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10 preguntas para entender los pasos que podría adoptar Abengoa para enfrentar sus deudas

10 preguntas para entender los pasos que podría adoptar Abengoa para enfrentar sus deudas

(Pulso) Un día clave. El consejo de administración de Abengoa se reúne este lunes para analizar el plan de viabilidad elaborado por Alvarez & Marsal y Lazard. La compañía debe presentárselo a sus acreedores, entidades financieras y bonistas, y a KPMG, que deberá realizar un informe conjunto con el mapa de deuda del grupo sevillano que ha realizado en las últimas semanas.

1. ¿Qué está en juego? La empresa tiene hasta el 25 de marzo para evitar el concurso de acreedores. Abengoa solicitó el preconcurso en noviembre después de que Gonvarri echara marcha atrás en su intención de entrar en el capital de la compañía. El brazo inversor de Gestamp había condicionado su entrada en Abengoa a que la banca diera una liquidez de unos US$1.626 millones al grupo sevillano.

2. ¿Quiénes son los principales actores? Las negociaciones tras la entrada en preconcurso de Abengoa se realizan a tres bandas. Primero, la compañía, que contrató los servicios de Alvarez & Marsal y Lazard. Segundo, la banca acreedora, liderada por el conocido como G7 (Santander, CaixaBank, Bankia, Popular, Sabadell, HSBC y Credit Agricole), junto con KPMG, firma elegida para impulsar el proceso de reestructuración de la deuda de la compañía. Y tercero, los bonistas, agrupados alrededor de Houlighan Lockey (que coordina a un 40% del pasivo en manos de los bonistas) y Brown Rudnick y Talbot Hughes McKillop.

3. ¿Desinversiones a medio plazo? Venta de activos no estratégicos y apuesta por los negocios de ingeniería. La intención de la empresa no es tanto la venta de filiales como la venta de proyectos concretos que no puedan autofinanciarse. Abengoa plantea hacer caja con US$1.626 millones en activos, entre los que destacan los biocarburantes, que no aparecerán en ningún caso en su plan de negocio.

4. ¿Debe hacer caja de forma inmediata? El grupo espera obtener entre 100 y 150 millones de euros (entre US$108,4 millones y US$162,6 millones) de forma inmediata antes de finales de marzo, fruto de desinversiones inmobiliarias –ha puesto a la venta su sede histórica en la avenida de Buharia (Sevilla) y ha vendido ya sus oficinas en la calle Martínez Campos de Madrid–, además de ventas de suelo destinado inicialmente a la construcción de plantas de generación y de una parte de una instalación de energía solar en Ghana.

5. ¿Cuánto quiere reducir la deuda? De los 9.000 millones de euros (US$9.756 millones) que tiene la empresa de deuda corporativa prevé reducirla hasta unos 3.000 millones de euros (US$3.252 millones), aplicar una quita de la deuda, de entre el 60% y el 80%, y capitalizar otra parte, laminando la presencia de los actuales accionistas y dando entrada a la banca y a los bonistas en el capital. La empresa aboga porque los acreedores acepten una importante quita, mientras que la banca prefiere capitalizar la mayor parte del pasivo.

6. ¿La banca se opone a las quitas? La banca quiere que no haya ningún tipo de quita, al menos de entrada. Y es que una porción de la deuda se transformará en créditos convertibles en capital por el 100% de su nominal. El propósito de una parte de los bancos agrupados en el G7 es hacer caja, después con esa deuda capitalizable. El truco está en que el valor de mercado de esos instrumentos será muy inferior al nominal. “El descuento oscilará entre el 60% y el 70%”, explican fuentes financieras. Será entonces cuando las entidades asuman la quita.

7. ¿Qué necesidades de liquidez tiene Abengoa? La empresa precisa de créditos por 200 millones de euros (US$216,8 millones) hasta marzo. Los bonistas han tomado el testigo a los bancos y ofrecen esa liquidez a cambio de un interés del 15% anual y del 10% a vencimeinto y que las entidades financieras compartan con ellos parte de sus garantías en Atlántica, conocida hasta hace unas semanas como Abengoa Yield.

8. ¿Quienes son los bonistas que quieren ayudar a la compañía? Houlihan Lokey ha agrupado a dueños por alrededor del 40% del pasivo cotizado –unos 1.500 millones de euros (US$1626 millones)–, esencialmente gestoras y otros grandes inversores con posiciones de más 100 millones de euros (US$108,4 millones), como BlackRock, AIG, Invesco, D.E. Shaw, Varde y Centerbridge. Una parte de esos bonistas, a cambio de participar en el capital de la firma, están dispuestos a inyectarle US$108,4 millones de forma inmediata para que pueda hacer frente a sus necesidades más acuciantes.

9. ¿Qué voluntad tienen estos inversores? Los bonos cotizados suman alrededor de 3.800 millones de euros, equivalente a US$4.119 millones –frente a los 5.100 de los bancos, es decir, US$5.528–, pero los inversores originales de esa deuda han ido vendiendo los títulos y han ido dando paso a fondos oportunistas. La cotización media de la deuda del grupo ronda el 15% del nominal, por lo que una quita del 60% no solo no supondría minusvalías para los inversores, sino que les reportaría unos fuertes beneficios. Por cada 15 euros invertidos, ganarían 25, es decir que por cada US$16,26 invertidos, ganarían US$27,1. Las plusvalías serían de nada menos que del 166%.

10.¿Y los bancos qué quieren? En cambio, los bancos, sufrirían de lleno la quita, puesto que ellos pusieron el 100% del dinero, lo que explica la discrepancia de criterios entre los bonistas y los acreedores financieros. De entrada, el Banco de España les ha obligado a provisionar el 25% de los créditos corporativos contra los beneficios del año pasado. Además, se muestran proclives a vender el 41,5% de Atlantica Yield (antes Abengoa Yield), valorado en unos 600 millones de euros, equivalente a US$650,4 millones.

[Abengoa pone a la venta parte de su negocio de biocarburantes]

10 preguntas para entender los pasos que podría adoptar Abengoa para enfrentar sus deudas

Abengoa: los bonistas relevan a la banca e inyectarán 100 millones de euros

(Cincodías.com) Los acreedores de Abengoa se turnarán, si todo sale bien, en la ayuda financiera que el grupo de ingeniería necesita para seguir a flote. Santander, CaixaBank, Bankia, Popular, Sabadell, HSBC y Crédit Agricole –el denominado G7– y el Instituto de Crédito Oficial (ICO) pusieron a finales de diciembre 106 millones para que la compañía que preside José Domínguez Abascal pudiera pagar las nóminas y las extras de la recta final del año.

Pero ahora las entidades financieras quieren que corra el turno y apuntan con el dedo a los bonistas –la deuda cotizada de Abengoa ronda los 3.800 millones de euros– con el objetivo de que también pongan de su parte. Señalan, además, a otros acreedores como eventuales prestatarios de la empresa para futuras inyecciones de liquidez.

Los siete bancos que lideran las negociaciones asumen en conjunto un pasivo –sumando todos los tipos de deuda– con la firma de unos 4.500 millones. Pero hay otras entidades con exposiciones muy relevantes de entre 200 y 450 millones. Son Bankinter, el sudafricano Nedbank, el francés Natixis, Citi, el japonés Sumitomo Mitsui, el brasileño BTG Pascual y la entidad con sede en Dubai (Emiratos Árabes) Mashreq.

Houlihan Lokey ha agrupado a dueños por alrededor del 40% del pasivo cotizado –unos 1.500 millones de euros–, esencialmente gestoras y otros grandes inversores con posiciones de más 100 millones de euros, como BlackRock, AIG, Invesco, D.E. Shaw, Varde y Centerbridge. La buena noticia es que una parte de esos bonistas está dispuesto a inyectar alrededor de 100 millones de liquidez para que Abengoa pueda afrontar sus pagos más acuciantes. Después es posible que los dueños de esta deuda, que confían en la viabilidad de la firma, hagan más desembolsos. Las conversaciones están avanzadas y se espera que la aportación se cierre entre finales de esta semana e inicios de la próxima. Uno de los eventuales obstáculos, que previsiblemente se salvará en esta ocasión, es la participación de Abengoa en Atlantica Yield (hasta el 7 de enero, Abengoa Yield).

Los bonistas son partidarios de que la matriz conserve el 41,5% que controla en la filial. El porcentaje está valorado en unos 640 millones de euros, pero ahora mismo el 39,5% está hipotecado en diversos préstamos con la banca (25,5%) y con el fondo británico The Children’s Investment, que tiene en prenda el 14%. El plan de viabilidad estará listo, salvo sorpresa de última hora, el lunes 25 de enero, día en que Abengoa lo llevará a su consejo de administración.

La hoja de ruta para conseguir la supervivencia de la multinacional andaluza –con más de 24.000 empleados en todo el mundo, de los que más de 5.000 están en España– pasa por quitas en la deuda no sostenible y de una capitalización de créditos.

Los bonistas aliados en torno a Houlihan Lokey no son los únicos que están organizándose. Los que tienen inversiones por menos de 100 millones están asesorados por Brown Rudnick y Talbot Hughes McKillop. Fuentes cercanas a este grupo de bonistas aseguran que no descartan unirse a los de Houlihan, pero advierten que sus intereses tienen que ser defendidos.

[Abengoa revela riesgos de US$11.597 millones adicionales a sus créditos]

¿Menor atractivo? Chile es el único mercado de la región con desinversión neta en el último mes

¿Menor atractivo? Chile es el único mercado de la región con desinversión neta en el último mes

(Pulso) En un escenario 2015 que no ha sido el mejor para mercados emergentes y menos para Latinoamérica, los analistas han coincidido en que Chile destaca dentro de la región. De hecho, en las perspectivas para 2016 el consenso sugiere preferir al país respecto de sus pares regionales. Incluso, en su último reporte respecto de las posiciones en la región Santander señala que debido a sus valorizaciones mantiene a Chile en sobreponderar, mientras que a Argentina lo rebajó a subponderar por el alza que ya registró, misma recomendación que aplicó para Brasil, pero que en ese caso se debe al escenario político del país.

Sin embargo, los inversionistas extranjeros están tomando un camino distinto, dando cuenta de que Chile parece haber perdido el atractivo para ceder terreno ante mercados como Argentina o incluso Brasil.

Desde el día 5 de ese mes, el ETF que sigue al mercado chileno ha registrado una desinversión neta de US$39,41 millones, cifra muy lejana a la inversión neta que han visto los ETF de Argentina y Brasil, que alcanzan los US$8,46 millones y US$94,77 millones en el mismo período, respectivamente.

En ese lapso, el instrumento que replica al MSCI Chile es, de hecho, el único de la región que registra una salida de flujos.

Si sólo se observa lo ocurrido durante diciembre, el escenario no es distinto: la inversión en Brasil supera los US$90 millones, en Argentina alcanza los US$3,6 millones y en Chile se ve una desinversión por US$6,3 millones. Eso sí, al considerar lo ocurrido durante todo 2015 el instrumento que sigue a Chile acumula salidas por US$87,3 millones, mientras que Brasil lo supera ampliamente con retiros por US$1.351 millones.

Argentina, en cambio, muestra un escenario particular, ya que de no ser por lo ocurrido desde comienzos del mes pasado su año terminaría en números rojos, ya que hasta ese entonces acumulaba retiros por US$3,44 millones. Pero logró revertir la caída sumando una entrada de flujos por US$5,1 millones. Cabe considerar que para fines de octubre tras la primera vuelta electoral, el mercado comenzó a ver como un escenario factible la llegada del actual presidente, Mauricio Macri, a la Casa Rosada, lo que implicaba un cambio hacia políticas pro mercado.

En Brasil, el mercado comienza a ver cada vez más cercana la opción de un impeachment contra la Presidenta Dilma Rousseff, sensación que se incrementó luego de que el presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, anunciara el incio del proceso de impugnación contra la mandataria.

En tanto, el ETF al que más han ingresado flujos es Colombia con US$22 millones.

Destrucción de cuotas

Según destaca Bice Inversiones en su informe correspondiente a la semana del 7 de diciembre, “el ETF de Chile observó una destrucción de un 3,3% de cuotas, mientras que Latam, como región, no registró variaciones”.

Añadió que el indicador que sigue a nuestro país es el único que ha visto una destrucción de posiciones en el último mes, equivalentes al 17,4% de los activos bajo administración (AUM).

A su vez, según el reporte de flujos en la región elaborado por Santander la semana pasada, las inversiones “en acciones de Latam se han mantenido planas con ingresos por US$30 millones (0,04% de AUM) (…) Las principales inversiones se han registrado en los ETF de México y Brasil frente a la desinversión en los ETF de Chile”.

Para Jorge Díaz, director iShares ETF business en BlackRock, este fenómeno se debe a un proceso de cambio en la mentalidad de los inversionistas extranjeros respecto de la región. “Los mercados emergentes, en general, han estado muy golpeados. Brasil, por ejemplo, desde hace al menos 18 meses estaba muy mal en términos de flujos y Argentina prácticamente no existía; entonces, los inversionistas se habían retirado de todos los países y ahora están comenzando a volver a Latam de manera más country picking, en vez de regional como antes siempre se invertía ahora están más específicos”, indica.

En este sentido, destaca que es un cambio de tendencia positivo, porque dejan de ver a Latinoamérica como una región a la hora de asignar sus activos. “Están buscando excepciones que permitan salir de la regla de malas cifras y Argentina y Brasil están abriendo oportunidades en esa línea”, añade.

¿Chile Barato?

Uno de los factores que plantean los analistas locales para señalar que Chile está atractivo es que tras la caída que ha registrado el IPSA (-8,26% en pesos), el indicador se encontraría barato. En este sentido, Andrés Galarce, de EuroAmerica, detalla que “Chile sigue siendo el preferido de Latinoamérica, las valorizaciones nos parecen atractivas y pese a que hay ciertos temas internos, la Bolsa sigue siendo más atractiva respecto de sus competidores”.

Pese a que Díaz comparte el hecho de que el IPSA estaría en niveles muy bajos, sostiene que los fundamentales del país no permiten hablar de que el país esté barato, ya que éstos son poco optimistas y concluye que hay que considerar que “los emergentes llevan 18 meses muy baratos”.

¿Es tiempo de comprar commodities?

(Pulso) Este año ha venido marcado por las noticias provenientes de China. Sólo mirando titulares, muchos podrían pensar que los retornos de este mercado serían totalmente negativos, pero no. De hecho, el mercado chino medido por el índice de Shanghai va 10% arriba.

¿Le sorprende? ¿Quiénes entonces han perdido en este año? Pues bien, los commodities.

El precio del petróleo ha caído casi un 10%, el platino un 20% y el café cerca de 30%. El índice compuesto de Bloomberg está en torno a su nivel más bajo en 13 años. ¿Significa entonces que ya hay oportunidad de comprar activos con incrementos potenciales más interesantes que las acciones? Para contestar esta pregunta revisemos los tres factores principales que están incidiendo.

El primero, la desaceleración mundial. En su último informe, el Fondo Monetario Internacional redujo sus proyecciones de crecimiento para el mundo, lo cual se lee como menor demanda. Y aunque destaca que la caída del precio del petróleo podría significar un impulso a algunas economías, éste se vería opacado por los negativos efectos en la inversión del sector energético.

El segundo, la expectativa de aumento de tasa por parte de la Reserva Federal (Fed). Aunque muchos ven que la inflación en Estados Unidos es insuficiente para un retiro de estímulos, lo cierto es que la Fed estaría recién normalizando la tasa desde los niveles extremadamente bajos. Sin embargo, el efecto sobre los commodities no viene de la tasa en sí misma, sino de su consecuencia: la fortaleza del dólar.

Por último, para el caso particular del petróleo, la expectativa de mayor exceso de oferta desde que se comenzó a discutir el retiro de sanciones a Irán, junto con la decisión de los productores del crudo no reducir su producción, mantiene los precios del crudo bastante presionados a la baja.

Ninguna de estas variables va a desaparecer en el corto plazo. Ante este escenario, parecen más atractivas las compañías que producen commodities que los commodities mismos, ya que muchas tienen precios que parecen incorporar un peor escenario que su subyacente. Por ejemplo, en el índice de Energía del S&P500 hay caídas de valorizaciones medidas por su valor libro de 40%.

Para nosotros en Blackrock, quizás bajo este escenario es muy riesgoso comprar compañías productoras. Sin embargo, al menos vale la pena no dejar de monitorearlas, ya que el mercado es muy dinámico e incorpora las malas noticias muy rápido, pero las buenas también.

Por Claudia Morales. La autora es vicepresidente de BlackRock.

El exceso de crudo pone freno a la producción

El exceso de crudo pone freno a la producción

(El Mercurio) Estados Unidos y la Organización de Países Exportadores de Petróleo han inundado el mundo de crudo y han hecho colapsar los precios. No obstante, la abundancia ha eclipsado la menguante producción en zonas que los expertos consideran vitales para el crecimiento del suministro a largo plazo, desde Colombia a Noruega y el norte de China.

El derrumbe de los precios hace que las energéticas aplacen o cancelen proyectos en esas regiones. En todo el mundo, apenas seis grandes proyectos petroleros recibieron el visto bueno en 2014 frente a un promedio de más de 20 al año desde 2002 a 2013, según Deutsche Bank.

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) indicó el viernes que el crecimiento de la oferta de los países que no pertenecen a la OPEP «se frenará» en 2016 y que la producción caerá en México, Rusia, Europa y otras partes. El lunes, la OPEP rebajó las proyecciones de producción del cartel para 2015 en unos 100 mil barriles diarios, para llegar a un recorte de 2,2 millones de barriles diarios respecto de los envíos de sus 12 países miembros el mes pasado.

Las petroleras necesitan hoy reemplazar entre 5% y 8% de la producción de crudo cada año para compensar la menor extracción de pozos viejos, estiman analistas. Eso equivale a al menos cinco millones de barriles de producción diaria. El descenso de la extracción en áreas que no han estado en el centro de la atención en los últimos meses podría hacer disparar los precios en los próximos años, lo que perjudicaría a los consumidores y socavaría el crecimiento económico, una vez que el mercado distribuya el actual exceso, dicen inversionistas y ejecutivos.

«Cuando empiezas a recortar los presupuestos de exploración y dejas de desarrollar la próxima frontera (…) se han sembrado las semillas para el próximo mercado alcista», dice Virendra Chauhan, analista de la consultora Energy Assets, en Londres.

La producción global creció 5,5%, o 4,9 millones de barriles al día, desde 2011 a 2014, según la AIE. La mayor parte de ese aumento provino de los yacimientos de esquisto de EE.UU. En gran parte del resto del mundo, la producción bajó o se mantuvo estable, pese a que en el período los precios promedio fueron de cerca de US$ 100 por barril. Las estadísticas sobre el suministro incluyen crudo, líquidos de gas natural y biocombustibles como el etanol.

Con las cotizaciones del petróleo por debajo de US$ 60, el panorama para proyectos de gran escala y la exploración de nuevos yacimientos es sombrío, en especial fuera de EE.UU. y Medio Oriente. Las empresas han recortado US$ 130 mil millones en exploración y perforación alrededor del mundo en 2015, según la consultora Wood Mackenzie.

Royal Dutch Shell PLC, Chevron Corp. y otras grandes petroleras han pospuesto o suspendido proyectos en Nigeria, Noruega y el Ártico canadiense. Petróleo Brasileiro SA, o Petrobras, redujo en junio su meta de producción nacional para 2020 en 33%, a 2,8 millones de barriles diarios, y la estatal colombiana Ecopetrol SA rebajó su objetivo para ese mismo año de 1,3 millones de barriles equivalentes de petróleo al día a 870 mil. «Los ciclos de inversión fuera de EE.UU. son mucho más largos. Cuando empieza a haber recortes inicialmente es muy difícil revertir esas decisiones rápidamente», dice Poppy Allonby, gestora de portafolio de BlackRock Inc., que supervisa US$ 4,8 billones en activos. «Está claro que los precios son demasiado bajos para alentar una inversión significativa».

La AIE proyectó que la producción de los países que no integran la OPEP, sin contar EE.UU., baje en 300 mil barriles diarios el próximo año. El mercado global probablemente seguirá con un exceso de suministro en 2016 debido a la robusta producción de la OPEP, agregó el organismo. El cartel está produciendo más que su meta de 30 millones de barriles al día.

Otros analistas dicen que la demanda podría ponerse al día con la oferta antes. «Si vas de país en país, no es difícil recortar 2,5 millones de barriles (al día) de producción» en los próximos 12 a 15 meses, dice Steven Kopits, presidente de la consultora Princeton Energy Advisors.

Los inversionistas no quieren verse sorprendidos nuevamente, después de que muchos no previeron la caída de casi 50% en los precios el año pasado. Los futuros de petróleo en EE.UU. han repuntado desde sus mínimos de seis años en marzo, pero la recuperación perdió fuerza la semana pasada debido a preocupaciones sobre el continuo crecimiento del suministro en EE.UU. y la OPEP.

La dirección que tome el mercado en los próximos cinco años podría depender del 47% de la oferta global que proviene de fuera de EE.UU. y la OPEP. Sin embargo, no es sencillo obtener cifras de producción precisas de algunos de esos países, lo que aumenta la incertidumbre. «Simplemente no sé cómo ganar confianza» de todos los datos de oferta y demanda, dice John Dowd, gestor del Fidelity Select Energy Portfolio, que administra US$ 2.200 millones en activos. «Todo esto está extraordinariamente sujeto a revisión o es extraordinariamente volátil».

Un gran interrogante es la perspectiva a largo plazo de la producción de crudo de esquisto de EE.UU. No todos observadores consideran que sean necesarias grandes inversiones en las arenas bituminosas canadienses o la perforación en el Ártico. En un informe en mayo, Goldman Sachs Group Inc. rebajó su pronóstico de los precios del crudo Brent a US$ 55 el barril en 2020 y agregó que el incremento de la producción de EE.UU. y la OPEP sería suficiente para satisfacer la demanda en los próximos cinco años, y posiblemente en los próximos 10 años si la productividad mejora.