(Diario Financiero) Ha pasado poco más de un mes desde que Fitch cambió la perspectiva de la clasificación soberana de Chile de “estable a negativa”, acción que el jueves concretó otra entidad: Standard & Poor´s (S&P).
Las razones son las mismas: el riesgo de que el prolongado bajo crecimiento se traduzca en un déficit fiscal mayor a lo proyectado, conduciendo a aumentos más fuertes de la deuda pública y debilitando el perfil financiero soberano. “Esto también puede erosionar la posición externa del país”, advirtió S&P en un comunicado.
La entidad señaló que las perspectivas negativas reflejan que la probabilidad de una rebaja este año o el próximo es al menos una de tres (33%).
De las tres entidades que ponen nota a la deuda del Estado, solo Moody’s mantiene una perspectiva estable para la clasificación soberana de Chile. La última revisión la realizaron en julio pasado y -por ahora- declinaron referirse al tema.
Pese al cambio en las perspectivas, la analista de S&P, Delfina Cavanagh, destacó que la clasificación del país se afirmó en AA-, “lo que refleja que las fortalezas de Chile siguen estando ahí”, la institucionalidad, niveles de deuda que siguen siendo bajos a pesar de que han ido creciendo en el último tiempo, un déficit fiscal bajo y una regla fiscal que se ha mantenido en los últimos años a pesar de los cambios en el gobierno, “y que creemos que se va a seguir manteniendo”.
Los riesgos
El lado negativo que ve S&P es que el riesgo de que el crecimiento esté por debajo de las proyecciones de la entidad, son más altas, algo que ya ocurrió en 2016 cuando el precio del cobre llevó a varias firmas a cortar su producción, lo que sumado a una apagada confianza empresarial pesaba sobre la inversión y restringía el crecimiento económico.
Para este año, la firma proyecta que la economía chilena aumentará ligeramente a 2,2% (desde 1,8% en 2016) gracias al consumo y el fortalecimiento del cobre a raíz de la recuperación de los precios del cobre. Pero advierte que el crecimiento “podría seguir siendo bajo”ante una demanda externa débil y una confianza empresarial mediocre que limitaría la inversión del sector privado.
De hecho, la entidad espera que recién en 2019 el PIB crezca 3%, al igual que la inversión, mientras que la deuda pública llegaría 26,5% del Producto ese año. El año pasado habría cerrado en 22,3% (ver tabla). “A pesar de que la deuda neta sigue siendo moderada en comparación con otros soberanos que calificamos de manera similar, ha aumentado constantemente en los últimos años a partir de casi cero en 2012”, sostiene la entidad.
Cavanagh señala que Chile continuará accediendo a financiamiento a tasas razonables, y el informe añade que el pago de intereses consumiría menos del 5% de los ingresos públicos en los próximos tres años.
Asimismo, S&P emitió otro comunicado para informar que las clasificaciones y perspectivas de las estatales Codelco, Metro de Santiago y Enap no se verán afectadas tras el cambio del outlook soberano. En el caso de Fitch, las perspectivas de las empresas del Estado se rebajaron.
Escenarios futuros
S&P señaló que para que se concrete una rebaja en la clasificación se deben dar las siguientes condiciones: si, contrario a sus expectativas, el gobierno falla en contener el déficit fiscal, generando un incremento anual más alto en la deuda pública que la que proyecta para los tres años siguientes (ver tabla). A eso se suma el portencial negativo de shocks externos o un tropiezo fiscal y también de pasos “inesperados” que debiliten el compromiso con la regla fiscal y la política monetaria.
En la vereda opuesta, las perspectivas se podrían cambiar a “estables” si, en línea con el escenario base de S&P, el gobierno puede seguir su plan gradual de consolidación fiscal mejorando la confianza empresarial para estimular la inversión y acelerar el crecimiento económico, “escenario que ayudaría a estabilizar las finanzas públicas de Chile y reduciría el reciente aumento en el ritmo de la deuda”.