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Familia y negocios: La compleja relación entre los accionistas de CGE

Oct 7, 2014

Para muchos fue la muerte del ex presidente de CGE, Gabriel del Real, en septiembre de 2006, el origen de las discrepancias.

(Pulso) El “pacto” entre los Marín Correa, los Pérez Cruz y los Hornauer fue firmado en noviembre del 2000 para “defender” a la firma energética CGE del ingreso de la estadounidense PP&L a la propiedad de la empresa.

No obstante, en el 2011, tras hacerse públicas las desavenencias entre las familias, los accionistas de los denominados Grupo Familia Marín y Grupo Almería decidieron poner término al pacto controlador celebrado conjuntamente con la Familia Pérez Cruz.

Los grupos Almería y Familia Marín reconocieron que no fue posible superar a través de la mediación, ante el Centro de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Comercio de Santiago, las discrepancias con el grupo Pérez Cruz iniciadas a raíz de las designaciones en los directorios de algunas filiales de la compañía.

Para muchos fue la muerte del ex presidente de CGE, Gabriel del Real, en septiembre de 2006, el origen de las discrepancias. Su deceso, luego de 38 años en la mesa de la firma, dio paso a que dos fuerzas contrapuestas tuvieran libertad para confrontarse.

Casado con Loreto Marín Estévez, Del Real era la unión entre las diversas ramas de los grupos controladores.

El ex presidente era el puente de comunicación entre los Pérez Cruz y los Marín. Con su fallecimiento, y con la llegada de Jorge Marín Correa a la presidencia del grupo en los meses siguientes, las facciones encontraron espacio para dar a conocer sus divergencias.

Hasta ese momento, los líderes que manejaban la compañía eran Del Real, José Claro (padre del empresario Juan Claro) y Pablo Pérez Zañartu, padre del actual director de la distribuidora eléctrica. La venta de Claro a la estadounidense PP&L, en 2000, deshizo el histórico triunvirato que gobernaba el holding y gatilló un reacomodo de fuerzas. La muerte de Del Real acrecentaría la brecha.

En 2007, el directorio de CGE se preparaba para el ingreso de directores independientes. Para evitar que se diluyera el poder, Pablo Pérez Cruz conversó con Jorge Marín y le hizo una propuesta: aumentar de siete a nueve los miembros de la testera, para mantener intactas las fuerzas al interior de la mesa y dejar espacio para dos integrantes externos.

Marín dijo que lo pensaría. Sin embargo, a días de la reunión en la cual se renovó el directorio, habría comunicado que no se modificaría la cantidad de sillones. La rama de los Pérez Cruz debía conformarse con Pablo como su representante, y con sumar a un independiente como su aliado. El elegido: el ex gerente general de Gener, Juan Antonio Guzmán.

El impasse fue superado, pero no olvidado por los Pérez Cruz. Dos años después, un fondo extranjero se interesó en Gasco, filial de CGE, e hizo una propuesta a Marín.Si bien las conversaciones no rindieron frutos, para el clan Pérez el solo hecho de haber evaluado vender una firma especialmente importante para ellos les molestó. Fue el jefe de la familia, Pablo Pérez Zañartu, quien levantó Gasco y la transformó en la más importante de su rubro.

Desde ahí los ánimos quedaron resentidos, hasta el quiebre definitivo.

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