(El Mercurio) El temor de que el apetito de China por materias primas, desde cobre hasta carbón, esté disminuyendo luego de décadas de un crecimiento vertiginoso ha hundido los precios. No obstante, debido a su escala en estos mercados, el país asiático se mantendrá como un factor clave en el largo plazo, aunque sea a un ritmo más lento.
China compra hoy cerca de un octavo del petróleo del mundo, un cuarto del oro, casi un tercio del algodón y hasta la mitad de los principales metales básicos. Su poder de compra ha convertido al país en parte integral del comercio global de commodities , con influencia sobre los precios e incluso las horas que trabajan los operadores.
Los precios de los commodities han caído pronunciadamente en los últimos días, extendiendo el reciente declive, ante preocupaciones de que un menor crecimiento económico de China debilite la demanda que impulsó los mercados durante más de una década. El consumo voraz de China en medio de una expansión anual de dos dígitos también produjo un superávit de nuevos suministros, desde fertilizantes hasta oro.
A comienzos de esta semana, el petróleo de referencia en Estados Unidos cayó a mínimos de seis años. Metales industriales como el cobre y el aluminio han perdido cerca de 20% de su valor este año, así como el mineral de hierro.
Muchos analistas dicen que el mercado está equivocado: la demanda china de commodities no está cayendo. «Si observa las importaciones chinas de materias primas durante los últimos meses, han sido en realidad bastante sólidas», dice Tom Pugh, economista de commodities de Capital Economics. «Lo que pasa es que la gente pensó que China seguiría creciendo a un ritmo de 10% al año, infinitamente, y ahora se está dando cuenta de que eso no va a pasar».
El crecimiento del Producto Interno Bruto de China se está desacelerando y los economistas en general dudan de que el país asiático haya logrado el ritmo anual de expansión de 7% reflejado en sus cifras oficiales del segundo trimestre. Algunos incluso creen que la tasa de crecimiento fue la mitad de eso. La caída impacta en una fuente clave de la demanda esperada.
El consumo de un grande
La Administración de Información de Energía de EE.UU. cree que, a pesar del menor crecimiento del consumo de crudo por parte de China, el país aún representará más de un cuarto del aumento de la demanda global de petróleo este año. China consume hoy 46% del cobre del mundo, después de registrar 7,5% de crecimiento compuesto de la demanda cada año desde 2010 hasta 2014. Deutsche Bank AG estima ahora que este ritmo caerá a 3% al año hasta 2020. El incremento en su consumo anual de aluminio se desacelerará de entre 8% y 10% registrado en los últimos años a entre 5% y 6% en los próximos 10 a 15 años, señaló el banco.
Empresas dedicadas a la minería, refinación y perforación sobreestimaron el crecimiento de la demanda global, en particular de China, y se embarcaron en una ola de expansión que ha aportado capacidad adicional al mercado.
A medida que China se transforma de una economía basada en la manufactura y las exportaciones a una que depende más del consumo, los analistas tratan de descifrar qué materias primas se beneficiarán y cuáles sufrirán. Los llamados commodities suaves, como el café y el cacao, estarían entre los probables ganadores gracias a un alza de la riqueza promedio de los chinos y el paso subsecuente hacia bienes de consumo de mejor calidad.
La influencia de China sobre los precios de las materias primas también se reflejará en sus exportaciones. La disminución de la demanda del país de algunos metales y la depreciación de su moneda alentarán más exportaciones de commodities de un país que usualmente los importa. Durante los primeros siete meses del año, las exportaciones de aluminio chino crecieron 28%, a 2,87 millones de toneladas, mientras que las ventas de acero ascendieron 27%, a 62,13 millones de toneladas, según cifras de Citi Research.
En los últimos años, China ha configurado la forma en que las materias primas se compran y se venden, un dominio tradicional de centros financieros como Londres y Nueva York.
A fines de julio, el precio del oro cayó marcadamente, a un mínimo de cinco años, minutos después de la apertura de los mercados asiáticos. Eso ocurrió luego de que casi cinco toneladas de oro, por un valor de unos US$ 200 millones, fueron vendidas en la Shanghai Gold Exchange, según ANZ Bank. Participantes del mercado lo consideraron un ejemplo de la forma en que China ha alejado los mercados de commodities de Asia de la costumbre de seguir los patrones de negociación en EE.UU. y Europa.
La actividad en las bolsas chinas ha dado un salto. La negociación de materias primas como el acero, el zinc y el aluminio impulsó el año pasado los volúmenes en la Bolsa de Futuros de Shanghai en 31% frente a los niveles de 2013, según Futures Industry Magazine, una revista del sector. Los volúmenes de oro en la Shanghai Gold Exchange crecieron 44% anual en julio frente al mismo mes del año pasado, a 316 toneladas, indica la corredora de metales preciosos Anthem Vault.
Su estilo en el corretaje
China también está imponiendo su estilo en el corretaje de commodities en los centros que tradicionalmente han dominado el negocio. En junio, Bank of China Ltd., uno de los cuatro grandes bancos bajo control estatal, pasó a formar parte del programa que fija la cotización del oro a diario, conocido como «Gold Fix», y en el cual un grupo de bancos establece el precio de la Asociación del Mercado de Lingotes de Londres, un valor de referencia para la industria.
En 2012, la Bolsa de Metales de Londres fue adquirida por Hong Kong Exchanges & Clearing Ltd., la firma que opera la Bolsa de Hong Kong y que le ganó la partida a la estadounidense Intercontinental Exchange Inc.
Bancos y fondos a lo largo de Europa reconocen la mayor actividad en China y por ello han puesto personal que se dedica a monitorear esos mercados en la noche. En Londres, los inversionistas también prestan mayor atención a las negociaciones entre las 2 y las 6 de la tarde, cuando los corredores en China se conectan a la Bolsa de Metales de Londres. «Los volúmenes son 20 veces mayores que los que se ven en el resto del día», dice Vivienne Lloyd, analista de metales de Macquarie Group.