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First Solar busca crecer mientras se agota mercado de plantas de energía en el desierto

(La Tercera  / Bloomberg) El mayor fabricante de paneles solares de los Estados Unidos se dispone a instrumentar una estrategia para crecer en momentos en que declinan las ventas de sus proyectos de energía en gran escala en los desiertos del sudoeste del país.

First Solar Inc. obtiene alrededor del 65% de sus ingresos de la venta de granjas solares gigantes a compañías de servicios, un mercado que se desacelera luego de que los mejores clientes compraran toda la energía limpia que necesitaban. La firma fabricante está al margen del auge actual de equipamiento solar para techos, que crece desde que SolarCity Corp., que cuenta con el respaldo del multimillonario Elon Musk, contribuyera a popularizar una forma de financiar las instalaciones en viviendas.

El desplazamiento de grandes proyectos solares a pequeños emprendimientos lleva a los analistas a temer que First Solar se rezague mientras la industria se recupera de una caída de dos años que llevó a la quiebra de decenas de competidores. El máximo responsable ejecutivo, Jim Hughes, busca incrementar las ventas en el exterior y compró el año pasado una compañía que incursionará en el mercado de equipamiento para viviendas en Japón.

“Observamos que First Solar está muy mal posicionada y carece de exposición a la demanda en rápido crecimiento de equipamiento para techos de viviendas”, escribió en una nota Brian Lee, un analista de Goldman Sachs Group Inc. “En los Estados Unidos, estimamos que en los próximos varios años habrá un enorme crecimiento del mercado para viviendas, que superará los proyectos a gran escala de compañías de servicios”.

Hughes hablará este miércoles con analistas e inversionistas en Nueva York. Las acciones de First Solar se han duplicado en el último año, un desempeño que está por debajo de las acciones de SolarCity, que se han multiplicado por más de cuatro.

Las compañías de servicios han comprado proyectos solares porque deben hacerlo, no porque sea lo más económico. Veintinueve estados tienen normas sobre cartera renovable que exigen que tengan determinado porcentaje de energía de fuentes limpias.

Muchas empresas de servicios ya superan las exigencias estatales de energía limpia. Es el caso de California, el mayor mercado solar de los Estados Unidos y fuente de alrededor del 55% de las ventas de proyectos de First Solar desde mediados de 2012. Las tres mayores compañías de servicios del estado ya están cerca de haber comprado el 20% de su energía de fuentes renovables y han identificado proyectos para cumplir sus objetivos a 2020 de un 33%, según un informe del mes pasado del organismo regulador de electricidad de California.

Las compañías de servicios de Arizona, el segundo mayor mercado, y de Nuevo México también han cumplido con las exigencias actuales. Texas, el octavo mercado, tiene 10.000 megavatios de granjas eólicas en operaciones, casi el doble del objetivo del estado en cuanto a energía renovable para 2015, lo que deja poco margen para ventas solares adicionales.

Las petroleras quieren precios más altos para financiar sus megaproyectos

(El Mercurio) Detrás de la bravuconería que a veces caracteriza a los jefes de las grandes empresas de energía que se reúnen en Houston para su conferencia anual en Estados Unidos, hay un sentimiento palpable de temor. La causa es el alza en los costos de sus proyectos insignia de gas y petróleo.

«Todos enfrentamos nuevas realidades y presiones», aseveró John Watson, presidente de Chevron Corp., en un hotel de esta ciudad repleto de ejecutivos internacionales. «Los costos de la mano de obra y el capital se han duplicado en el transcurso de la última década».

Para cubrir el creciente costo de extraer combustibles fósiles, la industria necesita que los precios del crudo superen los tres dígitos, advirtió Watson.

«El barril de US$ 100 es el nuevo barril de US$ 20», manifestó, una declaración que da que pensar si se toma en cuenta que los precios del petróleo no han rondado los US$ 20 el barril desde 2002.

Los nuevos proyectos

La preocupación sobre el drástico aumento de los costos es uno de los temas que ha dominado la conferencia IHS CERAWeek, desplazando la idea de que el planeta se estaba quedando sin crudo y gas natural, prominente en encuentros anteriores.

Los ejecutivos «son optimistas acerca del recurso y les preocupan los costos», indicó William Maloney, subdirector ejecutivo a cargo de la producción en América del Norte de la petrolera estatal noruega Statoil ASA.

La industria energética piensa en grande y se precia de asumir grandes desafíos. Las empresas del sector, por ejemplo, han buscado petróleo en el océano a más de 3.000 metros de profundidad y se aprestan a establecer una planta industrial para enfriar el gas natural en un país que carece de una infraestructura importante.

En discursos y conversaciones, los ejecutivos sacan a colación proyectos cuyos costos ascienden a los US$ 40.000 millones sin inmutarse. Para tener una idea de la magnitud de las cifras, US$ 40.000 millones equivalen al Producto Interno Bruto de Kenia, y el monto es más de lo que el presidente estadounidense, Barack Obama, ha solicitado para el nuevo presupuesto del Departamento de Seguridad Nacional.

El proyecto Shah Deniz, de BP PLC, en el Mar Caspio, pretende explotar un yacimiento de gas natural del tamaño de la isla de Manhattan. Después de excavar y extraer las moléculas de gas, la energética británica las despachará a lo largo más de 3.000 kilómetros y siete países con destino a Europa. La iniciativa tiene un costo estimado del orden de los US$ 45.000 millones, dice Al Cook, subdirector a cargo del proyecto.

El impacto de la competencia

Estos megaproyectos tampoco son el dominio exclusivo de los gigantes petroleros como ExxonMobil Corp. y BP. En 2000, solamente siete empresas abordaron iniciativas con un costo de US$ 5.000 millones o más, según una presentación de Luc Messier, director de desarrollo de proyectos y adquisiciones de ConocoPhillips. El número ahora llega a 35, incluyendo a numerosas compañías estatales con los bolsillos llenos.

Esto significa que una mayor cantidad de empresas compiten por los mismos contratistas, ingenieros y equipos, lo que provoca extensas demoras y un incremento significativo de los costos. Rob Franklin, director de comercialización de gas y electricidad de ExxonMobil, señaló en la conferencia que en los últimos años el costo de los grandes proyectos gasíferos se ha cuadruplicado.

Aunque los megaproyectos son los que más angustia producen, todos reconocen que los de menor escala, especialmente ligados al auge de los hidrocarburos de esquisto en EE.UU., han tenido un impacto significativo. Excavar y realizar un proceso conocido como fracturación hidráulica de un yacimiento en Pensilvania o Dakota del Norte cuesta, a lo sumo, unos US$ 10 millones.

Tim Probert, asesor del presidente ejecutivo de la empresa de servicios petroleros Halliburton Co., señaló que la industria ha logrado reducir los costos de excavación y de la fracturación hidráulica en los yacimientos de esquisto. La próxima tarea es concentrarse en «una ofensiva para hacer mejores yacimientos», aseveró, que produzcan más petróleo y gas.

La inversión en EE.UU.

Todos quieren «emular el éxito de Estados Unidos en esquistos», dijo Sam Laidlaw, presidente ejecutivo de Centrica PLC, una compañía energética británica. La creciente producción de petróleo y gas ha impulsado la economía y ahora también está atrayendo las inversiones petroquímicas hacia la costa del Golfo de México., donde las materias primas son abundantes y baratas.

«Estados Unidos vuelve a ser el lugar donde hay que estar», manifestó Joe Kaeser, director y presidente ejecutivo del conglomerado industrial alemán Siemens AG.

No obstante, la industria global sigue tratando de hallar una forma de realizar sus megaproyectos sin tener que gastar mega millones en el intento en un momento en que los precios de la energía parecen haber alcanzado un techo.

«La creciente demanda de la industria por bienes y servicios en todo el mundo provocó una escalada significativa de los costos», dijo Watson, de Chevron. «De manera que los costos alcanzaron los precios de la energía».

EE.UU. creció 2,4% en el cuarto trimestre de 2013

EE.UU. creció 2,4% en el cuarto trimestre de 2013

(La Tercera) La economía de Estados Unidos creció un 2,4% en el cuarto trimestre del año pasado, menos que lo estimado inicialmente, lo que sumado a señales recientes de debilidad podría poner presión sobre la Reserva Federal para que reconsidere el ritmo de reducción del estímulo monetario. No obstante, indicadores difundidos ayer parecen reafirmar la tesis de que la economía está reactivándose y dejando atrás el impacto de un invierno más duro que lo habitual.

La estimación inicial del Departamento de Comercio era de una expansión de 3,2% en el último trimestre de 2013 y los economistas anticipaban una revisión a 2,4%. La baja se explica por un incremento menor que el esperado en el gasto del consumidor, de 2,6%. Al mismo tiempo, esa fue la lectura más alta en el año y se registró aún cuando Estados Unidos experimentó un cierre del gobierno de 16 días y coqueteó con el default.

El dato del producto interno bruto (PIB) llegó tras una serie de indicadores decepcionantes para el primer trimestre, desde una débil creación de empleo hasta ventas minoristas y producción industrial alicaídas.

Efecto clima

En su testimonio ante el Senado el jueves, la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, explicó que aún no era posible determinar hasta qué punto esos indicadores eran una señal de advertencia de una desaceleración o sólo el reflejo del impacto de un clima excepcionalmente frío, aunque favoreció esta última explicación.

La tesis de que los datos reflejan el impacto del clima se vio reforzada ayer con la entrega de datos sobre confianza del consumidor, actividad manufacturera regional y ventas de viviendas que mostraron mejoría.

“El primer trimestre partió muy débil y mucho de eso es clima”, dijo a Bloomberg John Silvia, economista de Wells Fargo Securities, y añadió, “2014 será un año mucho mejor que 2013”.

Bancos verdes: una opción que crece en el mundo para las Ernc

Bancos verdes: una opción que crece en el mundo para las Ernc

(Pulso) A comienzos de febrero se desarrolló en Estados Unidos la primera Academia de Bancos Verdes. Un encuentro de dos días que se propuso no sólo contar la experiencia y resultados del primer banco verde en ese país, creado en Connecticut en 2011, sino buscar la manera de sumar a otros estados en la generación de entidades financieras que con recursos públicos, generen programas que estimulen a privados a cambiarse a energías limpias a nivel residencial o de empresas.

El encuentro hizo evidente que la tendencia ya se instaló y tendrá un crecimiento acelerado en los próximos años. De hecho, en 2014 parte el Green Bank de Nueva York, que parte con mil millones de dólares para financiar este tipo de iniciativas. Vermont y Hawai también ya implementaron los suyos y ahora quieren sumarse California, Illinois, Kentucky, Maryland, Massachusetts, Minnesota, New Hampshire y Washington.

De acuerdo al sitio www.greenbankacademy.com, los funcionarios de finanzas de todo EEUU pudieron aprender y discutir sobre el establecimiento y la coordinación de los «bancos  verdes en cada estado y salieron de la academia con soluciones necesarias para construir estos bancos en sus estados con los principios comunes para la coordinación y normalización».

Un banco verde según la definición de la academia es una organización prestamista sin fines de lucro patrocinada por el Estado, para proporcionar apoyo de largo plazo con financiamiento de bajo costo. Su propósito es aumentar la inversión pública y privada en energía limpia, mientras que ofrece a los consumidores soluciones más baratas.

La Clean Energy Finance and Investment Authority (CFIA) fue la primera entidad de este tipo y es del estado de Connecticut. Este banco tiene, por ejemplo, un programa para que los sistemas de generación solar fotovoltaica sean «más  accesibles que nunca para los residentes de Connecticut», dice la web del banco. Y agrega: «usted puede hacer una inversión inteligente y ahorrar dinero en su cuenta de la luz, y agregar una probada y confiable tecnología no contaminante en su casa».

Otros proyectos que esta institución financia son de carácter más industrial, como biodigestores anaeróbicos (para granjas) o bien, transformaciones a energías limpias de compañías de mediano tamaño.

La idea es que este modelo se extienda para impulsar la inversión privada y ayudar a estandarizar las prácticas de financiamiento de energía limpia y reducir el precio de esta energía para los consumidores.

Los préstamos finalmente se proponen avanzar en «los objetivos nacionales para lograr una mayor independencia energética, detener el cambio climático, reducir los costos de la entrega de energía limpia a los consumidores y estimular la creación de empleo», explica el representante demócrata de Maryland, Chris Van Hollen al sitio www.greenbiz.com.

El mismo sitio da cuenta de que el presidente Barack Obama apoya la generación de un banco verde nacional, pero no ha conseguido ese objetivo.

En eso el Reino Unido lleva la delantera, con un banco verde que comenzó a funcionar el año 2012. El UK Green Investment Bank (GIB) surgió en 2012 como una empresa pública y llegó a estar completamente operativa en octubre de 2012.

En su web el GIB se define como «un banco único. Es el primero de su tipo en el mundo, con un 3,8 millones de libras en fondos del gobierno del Reino Unido para invertir en proyectos sostenibles. Es diferente de otros bancos ya que se centra exclusivamente en los sectores que no son fáciles de invertir. El GIB no acepta depósitos, ni ofrece préstamos en el momento».

El rol de este banco es ser un catalizador y atraer capital privado hacia sectores prioritarios y su objetivo es acelerar el proceso para que esos sectores lleguen a ser «mainstream» y dejen de necesitar este tipo de ayuda.

La misión fundamental del GIB es «acelerar la transición del Reino Unido a una economía verde y crear una institución sólida que opere de manera completamente independiente del gobierno».

Volviendo al caso de Estados Unidos, Mark Muro, uno de los anfitriones de la Academia, comentó que «existen grandes brechas financieras en casi todos los mercados de energía limpia. De hecho todo el desarrollo de la implementación del modelo está basado en la última década en subvenciones que están bajo amenaza generalizada de ataque y que han sido ya severamente reducidas».

«La idea es traer realmente un nuevo enfoque a la energía que no hace hincapié en tratar de elegir un ganador, sino que da al mercado, a  la familia promedio y al negocio promedio, la posibilidad de elegir desde sus propias necesidades y luego tratar de aprovechar las presiones competitivas del mercado para reducir los costos de energía», declaró al sitio E&E, Daniel Esty, comisionado del Departamento de Energía y Protección Ambiental de Connecticut, que ayudó a desarrollar el banco verde de ese estado.

El año pasado, el banco verde de Connecticut financió 1.160 proyectos y atrajo a más de US$ 180 millones en capital privado, lo que significa 26,7 megavatios de nueva energía limpia.

¿Qué viene en el futuro? Reed Hundt, CEO de Coalition for Green Capital, publicó un E-book que ofrece recomendaciones de políticas que ayudarán a Estados Unidos a dejar atrás las fuentes sucias, duramente reguladas, para acercarse a una plataforma de generación limpia. Su libro «Zero Hour» sugiere apoyar los bancos verdes estatales y recomienda la creación de un banco verde internacional dirigido por China y Estados Unidos, para proveer capital de bajo costo para energía limpia al mundo en desarrollo.

General Electric invertirá US$10.000 millones más en energías limpias a 2020

General Electric invertirá US$10.000 millones más en energías limpias a 2020

(Emol) General Electric (GE) anunció este lunes su intención de invertir otros US$10.000 millones en investigar y desarrollar tecnologías limpias de aquí al año 2020, con lo que ya ha comprometido US$25.000 millones con ese fin.

La inversión anunciada forma parte de la iniciativa «Ecomagination», surgida hace nueve años como parte del compromiso de la empresa de investigar y desarrollar soluciones innovadoras frente a retos medioambientales como el calentamiento global.

Desde entonces, ese compromiso se ha traducido en una reducción del 34 % de sus emisiones de gases de efecto invernadero y un descenso del 47 % en el uso de agua en las operaciones de GE, según indicó hoy en un comunicado.

«Ecomagination es una de nuestras iniciativas más exitosas (…) que ha generado sólidos beneficios a nuestros accionistas y mejorado los costos y reducido las emisiones a nuestros clientes», destacó el presidente y consejero delegado de GE, Jeff Immelt.

Con la nueva inversión la empresa estadounidense espera avanzar en el desarrollo de tecnologías alternativas que reemplacen al agua en el controvertido proceso conocido como fracturación (fracking) hidráulica.

La fracturación hidráulica es una de tres técnicas usadas para resquebrajar el suelo y la roca en busca de combustibles fósiles, junto a la fracturación neumática y la asistida por explosión, proceso que ha recibido amplias críticas de las organizaciones medioambientales.

GE también se propone incrementar la producción de sus turbinas eólicas para reducir el costo de la generación de energía eólica, así como innovar y avanzar en soluciones que permitan mejorar la eficiencia de las plantas energéticas.

Las acciones de General Electric subían un 1,3% en la Bolsa de Nueva York (NYSE), donde se han depreciado un 9,88% desde que comenzó el año, aunque se han revalorizado un 8,55% en los últimos doce meses.