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Los biocombustibles son una alternativa sustentable si se manejan bien

Ago 17, 2015

El más empleado es la biomasa vegetal, pero también se buscan alternativas en los lodos de las plantas de tratamiento e incluso en las algas.

(El Mercurio) Según el último balance energético nacional, 29% de la energía primaria en Chile proviene de la biomasa vegetal. «Eso significa que es más importante que el carbón y que el gas natural, pero está subvalorada», asegura Alex Berg, quien es director ejecutivo de la dirección de desarrollo tecnológico de la Universidad de Concepción.

Casi 57% de esa biomasa vegetal es leña, mientras que el resto corresponde a calderas industriales y plantas de cogeneración, que producen tanto energía eléctrica como térmica.

Esta biomasa es sustentable en la medida que se mantenga, es decir, que se corte la misma cantidad de árboles que vuelve a crecer, dice. «Si corto más de lo que crece no es sustentable». Afortunadamente, una buena parte de esa biomasa proviene del bosque nativo y corresponde a madera certificada por Conaf, asegura.

Al respecto dice que es falso que la leña sea un contaminante, aunque es la fuente original de las emisiones que han aumentado la contaminación a niveles de emergencia en ciudades como Temuco. «La leña es un combustible súper noble, no tiene metales, alógenos, cloruro, azufre ni nitrógeno, es súper limpia»

El problema está, según el investigador, en que la utilizamos mal. Las estufas que tenemos no son del estándar que debieran y controlar una estufa a nivel domiciliario es difícil. En cambio las calderas industriales sí se pueden monitorear y su nivel de contaminación es mínimo.

La clave está en que el CO {-2} que se produce por esta combustión es absorbido por los árboles que están creciendo, entonces no se produce una emisión neta de dióxido de carbono. «En cambio, si quemo carbón, gas natural o petróleo, eso no lo absorbe nadie y para que se vuelva a formar petróleo o gas necesito por lo menos un millón de años», explica.

El aprovechamiento de la biomasa vegetal también ha ayudado a darle un mejor aprovechamiento a los desechos de la industria forestal. Hasta hace unos 25 años, cuando se instalaron las primeras plantas de cogeneración a partir de biomasa vegetal, había enormes rumas de aserrín y corteza que se acumulaban. «Hoy eso no existe, quien tiene una gran cantidad de residuos los quema y produce energía eléctrica y térmica, y es un excelente negocio».

Existen ya unas 20 plantas, y producen al menos 6% de la energía que ingresa al sistema interconectado central. Además son mucho más eficientes que las de generación eléctrica en base carbón, gas natural o diésel.

«Actualmente, con la biomasa se genera vapor, y este impulsa una turbina que genera energía eléctrica, pero en las centrales más pequeñas tal sistema no es viable económicamente, porque la eficiencia baja mucho.

Por eso se están evaluando alternativas como producir gas a partir de la biomasa y alimentar con él los motores que generan la energía eléctrica. Pero el desafío es cómo limpiar tales gases, ya que junto con ellos se producen alquitranes que deben destruirse. A nivel mundial ya hay plantas de este tipo funcionando y pensamos que en Chile son una buena alternativa.

En todo caso, a largo plazo la biomasa vegetal será demasiado valiosa como para quemarla. «Debiera tener un uso más noble que servir de combustible», sostiene.

Otras alternativas

Más allá de la biomasa vegetal también se están evaluando otras tecnologías. Es así como en la Universidad de Santiago el grupo liderado por César Huillinir, investigador del Departamento de Ingeniería Química, trabaja con lodos residuales de las plantas de tratamiento. El grupo desarrolló un modelo matemático para el proceso de biosecado de estos materiales. Una vez secos, pueden ser quemados en las calderas. Esto podría beneficiar a empresas como las papeleras, que deben trasladar sus desechos a rellenos sanitarios.

Las microalgas también han surgido como alternativa energética, en este caso para generar biodiésel. La Universidad Católica junto con un consorcio empresarial ya las está cultivando en una planta piloto en Mejillones. Pero no se esperan resultados a corto plazo.

[Biomasa de cultivos energéticos busca su espacio]

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