(El Mercurio) Como si se tratase del reto planteado al refinado caballero inglés Phileas Fogg en la novela «La vuelta al mundo en ochenta días» de Julio Verne, dos pilotos suizos despegarán en marzo de 2015 con el fin de dar la vuelta al globo, eso sí, sin utilizar combustible.
Bertrand Piccard -quien impartirá una conferencia en Chile el próximo 22 de abril invitado por Fundación Recyclápolis en el marco de la feria Expomin- y André Borschberg conducirán el avión Solar Impulse 2 (Si2) en el que podrán volar cinco días y cinco noches sin aterrizar.
La aeronave fue presentada el pasado 10 de abril en la base aérea militar de Payerne y forma parte del proyecto Solar Impulse, cuyos primeros vuelos de prueba se realizaron con el prototipo HB-SIA por Europa, Marruecos y EE.UU.
Antes de retransmitir su travesía en directo desde la cabina a través de cámaras, Piccart -que además de aeronauta es psiquiatra y embajador de Naciones Unidas- cuenta a «El Mercurio» los objetivos de esta iniciativa que combina tecnología y aventura.
-¿Qué tienen en común la psiquiatría y la aeronáutica ? ¿Por qué cambió su profesión?
«Con la psiquiatría quiero explorar el mundo interior y con la aeronáutica el mundo exterior. Ambas disciplinas tratan de comprender más sobre la vida, los seres humanos y la naturaleza. En realidad, no cambié de profesión, solo la reorienté».
«Cuando doy discursos, como el que voy a hacer en Santiago con la Fundación Recyclápolis, me centro mucho en las estrategias que tenemos que poner en práctica como seres humanos con el fin de tener una mejor calidad de vida».
– Usted pertenece a un clan de científicos-aventureros suizos. ¿Fue su familia una inspiración para usted?
«Mi abuelo y mi padre tenían una profesión convencional antes de explorar la estratosfera y las fosas oceánicas más profundas. El primero era físico y el segundo, economista. Ellos me inspiraron mucho al enseñarme lo interesante que se vuelve la vida cuando se empieza a explorar lo desconocido. Siempre me permitieron ser curioso, hacer preguntas y a cuestionar las certezas».
-¿Cuál es el objetivo del proyecto Solar Impulse? ¿Tiene miedo de que pueda quedar solo en un experimento?
«Quiero demostrar lo importante que es tener espíritu pionero en nuestro mundo y deshacerse de viejas convicciones y creencias que nos mantienen prisioneros de las viejas formas de pensar y de comportarse. Tenemos que usar las dudas y los signos de interrogación como una estimulación a la creatividad. La energía renovable es un ejemplo de ello».
– Al año hay miles de conferencias mundiales sobre energía renovable. ¿Son eficaces?
«El problema de estas conferencias es que ellos siguen diciendo que el CO {-2} es un problema grande y caro. ¿Cómo se puede motivar a la gente con problemas grandes y caros? En medicina, un problema se llama un síntoma, un síntoma que tiene un origen, y cada origen se puede curar con un tratamiento. El CO {-2} es solo el síntoma de la loca manera de perder energía fósil, quemar petróleo, gas y carbón. Y el tratamiento para eso se llama tecnología limpia, que nos ayuda a reducir nuestro consumo de energía».
-¿Cómo se puede crear una verdadera cultura sobre el valor de ERNC ?
«La gente tiene que entender que las tecnologías limpias no solo permiten proteger el medio ambiente, sino que también permitirán producir los productos de limpieza que el mundo necesita, crear nuevos puestos de trabajo, obtener beneficios…».
– ¿Quién tiene la función de promoverlas en un país?
«Para las industrias es difícil invertir en tecnologías limpias y más si es sin una dirección clara fijada por los gobiernos. Las autoridades políticas tienen que empujar a la sociedad a salir de las viejas tecnologías contaminantes con el fin de adoptar las que realmente permiten ahorrar la energía y recursos naturales de nuestro planeta».
– ¿Cree que su proyecto es viable o práctico en otras economías en crisis o países menos desarrollados?
«Precisamente, los países más pobres son los que más sufren a causa de la dependencia de las energías fósiles. En lugar de perder un montón de dinero en perder la energía, podrían invertir en tecnologías limpias. Esto reduciría el costo de la energía, crearía empleos y produciría riqueza».