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Las energías verdes: el alto costo que pagaría el país

Ago 6, 2014

Los expertos Cristián Muñoz y Alexander Galetovic analizaron la experiencia internacional frente a las ERNC. "Son un lujo que los alemanes pueden pagar por ser ricos. Sumarse a la moda de las ERNC es más bien una extravagancia que seguramente nos costará caro a cambio de poco o nada", afirman.

(Pulso) Chile ha apuntado a potenciar las Energías Renovables No Convencionales (ERNC), donde entran tecnologías como la solar, eólica y la biomasa, entre otras. Pero, ¿cuál será el real efecto para el país?

En un análisis elaborado por los investigadores Alexander Galetovic y Cristián Muñoz, la respuesta es tajante: “Las ERNC seguramente son un lujo que los alemanes pueden pagar por ser ricos. En cambio Chile es un país en vías de desarrollo con industria intensiva en energía. Sumarse a la moda de las ERNC es más bien una extravagancia que seguramente nos costará caro a cambio de poco o nada”. Seguramente, añaden, más temprano que tarde Chile también tendrá su Wende de la Energiewende, en castellano, Alemania reconsidera su transición a las energías renovables.

Los expertos, en un documento publicado en su página hacen un completo análisis del mercado de las ERNC en Alemania. “El sueño alemán de sustituir la energía nuclear y los combustibles fósiles por ERNC pareciera estar llegando a su fin. El gobierno alemán introdujo la mayor reforma de los últimos 24 años, reduciendo sustancialmente los subsidios a las energías renovables y la capacidad máxima de fuentes intermitentes que se puede incorporar al sistema”, explican, precisando que el alto costo de las ERNC finalmente ha sido reconocido como insostenible.

Por eso, en marzo de este año la administración Merkel envío un proyecto de ley al Bundestag que reforma la Erneuerbare Energien Gesetz o Ley de Energías Renovables (EEG).

Otros países de Europa también están experimentando problemas similares a los alemanes. La Agencia Internacional de la Energía reporta que los altos costos de la ERNC se repiten prácticamente en toda Europa. Salvo muy pocas excepciones, los costos monómicos de estas energías son muy superiores a las termoeléctricas (carbón y gas).

Galetovic y Muñoz plantean que “Chile ha seguido la moda de las ERNC” imponiendo cuotas de producción (las sucesivas leyes 10/24 y 20/25) y las ha eximido del pago de la transmisión. A lo anterior se le podrían sumar nuevos subsidios: obligación del resto de los generadores de comprar la energía generada por ERNCs a precios estabilizados en licitaciones exclusivas, traspasándoles el riesgo de comercialización creado por el suministro intermitente; y bloques especiales en las licitaciones de las distribuidoras.

¿Deberíamos esperar mejores resultados que los alemanes? Los expertos citan varios estudios chilenos, algunos positivos, pero la mayoría pusieron en duda la viabilidad de las ERNC pues se sostienen en costos de inversión irrealmente bajos y decrecientes por supuestas mejoras tecnológicas, factores de planta irrealmente altos, disponibilidad abundante y rápida de ERNC e ignoran las consecuencias de la intermitencia sobre el sistema de transmisión y la operación del resto de las centrales.

Se cita un estudio de Olmedo y Clerc, que al evaluar la meta del 20% de ERNC al 2025, advierten que cualquier esfuerzo por aumentar la penetración de las ERNC en el sistema conllevará un aumento de los costos totales de suministro y los precios a consumidores finales.

“El que una política de ERNC sea costosa no debería sorprender. Con la excepción de la energía hidroeléctrica, Chile no tiene mayor ventaja en el acceso a las tecnologías renovables y los factores de planta (factor que mide la utilización de la potencia instalada) no serán distintos a los valores promedio del mundo”, afirman Galetovic y Muñoz.

Añaden que los resultados de la política de ERNC chilena serán similares a los de la Energiewende alemana: alto costo de la electricidad; fuertes inversiones en la red de transmisión para acomodar las violentas fluctuaciones de la disponibilidad de ERNC; crecientes problemas operacionales en los sistemas interconectados ocasionados por la intermitencia de la generación eólica y solar fotovoltaica, lo que obliga a instalar respaldos, aumentar los márgenes de reserva operacional, y a sobreexigir a las centrales termoeléctricas para que acomoden frecuentes y bruscos cambios de carga; y, por supuesto, dependencia de la energía fósil en su forma más cara, el diésel.

La cartera de proyectos de energías renovables en el país está creciendo a gran velocidad. No obstante, apenas están en construcción centrales que agregarán 758 MW al sistema, principalmente por la complejidad de conseguir financiamiento.

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