El proyecto Parque Eólico Faro del Sur -propuesto por HIF y Enel Green Power- consiste en la construcción y operación de una granja eólica en la comuna de Punta Arenas, con una potencia nominal de 325 MW.
La planta estará conformada por 65 aerogeneradores de tres aspas, los cuales se distribuirán en una superficie predial total de 3.791 hectáreas aproximadamente. La unidad, además, se integra al primer gran proyecto en evaluación ambiental destinado a la producción de hidrógeno verde en la región de Magallanes, mediante un proceso de electrólisis alimentado con energía eólica.
A pesar de tratarse de una central de energía renovable, el proyecto ha despertado la fuerte oposición de organizaciones de la sociedad civil en la zona. En efecto, tras la realización de un análisis técnico del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de la iniciativa, efectuado por un grupo de más de 10 especialistas de distintas disciplinas como geógrafos, biólogos, ornitólogos y abogados, se concluyó que el documento carece de información necesaria para su evaluación, presentando –según los expertos– significativos vacíos y serias falencias imposibles de subsanar a lo largo del procedimiento de evaluación ambiental.
En ese contexto, la Asociación de Investigadores del Museo de Historia Natural de Río Seco solicitó al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de la región de Magallanes el retiro anticipado del proyecto del proceso de evaluación ambiental al que se encuentra sometido.
Ivo Tejeda, Director Ejecutivo de la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile (ROC), señaló que “a nivel global uno de los principales impactos de la energía eólica en biodiversidad ocurre en la fauna voladora y este EIA no cumple con un estándar mínimo para poder continuar su evaluación ambiental. Entre otros aspectos falta información sobre la justificación del lugar donde se emplazará el proyecto, que permita descartar adecuadamente impactos sobre avifauna. Además, las metodologías utilizadas en la línea de base para describir rutas de vuelo son deficientes y no permiten dar cuenta de forma adecuada del tránsito aéreo en el área de influencia”.
Otro de los especialistas que analizó el EIA, el Dr. Heraldo Norambuena, Investigador del Centro Bahía Lomas, mencionó que “el EIA muestra serias falencias en términos de línea de base y esto implica que no existe información mínima para evaluar impactos del proyecto sobre avifauna. Se requiere presentar una línea de base con metodologías adecuadas para describir las rutas de vuelo, lo cual implica realizar nuevos monitoreos y presentar un nuevo EIA”.
Por su parte el abogado de FIMA, Felipe Pino, señaló que “si como país se pretende desarrollar una industria de hidrógeno verde, esta debe hacerse con estándares rigurosos que permitan la protección ambiental y la participación ciudadana. En ese sentido, este caso puede ser ejemplar. El Estudio de Impacto Ambiental de Faro del Sur adolece de información relevante y esencial para su correcta evaluación”.
Durante los últimos meses, diversas organizaciones y especialistas de Magallanes, ONGs nacionales e internacionales han venido alertando sobre los riesgos socioambientales del hidrógeno verde en Magallanes.