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La arriesgada apuesta por el carbón en Japón

Sep 13, 2016

Japón se ha hecho más y más dependiente del gas natural licuado y del carbón importado tras su intención inicial de tratar de minimizar la presencia de energía nuclear en su mix eléctrico después del catastrófico accidente en la central de Fukushima.

(Energy News) Según recoge la Administración de Información de Energía de Estados Unidos, IEA, basándose en datos de las diez principales compañías suministradoras japonesas, la media del precio de la electricidad al por menor ha crecido durante cuatro años fiscales consecutivos, del 2011 al 2014. En 2015 mientras que los precios del gas licuado bajaron un 37% y los del carbón un 19%, los precios de electricidad en Japón cayeron sólo un 2%.

Como el país nipón no disfruta de recursos naturales ni de gas ni de carbón depende en extremo de la importación de estos combustibles. Por otra parte, en su intención de minimizar la generación nuclear tras el accidente de Fukushima -finalmente, ha reiniciado algunos reactores de otras plantas entre 2015 y 2016-, la generación a partir de gas y carbón aumentó. Desde el año 2011 hasta el 2014, las importaciones japonesas de ambos combustibles han aumentado un ocho y un nueve por ciento respectivamente, señala la IEA.

El año pasado, las importaciones de GNL disminuyeron por primera vez desde 2009, que fueran sustituidas por carbón, más barato. Los precios del gas cayeron una 37% entre 2014 y 2015 fruto de un exceso de oferta en el mercado mundial. Sin embargo, esta caída no fue suficiente para competir con los bajos precios del carbón.

La IEA señala que las continuas caídas de precios podrían llevar en un futuro próximo a un aumento de las importaciones de gas natural licuado, ya que su suministro sigue creciendo y goza de una logística de transporte que proporciona cada vez más acceso a nuevos mercados. Sin embargo, el potencial a largo plazo para el crecimiento de la demanda de GNL en Japón es limitado, asevera.

Liberalizar el sector eléctrico

Diez compañías locales suministran actualmente más del 90% de la electricidad en Japón. Cada una de ellas han gozado del monopolio en su respectiva región, según las mismas fuentes. Por eso, y pensando que una mayor competencia aliviaría la presión sobre los consumidores, Japón inició una serie de reformas para liberalizar el sector eléctrico para el 2020.

El primer paso fue el establecimiento en 2015 de un operador del sistema independiente que despachase la electricidad a toda la red nacional. En una segunda fase del proceso, en abril de este año, se eliminó el monopolio que ejercían las compañías regionales, de manera que la competencia inundara el mercado y ofreciera al consumidor la posibilidad de elegir suministrador. La supresión de la regulación de precios y la disasociación de las actividades de transmisión, distribución y venta serán las tercera fase de esta liberalización.

Por otra parte, Japón baraja restituir parte de su capacidad nuclear así como incrementar la de carbón de cara a seguir bajando los precios. De hecho, reinició dos reactores nucleares de la planta de Sendai y a prinicpios de 2016 reactivó otros dos Takahama, aunque una orden judicial de marzo estableció que se volvieran a apagar. Otro reactor, Ikata Unit 3, se reinició en agosto.

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