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Empresas chinas han desembolsado más de US$6.500 millones en sector eléctrico chileno desde 2017

Nov 13, 2020

Consultores señalan que la última operación de compra de CGE por parte de State Grid International Development Limited plantea nuevos desafíos a la institucionalidad y al mercado, especialmente en materia de competencia.

La venta que realizó la empresa española Naturgy del 96,04% de la distribuidora CGE, por 2.570 millones de euros (alrededor de US$3.000 millones) por parte de State Grid International Development Limited es el último capítulo del ingreso de empresas estatales chinas al mercado eléctrico nacional en los segmentos de transmisión y distribución, en que han desembolsado más de US$6.500 millones desde fines de 2017.

Y es que, hace tres años, la firma Southern Power Grid International compró el 28% de Transelec en US$1.300 millones, mientras que en octubre del año pasado la misma State Grid International Development Limited adquirió Chilquinta Energía por US$2.230 millones.

El controlador de Chilquinta y CGE tiene su sede en Beijing, siendo la corporación de servicios de energía más grande del mundo, con experiencia en la construcción y operación de redes de transmisión y distribución. En China, sus redes eléctricas cubren 26 provincias del país asiático, representando más del 88% del territorio y atiende a una población de más de 1.100 millones. La compañía ocupó el quinto lugar en Fortune Global 500 en 2019.

Alcances

Desde el punto de vista de la consultoría del sector eléctrico se plantea que esta operación sería de largo plazo. Daniel Salazar, socio director de energiE, señala a ELECTRICIDAD que la para diversos sectores de la industria esta venta era esperada hace bastante tiempo, pues habían varias señales que la anticipaban, como el rol pasivo de CGE en el crecimiento del segmento de transmisión, siendo que es la principal operadora de redes transmisión zonal».

«Sin perjuicio de lo anterior, sorprende el momento, ya que la reforma del segmento de distribución recién iniciada promete ser profunda y de larga tramitación, entonces, sólo se puede entender como una apuesta de largo plazo», sostiene.

A su juicio, «resulta llamativo que en un periodo tan breve ingresen capitales de China a la propiedad de las principales compañías que operan infraestructura de servicio público, fuertemente regulada. Se trata de capitales estatales, pero eso no debe alarmarnos más de la cuenta ya que en el pasado han ingresado compañías con estructura de propiedad que incluye participación estatal, pero es cierto, de países no tan gravitantes en la economía mundial».

Y agrega: «En una economía abierta como la nuestra, debemos saber enfrentar este tipo de desafíos, que probablemente nos puede traer mayor desarrollo tecnológico, innovación, que le pueden imprimir otro aire a nuestra industria».

Salazar sostiene que, si se confirma esta operación, también representará un nuevo desafío «para nuestra institucionalidad y mercado, que debemos tener presente como abordarlo».

Competencia

En esta línea, Ana Lía Rojas, pone la atención en los temas de competencia que la operación puede acarrear para el segmento de distribución y transmisión en conjunto.  «Así como hay una unidad dentro del Coordinador Eléctrico, que vela por la competencia en el segmento de la generación, en el segmento de la distribución, la supervigilancia se subentiende por ser un segmento regulado, cuyas tarifas y determinación de las zonas de concesión se fijan por la CNE».

Por ello pone énfasis en que la compra de CGE por China State Grid «obliga a revisar qué tipo de monitoreo de la libre competencia deberíamos instaurar, a propósito de la concentración de mercado que esta compra implica para el segmento de la distribución y transmisión».

Y hace un repaso: «Recordemos que State Grid adquirió el año pasado los activos de Chilquinta, en donde también habían activos de transmisión, como Eletrans. Por su parte, Transelec hoy mantiene una participación de China Southern Power Grid, que es una compañía de propiedad estatal china, parte de la Comisión Estatal para la Supervisión y administración de los Activos del Estado, en ingles, SASAC, al igual que China State Grid».

«Entonces, el control piramidal de SASAC sobre los activos finales en Chile de CGE, Chilquinta, Eletrans y Transelec, debería ser materia de análisis por parte de los organismos que velan por la competencia en Chile, principalmente la Fiscalía Nacional Económica, que en todo caso, para la compra de Chilquinta, se pronunció favorablemente a la materialización de dicha operación», afirma.

Para Andrés Romero, director de Valgesta Energía, las empresas chinas son inversionistas distintos, pues «tienen objetivos político-estratégicos, con inversiones que se calculan a largo plazo».

«Sin lugar a dudas, China está pensando a 2050, por lo que la evaluación de los negocios es distinta y es por eso que es un actor bastante poderoso en el sector de la energía y la infraestructura en buena parte de Latinoamérica y también en Chile», afirma.

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