(La Tercera) Hoy se cumplieron seis meses desde de la llegada de los primeros buses eléctricos a Santiago y el balance de la ministra Gloria Hutt es muy positivo: “Se ha transportado a 1,2 millones de pasajeros, han recorrido 2,7 millones de kilómetros y se han realizado 6,5 millones de viajes”, cuenta la titular de Transportes y Telecomunicaciones, cuyo nombre nunca estuvo en duda en el reciente cambio de gabinete.
Por eso, Hutt piensa en grande y cuenta que una flota de 408 buses eléctricos en el transporte público estarán operando en Santiago, cuando se realice en diciembre la Cumbre de las Partes de la ONU (COP25), cita a la cual se invitó a 49 ministros de Transportes de todo el mundo.
Estos buses limpios no solo representará la renovación del viejo Transantiago, sino que el gobierno busca mostrar a Red como un avance en la rebaja de emisiones para enfrentar el cambio climático, la descarbonización y la protección de los océanos.
“La COP25 estará marcada por la electromovilidad y es nuestra obligación promover la energía limpia”, dice.
El gobierno anunció que el 80% de la flota de Red será eléctrica…
Esperamos que eso ocurra dentro de este periodo de gobierno, a 2022. Se prevé que haya reemplazo de los buses que cumplan con su vida útil. Pero en la licitación que viene no vamos a poner cuota de buses mínimos, eso quedará a decisión de los operadores que postulen.
Entonces, ¿cuál será el estímulo para las empresas?
La oferta económica que hagan las empresas será importante. Se busca que los operadores prioricen la eficiencia en cuanto a los costos operacionales. Allí, la electricidad tiene ventajas, pues es más barata que otros combustibles. Esperemos que este modelo se aplique en Santiago y también en regiones.
En regiones, los microbuseros se oponen a este proyecto, pues señalan que se verían afectados…
No se oponen a los cambios, le dan la pelea a que haya más competencia en el mercado. Creo que ellos deberían seguir operando y subirse a esta ola de la energía limpia. Esto es una carrera contra el tiempo: el mundo mueve cada vez más carga y transporta a más personas, pero, a la vez, debe haber mayor sustentabilidad.
Hay expertos que plantean que ya no queda tiempo.
He leído estudios que muestran otros escenarios: anticipan que la tecnología nos ayudará a que las ciudades sean más sustentables, que la construcción sea más verde y que se traten los residuos de manera eficiente. Todo está sujeto a que nos movamos a tiempo.
¿Cómo se logró concretar el modelo de electromovilidad?
Se formó una unión virtuosa. Por un lado, las eléctricas, que son empresas europeas, se anticiparon a lo que viene. Esas compañías estuvieron dispuestas a comprar los vehículos, los fabricantes pusieron sus condiciones y los operadores recibieron las flotas. En la licitación realizada por el gobierno anterior, se querían sumar solo 15 buses eléctricos por unidad, lo que no me parecía el mejor diseño. Cambiarse a la electromovilidad requiere que la inversión sea mayor para que sea conveniente.
49 ministros invitados
Usted invitó a sus pares de otros países a la COP 25, ¿qué temas abordará con ellos?
Se dedicarán dos días al tema Transportes en la COP, lo que no se había hecho en otras cumbres. Fueron invitados los ministros de Transportes de 49 países. La idea no es solo hablar de cambio de la matriz energética, sino que todas las medidas para reducir las emisiones en transporte aéreo, terrestre y marítimo. Hay un mundo que viene desarrollándose para que el transporte sea cada vez más eficiente. Chile es usado como referencia. Después de las urbes chinas, Santiago es la ciudad con la flota eléctrica más grande del mundo. Hay pocas veces en que ser un país menos desarrollado tiene ventajas: no tener una industria automotora propia nos dio libertad para dar este salto tan importante. Mi interpretación es que Europa avanzará lento, pues su industria es a diésel y no pueden cerrar las plantas.
¿La electromovilidad será uno de los temas importantes de la COP25?
La cumbre estará marcada por la electromovilidad. Ver modelos de negocios, la forma en que se organizan las flotas y cómo se han hecho los terminales pueden ser temas de conversación importantes en la COP. Es una tendencia.
¿Cuánto aporta el sector transporte en Chile a generar gases con efecto invernadero?
Representa un tercio del total de las emisiones. Cuando incorporamos buses eléctricos o Euro VI estamos generando una reducción sustantiva, controlando de la manera más restrictiva estos gases. Además, tenemos que asegurar que las fuentes generadoras de energía también sean limpias y ya hay operadores de Red que se abastecen de energía solar.
¿Algún otro sector ligado al transporte podría incorporar energía limpia?
Me parece que un tema relevante es la logística urbana. Las importaciones están cruzando las curvas de las exportaciones, lo que tiene que ver con la gran cantidad de compras por internet. Esa carga, integrada por pequeños paquetes, se distribuye por las ciudades en diversos vehículos. Ese tipo de movimiento deberíamos reconvertirlo a eléctrico.
¿Se anunciará una nueva meta de reducción de emisiones en su área?
No, existen metas que Chile firmó en el Acuerdo de París, que es una reducción de 30% de CO2 respecto de lo que se generaba en 1997. Esa meta sube a 45% si se reciben fondos internacionales. El comentario que ha circulado es que la COP24 fue más bien conceptual, pero de poco aterrizaje. Eso se debe recoger como mensaje para que esta COP sea concreta.
¿Usted era una de las escépticas del cambio climático o siempre estuvo a favor de este reto global?
Nunca fui escéptica, hay suficiente evidencia sobre el impacto que ha generado el dióxido de carbono en el deterioro del planeta. En Chile hemos tenido menos sensibilidad, pero cuando uno mira al exterior, la reducción de CO2 es un tema desde hace años. Antes, uno podía tener otros ejes en políticas públicas, pero hoy ya no se puede seguir contaminando. Rebajar las emisiones es una obligación.