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Irena: Nuevas energías renovables tiene costos más bajos que el combustible fósil más barato

Jun 22, 2021

Informe del organismo indica que estas tecnologías generarán reducciones de costos por US$156 000 millones para las economías emergentes, instando a los países a que dejen de utilizar el carbón para generar energía.

La cuota de energía renovable que registró unos costos más reducidos que la opción más competitiva basada en combustibles fósiles se duplicó en 2020, tal y como demuestra un nuevo informe publicado por la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena, por sus siglas en inglés).

Del total de la generación de energía renovable agregada el año pasado, que llegó a 162 GW, equivalente al 62%, registraron costos inferiores a los de la nueva opción más barata basada en combustibles fósiles.

El informe Renewable Power Generation Costs in 2020 (Costos de generación de energía renovable en 2020) demuestra que los costos de las tecnologías renovables siguieron registrando una caída interanual significativa.

«Los costos de la energía solar de concentración se redujeron en un 16%; los de la eólica terrestre, en un 13%, los de la eólica marina, en un 9% y los de la solar fotovoltaica (FV), en un 7%. Los costos de las renovables también son cada vez más bajos que los costos operativos actuales del carbón. Las renovables de bajo costo proporcionan a los países desarrollados y en desarrollo una justificación económica robusta para dejar de utilizar el carbón en búsqueda de una economía con cero emisiones netas. Solo los nuevos proyectos de renovables que se adicionaron en 2020,  ahorrarán hasta US$156.000 millones a las economías emergentes durante su vida útil», señala el documento.

«Hoy en día, las renovables son la fuente energética más barata», afirmó el Director General de Irena, Francesco La Camera.

Según el ejecutivo, «las renovables ofrecen a los países atados al carbón un atractivo plan para eliminarlo de manera económica que garantiza cubrir el aumento constante de la demanda energética, y, al mismo tiempo, ahorrar en costos, generar empleo, impulsar el crecimiento y cumplir su ambición climática. Me llena de optimismo que cada vez sean más los países que optan por impulsar sus economías con las renovables y seguir la ruta de Irena para alcanzar cero emisiones netas de aquí a 2050″.

«Siguiendo el último compromiso alcanzado por el G7 de reducir a cero las emisiones netas y poner fin al financiamiento internacional del carbón a escala global ahora le corresponde al G20 y a las economías emergentes adaptarse a estas medidas. No podemos permitir una doble vía para la transición energética en la que algunos países se tornan verdes con rapidez mientras otros sigan atrapados en el sistema  pasado que se basa en los combustibles fósiles. La solidaridad global va a ser decisiva, desde la divulgación tecnológica hasta las estrategias financieras y el apoyo a la inversión. Debemos asegurarnos que todos se beneficien de la transición energética», indica el informe.

Los proyectos de energías renovables que se adicionaron el año pasado reducirán los costos del sector eléctrico en al menos US$6.000 millones por año en los países emergentes, frente a la agregación del mismo volumen de generación a partir de combustibles fósiles.

«Dos terceras partes de estos ahorros provendrán de la energía eólica terrestre, seguida de la hidroeléctrica y la solar FV. Los ahorros en costos suponen un complemento a los beneficios económicos y la reducción de las emisiones de carbono. Los 534 GW de capacidad renovable agregada en los países emergentes desde el 2010, a unos costos inferiores a los de la opción basada en carbón más barata, está reduciendo los costos de la electricidad en unos US$32.000 millones al año», se precisa.   

De acuerdo con el informe, «durante el período de 2010 a 2020 la competitividad de las tecnologías solar y eólica mejoró drásticamente, así como la energía solar de concentración, la eólica marina y la solar FV, todas uniéndose a la eólica terrestre en el rango de costos de la nueva capacidad basada en combustibles fósiles, a los que están desplazando cada vez más. En diez años, el costo de la electricidad procedente de energía solar FV a escala de servicio público cayó un 85%; el de la ESC, un 68%; el de la eólica terrestre, un 56%, y el de la eólica marina, un 48%. 

La perspectiva para el próximo año prevén una caída continuada de los costos de la energía renovable a escala global, «con los de la eólica terrestre situándose en un nivel entre el 20 y el 27 por ciento por debajo de los de la nueva opción de generación basada en carbón más barata. Los precios adjudicados al 74 por ciento de todos los proyectos de energía solar FV que se han puesto en marcha en los dos últimos años y que han sido contratados de forma competitiva por medio de subastas y licitaciones serán inferiores a los de los nuevos proyectos de generación energética a partir del carbón. La tendencia confirma que las renovables de bajo costo, además de ser la piedra angular del sistema eléctrico, también posibilitarán la electrificación en usos finales como el transporte, los edificios y la industria y permitirán una electrificación indirecta competitiva con hidrógeno renovable.

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