(El Mercurio) Con una expansión de 5,3% en el segundo trimestre, respecto a igual período de 2017, la economía chilena creció al ritmo más alto desde el tercer trimestre de 2012, superando las expectativas del mercado. La mayor sorpresa provino de la inversión.
De acuerdo al informe de cuentas nacionales del Banco Central, la inversión -medida como formación bruta de capital fijo- creció un 7,1% en doce meses, completando tres trimestres consecutivos de recuperación.
Con esto se ratifica que en 2018 la inversión volverá a crecer por primera vez desde 2013. «Estamos dejando atrás un ciclo de cuatro años consecutivos de caída en la inversión», resaltó el ministro de Hacienda, Felipe Larraín.
En opinión de analistas, estos resultados debieran servir para cimentar la confianza en el futuro, la cual en los últimos meses presentó un retroceso.
Al respecto, el economista y socio de Forecast Ángel Cabrera piensa que ha habido una dosis de exageración en torno a los índices de expectativas, porque si bien las mediciones de Icare y de la UDD mostraron caídas en julio y junio, respectivamente, los niveles de ambos indicadores siguen siendo de los más altos desde mediados de 2013 y muy por sobre los registrados en todo el gobierno anterior. De hecho, «las cifras de inversión lo confirman», enfatiza.
Cabrera hace especial hincapié en el aumento de la inversión para reponer maquinarias y equipos. «Aproximadamente, el 85% de la inversión de cuentas nacionales son pequeños proyectos que se están reactivando», destaca. Es cierto que el informe de Percepción de Negocios del Banco Central dio cuenta de la falta de grandes proyectos de inversión, pero su tramitación es mucho más lenta, dice el economista.
Anticipa que la reactivación de la inversión en 2018 y 2019 será a base de miles de pequeños proyectos y recién se empezaría a ver la ejecución de grandes proyectos en la mitad de este gobierno, pese a que en el intertanto podrían activarse algunos.
Patricio Rojas, socio de la consultora Rojas & Asociados, proyectaba un crecimiento de 6% en la inversión del segundo trimestre, tras el fuerte aumento en las importaciones de bienes de capital. Más que sorprenderle el 7,1%, lo que más le llama la atención es el alza de 4% que registró la inversión en construcción y otras obras, que califica como «un buen número» y que, a diferencia de maquinaria y equipos, está asociado también a mayor empleo.
«Es una noticia que debiera mantener las expectativas relativamente positivas, porque la inversión está empezando a responder. En la construcción es más difícil que comience y ahí la inversión está empezando a repuntar», agrega.
Para Guillermo Le Fort, socio de Le Fort, Economía y Finanzas, las cifras son muy buenas, sobre todo en inversión, lo que debiera continuar, porque refleja la existencia de proyectos cuya ejecución estaba pendiente.
«La confianza de los consumidores ha estado un poco débil, debido a la evolución del mercado laboral y al nulo crecimiento de los salarios. Eso puede empezar a corregirse en la medida en que el mayor crecimiento -4,8% en el primer semestre- empiece a transmitirse en el mercado del trabajo», dice Le Fort.
Los analistas coinciden en que el PIB del segundo semestre mostrará una desaceleración, debido a una alta base de comparación y menores días hábiles, especialmente en septiembre. El primer semestre se comparó con 0% de crecimiento en enero-junio de 2017, pero el segundo semestre se contrastará con un 2,8%.
Le Fort prevé un crecimiento del PIB algo sobre el 4% en 2018 y una cifra similar en 2019, dependiendo de las condiciones externas. Rojas y Cabrera apuntan a un 4,3% este año y entre 3,5% y 4% el próximo. Todos ellos hacen hincapié en la necesidad de abordar reformas económicas que validen las expectativas en el ámbito tributario, previsional y, «sobre todo, agilizar el proceso de aprobación de proyectos», subraya Cabrera.
Industria registra mayor avance en siete años
Impulsado por el rubro alimentos, con un incremento de 7,3%, la industria manufacturera lideró el crecimiento del PIB en el segundo trimestre. Esta es la mayor expansión del sector desde 2011. Incidió el alza en la producción de mataderos, especialmente en carne de aves, conservas de frutas y de alimento animal. También subió la elaboración de bebidas y tabaco, la producción de vinos y, en menor medida, la fabricación de productos metálicos y piezas de maquinaria.
El comercio creció 8,1%, con un aumento en todas sus líneas, destacando el comercio mayorista, principalmente de maquinaria y equipos. El comercio automotor fue impulsado por las ventas de vehículos y, en menor medida, por la mantención y venta de repuestos. La actividad agropecuario-silvícola creció 7,8%, liderado por la fruticultura (uva y arándanos). Aunque con un peso menor, la pesca creció con fuerza 10,5%.
Los servicios empresariales y personales registraron una expansión de 5,4%, con incrementos tanto en servicios profesionales y administrativos como de apoyo. La actividad electricidad, gas y agua (EGA) creció 5%, mientras que la minería creció 4,8%, por mayor producción de cobre y minerales no metálicos