pobreza energética de sectores que tienen carencias de suministro y dificultades para pagar el servicio; la necesidad de pensar en una matriz mas independiente de combustibles externos; la conveniencia de un desarrollo electrico mas distribuido e idealmente con mayores porcentajes de autogeneracion y consumo; y definitivamente mas limpias. Pues poblaciones sometidas a contaminacion atmosferica y en consecuencia con prevalencia de enfrermedades respiratorias, broncopulmonares cronicas o cardiovasculares son mas vulnerables al COVid 19.

Annie Dufey: Las medidas de aislamiento y cuarentena decretadas por la autoridad para reducir la tasa de contagio del Covid 19. Asimismo, ello requiere sostener el funcionamiento de actividades esenciales como son los hospitales y las necesidades de nuestras casas, las telecomunicaciones, etc, todo lo cual pone a los servicios energéticos, junto a otros servicios básicos, como elementos fundamentales para sobrellevar el funcionamiento de nuestra sociedad.

Claudio Seebach: La crisis deja de manifiesto que el sector eléctrico tiene un rol clave como servicio público. El sector eléctrico es el motor que permite movilizar prácticamente toda actividad existente en nuestra sociedad moderna, y está además impulsando el avance del mundo hacia la necesaria carbono neutralidad y la descontaminación local del aire. La electricidad, junto a las tecnologías de la información han permitido que la gran mayoría de las personas puedan seguir trabajando de manera remota, conectando con sus seres queridos y seguir recibiendo los bienes y servicios de manera cotidiana.

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Digitalización

¿Cómo cree que se ha comportado la digitalización en esta crisis y qué perspectiva a futuro post crisis ven para estos procesos?

Carlos Finat: La somera digitalización que ha ocurrido en Chile ha reportado grandes beneficios, especialmente en seguridad. Por ejemplo, permite la operación remota de las centrales generadoras y líneas de transmisión, la supervisión del estado de las unidades generadoras y la detección temprana de condiciones que podrían significar una falla mayor de no ser conocidas con anticipación. Por supuesto, tenemos un amplio espacio de mejoras por delante, como con la instalación de medidores inteligentes.

Carlos Cortés: En el ámbito de los terminales de GNL, el transporte y la distribución y, en general, en toda la industria de gas natural, se han potenciado en tiempo récord los canales digitales para mantener la comunicación con los clientes y los procesos internos para impactar al mínimo posible a los clientes.Creemos que está crisis marcará un antes y un después en lo que se refiere a la digitalización de los procesos y formas de trabajar.

Hernán Blanco: La digitalización de sistemas energéticos es clave para la gestión inteligente de éstos. En la medida que un sistema energético puede ser gestionado con mayor precisión mediante innovación digital, las respuestas específicas ante situaciones de crisis como la actual pueden ser diseñadas ‘a la medida’.

Sara Larraín: La información y coordinación via digitalización ha sido clave pues permitió mantener un sistema fluido y robusto en el ámbito eléctrico y de los combustibles a nivel micro y macro. Permitió mostrar un avance cualitativo en el desempeño del sector en relación a crisis pasadas, y transparencia. La institucionalidad del Coordinador también resulto de gran eficiencia.

Annie Dufey: La cuarentena y aislamiento decretadas a raíz del Coronavirus ha impulsado fuertemente el teletrabajo lo cual ha sido posible gracias a las tecnologías digitales. Ello no solo permite vigilar el funcionamiento de las operaciones eléctricas en forma remota, lo cual es crucial para la seguridad del sistema y la provisión de este servicio esencial, sino que también ha acelerado un cambio estructural importante. El teletrabajo, y también la mayor automatización asociada al Coronavirus no solo tendrán un fuerte impacto en el empleo, en la forma que trabajamos y en nuestra productividad en el mediano y largo plazo, sino también en el cómo nos relacionamos como sociedad en general. Sin duda habrá una antes y un después del Coronavirus y se deben diseñar las políticas adecuadas para poder transitar adecuadamente. 7

Claudio Seebach: La digitalización radical que ha producido la crisis del Covid19 ha sido una fuerza transformadora muy superior a lo que los líderes de las instituciones públicas o privadas creían posible, y se espera que lo que ahora repentinamente se comenzó a hacer en forma digital, y que antes “no se podía”, se sostenga en el tiempo. En el ámbito netamente de la gestión del sistema eléctrico, la digitalización permite operar en forma remota los sistemas protegiendo la salud de los trabajadores, u optimizando la generación y despacho de electricidad, reduciendo pérdidas y ayudando a hacer más eficiente su consumo. Esta crisis nos ha demostrado la importancia de seguir avanzando con las tecnologías de digitalización, para poder, por una parte, operar de manera remota más sistemas, pero también para poder ayudar a que las personas gestionen sus consumos y se tenga retroalimentación inmediata de ellos para las empresas, haciendo más eficiente el sistema actual de toma de lectura, facturación y luego revisión de los consumos en la boleta.

¿Cómo se puede ver fortalecida la lucha contra la pobreza energética frente a esta crisis?

Carlos Finat: La oferta de las ERNC en cuanto a energía de bajo costo, estable y sostenible, debe abrirse especialmente hacia las personas y familias del sector más vulnerable de nuestro país. Por ejemplo, la estabilización de tarifas puede apoyarse con generación domiciliaria financiada en pesos, con el fin de aislar el efecto de tasa de cambio, que tanto impacto ha tenido en los últimos meses en la tarifa eléctrica.

Carlos Cortés: El gran desafío en una situación de crisis como ésta es impedir un crecimiento de la pobreza energética en el país, manteniendo el acceso de los servicios y, por lo mismo, garantizar la continuidad del suministro energético es fundamental y en ese sentido, las distintas empresas del sector han adoptado medidas para hacer frente a esta crisis tendientes a resguardar la continuidad del suministro de gas natural.

Además, estamos próximos a un nuevo período invernal, donde los efectos del COVID-19 se podrían sumar a otras enfermedades respiratorias y donde la contaminación causada por el extendido uso de la leña en la zona centro sur del país podría agravar las condiciones de salud de la población más vulnerable.

El último reporte de calidad de aire urbano dado a conocer a comienzos de mayo por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que analizó los datos de más de 4.300 ciudades de 108 países, reveló que nueve ciudades chilenas figuran entre las 15 más contaminadas de América, considerando las emisiones de material particulado fino, el más riesgoso para la salud de la población. Todas ellas superan con creces los niveles de concentración anual de particulado fino recomendados por la OMS (10 mg/m3).

La llegada del GN a algunas de esas ciudades, podrías contribuir a mejorar las condiciones ambientales de las mismas, con todos los beneficios objetivos que ello implica para la salud y calidad de vida de las personas.

Hernán Blanco: El proceso constituyente pronto a decidirse en el país debiese sacar lecciones de la actual crisis covid-19 en lo que respecta a suministro energético, y en base a ello elaborar en la formalización del derecho ciudadano a tener acceso a un suministro energético limpio, sustentable y de calidad.

Sara Larraín: La pobreza energética debe ser resuelta mediante políticas sociales, de desarrollo energético y desarrollo regional. Por un lado debe incluir la definición de un nivel de necesidad y confort energético básico según región; que incluyen afinar los programas de energización, de vivienda social, de conservación de alimentos, de producción artesanal y de subsistencia ; regularización del marcado de la leña como combustible dentro del desarrollo rural e independiente de este; revisión de las estructuras tarifarias de electricidad, gas y petroleo. Es un camino largo porque tiene la complejidad de una política de desarrollo; y tiene diferencias para el sector urbano y para el sector rural. Seria un error creer que todo se resuelve si electrificamos todo.

Annie Dufey: La baja en el consumo energético, por ejemplo del trasporte, se ha acompañado de una mejora en la calidad del aire, habiendo estudios de universidades chilenas que indican una reducción para este año, solo en Santiago, en cerca de 1,000 las muertes asociadas a la contaminación atmosférica para este invierno. Al mismo tiempo, los impactos sobre la salud debido a la contaminación intradomiciliaria es una de las grandes consecuencias asociadas a la pobreza energética. Si además se considera que hay estudios que asocian a la contaminación atmosférica, al material particulado, como vector que ayuda a propagar el coronavirus, el apoyo a los hogares de la zona central y sur del país a recambiar sus sistemas de calefacción a tecnologías limpias, surge como una medida de política pública esencial a reforzar en forma urgente, ya que no sólo mitigará la propagación del coronavirus y reducirá las muertes por contaminación, sino que aliviará la vulnerabilidad energética y reducirá la presión sobre los hospitales para atender enfermos.

Claudio Seebach: La pobreza energética dice relación con tres factores: el acceso a la energía, la equidad en relación a la calidad de los diversos energéticos consumidos en los hogares como leña, parafina o la propia electricidad; y al gasto en energía y su relación con los ingresos del hogar. Esta crisis pone de manifiesto la importancia de contar con energéticos de calidad tanto por la contaminación intradomiciliaria como por los efectos sobre la contaminación de las ciudades. En Chile se estima que la mala calidad del aire, principalmente de Santiago y las ciudades del sur producto de la combustión de diésel en el transporte y leña húmeda en calefacción, genera más de 3.500 muertes prematuras al año. La pandemia pone en evidencia la urgencia de reducir esa contaminación de las ciudades, y es una oportunidad para Chile de relevar la importancia de la eficiencia energética en las viviendas como primera medida de equidad energética, y acelerar el reemplazo de la leña húmeda por sistemas de calefacción seguros y eficientes, así como también de acelerar el reemplazo del transporte, en especial público y de logística, por electricidad.

¿Cómo ve el proceso de electrificación de la matriz energética, a partir de esta crisis?

Carlos Finat: No veo efectos especiales de la crisis en la electrificación. El cambio climático, como consecuencia de los GEI emitidos por los combustibles fósiles, sigue avanzando y nada ha cambiado en cuanto a la exigencia de llegar a economías con cero emisiones netas

Carlos Cortés: Creemos que existen temas mucho más prioritarios en la agenda de Energía, como por ejemplo avanzar en la agenda de descarbonización, la salida y el reemplazo de las centrales a carbón en el sector eléctrico, disminuir el consumo de diésel en el sector transporte y reemplazarlo por alternativas más sustentables y hacer frente al desafío que nos impone desplazar a la leña en la matriz residencial, entre otros.

Hernán Blanco: Seguramente el ratio anual de penetración de electrificación se verá afectado, producto de la paralización de actividades durante la crisis, pero la tendencia de electrificación debiese continuar una vez superada la crisis por la pandemia.

Sara Larraín: No he visto ningún cambio, salvo el retraso en la aplicación del alza en las cuentas de la luz para la gente y las quejas de las empresas generadoras que por la reducción de la demanda, y por tanto de sus operaciones y ganancias.

Annie Dufey: Más que efectos veo como un imperativo de impulsar urgentemente las tecnologías limpias como es la electromovilidad, calefacción limpia en tandem con una matriz eléctrica 100% renovable como clave para avanzar hacia una menor propagación del virus, reducir las muertes por contaminación atmosférica y también las emisiones de gases de efecto invernadero.

Claudio Seebach: La actual crisis ha dejado en evidencia la baja en las emisiones de contaminantes locales y cómo éstas han disminuido producto de la baja en la movilidad de las personas para llegar a sus trabajos por la cuarentena. Son precisamente estos contaminantes los que agudizan sustancialmente las enfermedades respiratorias que saturan el sistema de salud y causan muertes prematuras en invierno, como fue mencionado anteriormente, y el transporte urbano, los que más aportana generar emisiones que producen estos episodios. Acelerar la electrificación del transporte es una medida clave para poder reducir emisiones de estos contaminantes y de los gases de efecto invernadero de impacto global que están produciendo el cambio climático. Adicionalmente, la electrificación de usos residenciales y comerciales, como los sistemas de calefacción que utilizan leña y que también agudizan los problemas respiratorios y la contaminación intradomiciliaria como ha sido mencionado, son una gran alternativa para poder reducir muchas de las enfermedades que se producen en la población a raíz de un uso de leña húmeda e ineficiente. La leña representa alrededor del 13% del consumo de energía del país y un 27% de la energía consumida en las edificaciones del país (BNE, 2018), por ende podemos buscar sistemas más limpios y eficientes para reemplazar ese consumo de leña a través de calefacción eléctrica por ejemplo, ayudando a reducir la contaminación intradomiciliaria.

¿Qué retos plantea lo que estamos viviendo desde el punto de vista del uso de la energía?

Carlos Finat: La actual crisis ha aumentado las exigencias por energía eléctrica de bajo costo, segura, inclusiva y sustentable.

Carlos Cortés: En el contexto de la actual contingencia las empresas de gas natural han implementado una serie de modificaciones en los procesos diarios para mantener la continuidad del suministro energético, con un máximo de eficiencia, salvaguardando la salud de los colaboradores, los clientes y la comunidad en general.

Hernán Blanco: Se han escuchado/visto estos días sinnúmero de paralelos y semejanzas entre la actual crisis sanitaria covid-19 y la crisis climática: ambas tienen un enemigo invisible, requieren coordinación y cooperación inter-gubernamental, mirada intergeneracional, acción decidida de los gobiernos con base científica y requieren de manera fundamental cambios en los hábitos cotidianos de los individuos. En ese sentido, al analizar la crisis climática y su origen nos damos cuenta que el consumo energético desde la revolución industrial ha venido en constante aumento. Dicho patrón en hábitos de consumo energético de crecimiento constante es insostenible si realmente queremos limitar el aumento de la temperatura media del planeta en los 1,5 – 2 ºC acordados en París el 2015. Más cuando, si bien la penetración de energías renovables ha venido en aumento, su participación en el balance energético global es marginal, comparado con el 80% aproximado que hoy en día siguen representando las fuentes de energéticas de origen fósil. La pregunta no debe ser solo ‘¿de dónde sacar energía limpia y sustentable?’, sino también ‘¿para qué utilizar la menor disponibilidad energética que tendremos si realmente queremos evitar el colapso climático?’

Sara Larraín: Desde mi perspectiva como ONG trabajando en politicas de interes publico, creo que la crisis nos ofrece tremendas oportunidades de reducir la intensidad energetica, planificar las acciones anuales con mas coordinacion, menos viajes y mayor sobriedad energetica. Y definitivamente mantener el aire limpio para lo cual debieramos ahora planificar una reactivacion economica con energia mas limpia, para lo cual tenemos que poner los objetivos de la salud y la estabilidad climatica por sobre la actual neutralidad tecnologica en el sector electrico.

Annie Dufey: Los retos son diversos. Sin duda avanzar hacia un uso de la energía inteligente, esto es un uso eficiente de energía limpia en forma asequible el es desafío. Para los hogares, implica ser racionales y solo consumir lo que es esencial. Desde la industria, sostener el aprovisionamiento en forma segura para distintos clientes y por ejemplo, el anuncio de no cobro de sobreconsumo de invierno ciertamente es una muestra de solidaridad hacia los hogares. Desde el punto de vista de la calefacción, el apoyo a los hogares de la zona central y sur del país a recambiar sus sistemas de calefacción a tecnologías limpias, surge como una desafío de política pública esencial a reforzar en forma urgente, ya que no sólo mitigará la propagación del coronavirus y reducirá las muertes por contaminación y los gases de efecto invernadero, sino que aliviará la vulnerabilidad energética y reducirá la presión sobre los hospitales para atender enfermos. A nivel del transporte el impulso a la electromovilidad y a un nivel más agregado de una matriz eléctrica 100% renovable, son esenciales.

Claudio Seebach: Asegurar en primer lugar el suministro de electricidad para los procesos críticos de respuesta a la pandemia, manteniendo la confiabilidad del sistema y seguir abasteciendo así de manera segura a los habitantes. Hacia adelante, implica velar que la crisis no detenga la transformación de nuestra matriz energética hacia un uso y consumo sustentable y responsable, como la generación de electricidad renovable, el plan de retiro del carbón, y la electrificación de los usos de la energía en transporte, hogares e industria.

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