(La Tercera) Un paso importante dio Enap en la meta definida por el gobierno para que la firma estatal recupere su rol estratégico en materia energética. El directorio aprobó el plan estratégico al 2025, presentado por su gerente general, Marcelo Tokman.
El plan busca dar robustez a la firma que adeuda unos US$ 3.600 millones. Tokman explica que se aprobó un atrevido plan de inversiones que considera desembolsos del orden de US$ 800 millones anuales, de aquí al 2020. La idea: un cambio de etapa, desde una Enap que destinaba recursos a mantención, a una nueva, que le permita crecer en producción y aportar al desarrollo.
¿En qué consiste el plan?
Se ha definido una estrategia de negocios agresiva y con visión de largo plazo para evitar que con cada cambio de ciclo político, la empresa cambie su dirección. Así, será mucho más fácil defenderla de influencias por los cambios que pueden ocurrir y que vimos en el gobierno anterior, con tantos ministros de Energía.
¿Cuál será el cambio sustancial?
Antes se podían describir los montos de inversiones y focos principales, señalando que estaban orientados a mantener y asegurar la operación, sin expansión. Ahora incrementamos las inversiones.
¿Una nueva Enap?
Sí, efectivamente. Estamos construyendo una empresa pública más fuerte para que contribuya a la ejecución de la parte que nos corresponde en la estrategia energética y eso se puede ver de varias formas.
¿En qué cosas concretas?
El promedio de inversión de los últimos cinco años, desde 2009 a 2013, fue de US$ 286 millones. Estamos proponiendo que desde 2014 a 2020 la inversión promedio anual sea de US$ 800 millones. Esto va a significar que el ebitda promedio de la empresa, que entre 2009 y 2013 era de US$ 411 millones, avance a un promedio cercano a los US$ 1.100 millones al año, entre 2014 y 2020. El 2013 terminamos con un ebitda de US$ 678 millones y al 2019, esperamos llevarlo a unos US$ 1.415 millones. Otra forma de verlo, es con los ejes que tiene la estrategia.
¿Cuáles serán los principales?
El impulso a la exploración y producción de hidrocarburos en Magallanes. Intentamos revertir la caída estrepitosa de la producción y de las reservas. En el caso de Magallanes, la inversión promedio entre 2009 y 2013 fue de US$ 66 millones y entre 2014 y 2020 será de unos US$ 300 millones al año. Con eso, de acá al 2020 debiéramos ser capaces de expandir la producción de hidrocarburos en 100%, desde los actuales 15 mil barriles de petróleo equivalente a 32 mil. Si no lo hacíamos, Magallanes iba a tener dificultades para abastecer su demanda y significaría flujos negativos, que ya tendremos este año.
¿Qué otros ejes contemplan?
En el área de refinerías, el foco es cumplir con las regulaciones ambientales; lograr que la capacidad de producción de gasolina crezca en 31% y la del diésel en 33% al 2023; mejorar el mix de producción y fortalecer la logística de distribución de combustibles, con aumentos en la capacidad de almacenamiento, que en el caso de la refinería del Biobío alcanzarán 25%. Aumentaremos la capacidad de generación, basada principalmente en el uso del gas, a través de proyectos que ya cuentan con aprobación ambiental, pero que serán distintos a cómo se pensaron. En Puchuncaví, Concón e incluso en Apacheta (II Región), tenemos aprobaciones ambientales que implican impactos ambientales mayores que las características finales de estos proyectos.
¿De dónde sacarán recursos?
Este es un plan que permite mejorar todos los ratios financieros de la empresa y sus niveles de endeudamiento. Lo importante es que estas inversiones adicionales generen un aumento importante del ebitda que es nuestra capacidad de pagar la deuda. El plan de financiamiento para este plan estratégico incluye endeudamiento y también el aporte de capital comprometido en la estrategia energética por US$ 400 millones, que de acuerdo con lo que establece la estrategia se va a presentar junto a la ley de gobierno corporativo a inicios de 2016.
¿Cuál es su visión del GNL?
No hay duda que hay un espacio en la matriz energética para mayor presencia del gas y que esto va a reducir los costos de la electricidad en el Sistema Interconectado Central.