La necesidad de preservar los ecosistemas en los lugares donde se llevan a cabo proyectos grandes es cada vez mayor y también, es fundamental para lograr el camino hacia el desarrollo sostenible, donde se hace necesario establecer un complemento junto al cuidado y promoción de la biodiversidad.
La directora ejecutiva de Fundación Tierra Austral, Victoria Alonso, explicó a ELECTRICIDAD cómo se puede lograr la coordinación de los actores para proteger los ecosistemas en los lugares donde se desarrollen proyectos mineros y energéticos. Además, realizó un llamado a las empresas a incluir el cuidado del medio ambiente en el diseño de sus proyectos.
¿Cómo ve la fundación la relación actual entre áreas protegidas y el desarrollo de proyectos energéticos?
Desde Fundación Tierra Austral consideramos que, para potenciar la creación y conservación de áreas protegidas, la participación del sector privado y las industrias, es fundamental. Pensar en una figura distinta, que no involucre a las grandes industrias del país, es inviable. Lo que se necesita, entonces, es la coordinación y acción de múltiples actores y entidades. Si no aunamos los esfuerzos -del Estado, sociedad civil y sectores productivos- para proteger y conservar nuestros ecosistemas, el daño será irreparable.
Desde este punto de vista, en Fundación Tierra Austral sostenemos que la relación entre áreas protegidas y proyectos extractivos -mineros o energéticos, por ejemplo- es clave, y se basa en la noción de un desarrollo sostenible que implique el diseño y desarrollo de proyectos de forma integral. Y esa forma incluye, necesariamente, la aplicación de buenas prácticas, la búsqueda de nuevas tecnologías que permitan disminuir el impacto en el medio ambiente y, por supuesto, la mitigación de este impacto.
Una herramienta concreta en esta dirección, es el Derecho Real de Conservación (DRC), un acuerdo legal y flexible -sin intervención del Estado- en el que el propietario de un terreno se compromete a conservar su territorio a perpetuidad. Mediante este instrumento se puede, por ejemplo, zonificar un territorio y establecer distintos usos compatibles con la conservación de atributos ecológicos importantes para el país.
¿Es posible compatibilizar el desarrollo de proyectos energéticos, sobre todo mini hidro y eólicos en zonas aledañas a estas áreas?
Sí, es posible compatibilizar este tipo de proyectos en zonas vecinas o aledañas a áreas protegidas. Un ejemplo muy concreto de esto es que, a inicios de este año, Fundación Tierra Austral logró el primer DRC corporativo en Chile con la empresa Colbún, en el que ellos se comprometieron a conservar 430 hectáreas en Lago Chapo, en Puerto Montt.
Esto no sólo demuestra la compatibilidad entre el desarrollo de proyectos y las áreas protegidas, si no que además refleja la importancia de que las industrias extractivas elaboren proyectos bien diseñados que consideren y mitiguen los impactos en el medio ambiente.
El llamado es que otras empresas sigan esta línea y contribuyan a expandir y potenciar esta forma más consciente de hacer las cosas.
¿Qué perspectivas ven a futuro en este ámbito? ¿Cuáles son los principales desafíos que existen en torno a este tema?
Para nosotros es importante, en primer lugar, la identificación de zonas claves a conservar a nivel nacional, protegiéndolas por medio de corredores biológicos, diseñados para conectar áreas naturales con características similares, permitiendo el paso de especies, junto con el resguardo de zonas de alto valor ecológico y cultural.
Y segundo, se requiere con urgencia modificar la institucionalidad nacional y gestionar incentivos tributarios que contribuyan a fortalecer el sistema de conservación de tierras. Este punto en particular lo miramos con esperanza tras el anuncio del Presidente Sebastián Piñera en la pasada Cuenta Pública, donde se comprometió a ingresar un proyecto de ley que facilite el financiamiento de organizaciones solidarias de la sociedad civil, donde se incluirá, por primera vez en Chile, a la protección del medio ambiente.