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¿Adelantar la descarbonización al 2025?: Las razones a favor y en contra en torno al proyecto que avanza en el Congreso

Oct 29, 2020

Mientras que desde la CNE remarcan que las diferencias no están en el objetivo, sino que en los plazos y formas, desde la coalición ChaoCarbón remarcan que la meta actual del 2040 "no es presentable".

(Emol) En una votación casi unánime, la Sala de la Cámara de Diputados aprobó en general el proyecto que busca adelantar el cierre de las centrales termoeléctricas al año 2025. Se trata de una iniciativa basada en que la actual hoja de ruta del Gobierno, que pretende descarbonizar la matriz energética en 2040, no es suficiente y que el funcionamiento de este tipo de plantas generan externalidades muy nocivas para el medioambiente y las personas.

En el debate en la Sala no hubo representación del Ejecutivo, pero en la instancia previa, en la Comisión de Medio Ambiente, el ministro de Energía, Juan Carlos Jobet, declaró estar de acuerdo con el objetivo de la propuesta, sin embargo apuntó a una serie de «problemas graves».

Entre ellos, y en línea con las aprensiones del Coordinador Eléctrico Independiente y la Comisión Nacional de Energía, dijo que si se adelanta la descarbonización se perderían más de 14 mil puestos de trabajo; habría un alto riesgo de racionamiento eléctrico; alza de cuentas de la luz; riesgo altísimo de demandas contra el Estado; y vicios de constitucionalidad.

Consultado por el proyecto, el presidente ejecutivo de Generadoras de Chile, Claudio Seebach, comentó a Emol que se trata de «un deseo e idea loable que todos compartimos, pero no cuenta con ningún informe, o al menos nosotros lo desconocemos, que analice la factibilidad técnica, ambiental, económica y social de cerrar el carbón en 2025, que genera hoy casi un 40% de la energía eléctrica».

«Un proyecto de esta importancia e impacto debiera contar con informes de factibilidad técnica y una evaluación integral del impacto económico, ambiental y social que lo respalden. Asimismo, debería ser analizado por la Comisión de Minería y Energía de la Cámara», agregó.

Asimismo, recordó el acuerdo voluntario que ya se hizo entre La Moneda y el sector eléctrico, donde la meta es cerrar las centrales de generación a carbón para 2040 y así lograr ser el primer país en vías de desarrollo que alcanza la carbono neutralidad en 2050.

Pero para eso, dice Seebach, deben existir las condiciones necesarias: «Generación renovable suficiente de reemplazo; transmisión eléctrica para traer esa energía eléctrica desde las nuevas fuentes; y flexibilidad del sistema eléctrico para que sea capaz de incorporar de manera segura y eficiente las principales nuevas tecnologías de generación como la solar fotovoltaica y eólica, que son de naturaleza variable».

La visión y argumentos de la Comisión Nacional de Energía

Consultado al respecto, el secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía (CNE), José Venegas, coincide en la relevancia de descarbonizar la matriz nacional, pero expresa que dicho proceso «debe realizarse bien, de manera responsable, considerando los impactos en la seguridad y operación del sistema eléctrico y considerando las necesidades y expectativas de las comunidades respecto de una serie de factores, como el empleo, el impacto en las tarifas eléctricas, entre otros».

En ese sentido, enfatizó que tanto el Gobierno como la CNE y el sector energético en general están comprometidos con la eliminación de las centrales que aún operan en base a carbón, pero que dicho proceso no debe comprometer niveles de operación inseguros: «Las diferencias no están en el objetivo, sino en los plazos prudentes y la forma de alcanzarlo», dice.

Por otro lado, afirma que en las condiciones actuales es «muy riesgoso» sustituir de aquí al 2025 toda la producción energética que hoy en día generan las plantas a carbón. «Cualquier medida prudente que pretendiera eliminar la operación de centrales a carbón en estas condiciones y en una fecha cercana, debiera además acompañarse de medidas contundentes para garantizar la disponibilidad de energía de otras fuentes como gas, diesel, y la infraestructura necesaria. Mientras más se adelante la fecha más difícil se hace lo anterior y más riesgo para el sistema».

– ¿Qué impacto tendría la aprobación de este proyecto en la matriz energética del país y en los empleos del sector?

«Según los estudios y análisis técnicos realizados por la CNE y el Coordinador Eléctrico Nacional, un cierre total de centrales a carbón en 2025 traería impactos riesgosos en las condiciones de operación del sistema eléctrico chileno. Además implicarían igual un elevado consumo de otros combustibles y una operación mucho más cara e insegura».

«Otro tema relevante es que para llevar la energía renovable a los centros de consumo hay que contar con líneas de transmisión, como la línea HVDC, que recién entraría en operación en 6 años más. Sin esa línea no se produce la deseable sustitución de carbón por energías renovables. Proteger el empleo y la reconversión laboral de esas comunidades es un aspecto clave siempre, y más aún considerando la pandemia».

– El ministro Jobet dijo que habría aumentos en las cuentas de la luz también…

«Sin duda, una salida anticipada de todo el parque a carbón afecta los costos de operación, la percepción de riesgo, los valores de las licitaciones futuras y también repercutiría en costos y riesgos para los contratos ya en ejecución. Creemos que sí impactaría negativamente las perspectivas de baja de precios de energía para las familias».

Las razones a favor del proyecto

Más allá de las razones expuestas por el diputado Diego Ibáñez (Convergencia Social) al presentar el proyecto en la Sala, que apuntan a los efectos nocivos en la salud de las personas y las externalidades negativas en los suelos y agua en donde están ubicadas las termoeléctricas, desde la coalición ChaoCarbón van más allá e incluso apuntan a que la iniciativa es una oportunidad para la reactivación del país en medio de la crisis.

En conversación con Emol, la directora de Chile Sustentable, Sara Larraín, quien integra el grupo conformado por más de 15 organizaciones sociales y medioambientales, expone que la primera razón para respaldar el proyecto es el hecho de que «desafía una agenda muy conservadora del Gobierno que, en el fondo, permite extender la presencia de las carboneras más de lo necesario al año 2040».

«Los estudios que nosotros hicimos como Chile Sustentable con consultoras del mercado eléctrico establecen que perfectamente todo el parque carbonero se puede retirar reemplazándolo sólo con energías renovables al año 2030, eso es sin gas natural. Entonces, los estudios que se han hecho del reemplazo al año 2025 implican que se tendría que utilizar el gas natural como transición entre el año 2025 y 2030», sostiene.

En ese sentido, afirma que se trata de una capacidad de gas natural que hoy ya existe en el mercado y que incluso están conectadas a las líneas de transmisión, por lo que «de aquí al 2025 no hay que hacer ninguna nueva inversión en gas para reemplazar la inyección de combustible en los horarios punta en las cual las renovables no ingresan, como por ejemplo en la noche». –

Uno de los argumentos en contra del proyecto es que subirían las cuentas de la luz…

«Sí, algunos dicen que va a subir la energía porque el gas natural es más caro que el carbón, es cierto que es más caro, pero hay que recordar que la energía de las licitaciones que hizo en su momento el ministro Máximo Pacheco salieron a US$40- US$50 para clientes regulados y esa energía entra ahora a partir de 2022. Entonces, tendríamos un momento con un poco más de gas natural, pero vas a tener este ingreso de energía que se licitó de forma más barata. No debería haber un alza considerable en las cuentas de la luz, porque justamente a partir de 2022 ingresa la energía de las licitaciones de Pacheco».

– ¿Y qué sucede con el desempleo? Los cálculos apuntan a que un cierre de las centrales en 2025 afectaría a más de 10 mil trabajadores.

«En la mesa de descarbonización, en la cual estuvimos, las mismas empresas dijeron que más o menos el promedio por cada una de las plantas son 50 empleos directos». «Hagamos un cálculo: a comienzos de 2019 teníamos 28 centrales a carbón, de esas el año pasado ya cerraron 3 y este año cierran 2 más, Bocamina 1 y Ventanas 1. Quedan 6 que ya anunciaron las empresas que van a cerrar al año 2025. Después del 2025 quedaría por cerrar: 13 de Aes Gener, 3 centrales de Engie y 1 de Colbun».

«Estas 17 centrales, multiplicadas por 50 empleos directos y otros 50 indirectos, eso da menos de 2 mil empleos y no es absolutamente grave e inabordable. Mejillos, Puchuncaví y Coronel son parques industriales grandes que tienen miles de otras empresas donde perfectamente se pueden recontratar a esos trabajadores. Lo que sería más complejo es el caso de Tocopilla y de Huasco donde no son comunas industriales y donde obviamente cerrar 5 centrales puede ser un problema de empleo. En ese caso, las empresas tendrán que asumir parte de la responsabilidades laborales con sus empleados directos y el Gobierno podrá ayudar con planes de reconversión laboral».

– ¿Pero es un buen momento para adelantar este desafío considerando la crisis económica en la que se encuentra el mundo, las empresas y el país?

«Por qué seguimos con excusas si en el fondo las inversiones para la reactivación vienen por el lado de las energías renovables. En estos momentos es justamente cuando hay que aprovechar las oportunidades que Chile tiene. Colbun tiene 1 central a carbón, Engie tiene 3, Enel anunció el cierre de todas antes del 2025, entonces acá el problema es Aes Gener y tiene que apurarse y tiene que cerrar sus carboneras y reinvertir en energías renovables».

«Esto es incluso una oportunidad para la reactivación, es sólo cosa de ver los proyectos que presentó el Gobierno en materia de energía para la reactivación, donde todos son proyectos de energías renovables y en este momento están sobre sus espaldas el 80% de los compromisos de inversión en la reactivación»

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