El consumo energético total en la minería del cobre aumentó de 168.487 TJ en 2016 a 169.923 TJ en 2017, reflejando un alza interanual de 0,9%, según informó el informe que realiza la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), donde la mayor demanda eléctrica que tienen los procesos de la industria estuvieron en la concentradora (57%), seguido de la electro-obtención (22%), y los servicios (8%).
«Vemos que a pesar de que la producción ha sido voluble en el tiempo, el consumo energético ha tendido al alza en prácticamente todos los años», se indicó en el reporte.
Dentro del consumo total de energía en el sector, la demanda de combustibles representó el 48,2%, mientras que el consumo eléctrico tuvo el 51,8%.
«Analizando su evolución en el tiempo, se advierte que ambos procesos dominantes en consumo, mina rajo en combustibles y concentradora en electricidad, se han vuelto progresivamente más intensivos en su uso, aún en relación a los otros procesos. Así, el consumo de combustibles de mina rajo se incrementó desde un 55,6% del consumo agregado de combustibles en 2001 al 76,7% en 2017. Por el lado de la electricidad, la concentradora ha sido la principal fuerza demandante, pasando del 42,6% del total en 2001 al 56,6% en 2017», precisó el documento de Cochilco.
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Intensidad
El reporte destaca el aumento en el uso intensivo de energía para la minería, pues «a pesar de que la producción de cobre ha decrecido desde 5,78 millones de TM (toneladas métricas) en 2013 a 5,50 en 2017 (-4,7%), el consumo energético ha pasado de 155 mil TJ a 170 mil en el mismo periodo (+9,7%)»
Según Cochilco este incremento responde a cambios estructurales como la tendencia decreciente en las leyes de las minas, la mayor dureza de la roca, el aumento de las distancias de acarreo, la tendencia a la mayor producción de concentrados y al mayor uso de agua de mar, especialmente con plantas desalinizadoras.
