(El Mercurio) Si bien los automóviles en Chile son cada vez más jóvenes -promedian 8,9 años- debido a una mayor renovación, los tipos de motores siguen siendo mayoritariamente los tradicionales: gasolina y diésel.
Los autos full eléctricos, en tanto, que se comercializan en el país hace nueve años, representan solo el 0,014% del parque de 5,11 millones de vehículos livianos y medianos registrados en 2019. Es decir, apenas 724 unidades enchufables se contabilizaron hasta el año pasado, según datos de la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC).
Aunque hasta el ejercicio pasado, este mercado venía creciendo en Chile -se vendieron 302 unidades en 2019, un alza de 53% anual-, aún dista de las tendencias de países más avanzados, considerando de todos modos, que se trata de un segmento acotado. A nivel mundial, el año pasado las ventas de autos eléctricos representaron el 2,6% del total de vehículos comercializados, según la International Energy Agency. Los países líderes en esta materia son Noruega, con 55,93% de participación, en las colocaciones de 2019; e Islandia (22,6%). En Chile, la cifra bordeó el 5%, mientras que en Alemania el 3% y Estados Unidos rondó el 2%.
La falta de incentivos a la adquisición es uno de los factores que explica la aún débil penetración de los full eléctricos en nuestro país, indica la ANAC. En el Gobierno apuntan a los altos precios y a la aún baja autonomía respecto de modelos a gasolina o diésel.
«La introducción de vehículos eléctricos en Chile, para alcanzar cifras relevantes, debe ir de la mano con la adopción de incentivos específicos para el cliente que adquiera dichos automóviles. En otros mercados, de tamaños menores al nuestro, como el colombiano, o mayores en volúmenes, como el chino, existen planes y programas estatales de incentivos (…) Derechamente, se entrega un subsidio para la adquisición de vehículos full eléctricos», comenta Diego Mendoza, secretario general de la ANAC.
Mendoza admite que es probable que ese tipo de ayudas no comiencen en el país, pero sí plantea permisos de circulación reducidos, tránsito preferente por vías exclusivas, estacionamientos prioritarios o beneficios tributarios como descuento del IVA para empresas.
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