Un vehículo convencional gasta en promedio entre 2,5 y 3,5 veces más que un auto eléctrico (0,44 kWh por kilómetro, versus los 0,17 kWh/km, respectivamente, de acuerdo a las estimaciones realizadas por Systep en su reporte de octubre, donde también se indica que el consumo anual de energía al usar combustibles fósiles llega a 63.386 GWh, en contraste a los 24.650 GWh anuales con electromovilidad, «lo que representa una diferencia de 38.736 GWh».
Esta estimación se hizo considerando que en Chile «actualmente existen 5 millones de vehículos en circulación, que en promedio recorren 29.000 km anuales cada uno».
De acuerdo a lo indicado por el análisis «la demanda de energía del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) en 2016 fue de 73.370 GWh. Si se asume que el reemplazo de 5 millones de autos convencionales ocurriera en un período de 20 años, solo se agregaría un punto porcentual adicional anual al crecimiento orgánico de la demanda eléctrica nacional».
Perspectivas
El impacto de este consumo en las redes de distribución sería acotado, según Systep, pues las empresas distribuidoras pueden «prever con anterioridad esta alza en el consumo y aprovisionar los recursos necesarios en el aumento de la capacidad de sus redes».
El análisis sostiene que para avanzar hacia una mayor participación de la electromovilidad es necesario desarrollar la infraestructura necesaria para el proceso de recarga domiciliaria o en los lugares de trabajo. «Se debe además desarrollar el mercado de servicios que acompañan la compra de un automóvil eléctrico; talleres electromecánicos, electrolineras, venta de baterías y equipos relacionados».
«Es necesario el oportuno desarrollo de normas y reglamentos, anticipándose por si el cambio tecnológico fuese más rápido del proyectado (como ocurrió con la penetración de tecnología solar en el segmento generación)», concluye el reporte.
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