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Foro exhibirá soluciones con energía solar para abaratar cosos en sistemas de frío industrial

Foro exhibirá soluciones con energía solar para abaratar cosos en sistemas de frío industrial

El mercado agropecuario, frutícola y vitivinícola chileno cuenta con múltiples desafíos vinculados con el uso de tecnologías más eficientes, entre las cuales está la innovación energética para reducir los costos en los sistemas de refrigeración y climatización.

Eso es lo que pretender mostrar la Cámara Chileno Alemana de Comercio e Industria (Camchal) en un Foro en el que se presentarán las últimas tendencias en el tema y casos de éxito que optimizan el uso energético en sistemas de frío industrial. Además, se mostrará cómo estas soluciones disminuyen las emisiones de CO2 en tales procesos.

La actividad es gratuita y se llevará a cabo este jueves 30 de enero a partir de las 09 horas en la Hotel Casa Silva de San Fernando, Región de O’Higgins.

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Expositores

Las exposiciones estarán a cargo de representantes del Programa de Creación de Consorcio de Alemania, miembros de la empresa chilena Agrosuper y la Fundación para el Desarrollo Frutícola FDF.

El Programa de Creación de Consorcio es un proyecto piloto de la Iniciativa del Fomento de Exportaciones del Ministerio de Economía y Energía de Alemania que, aparte de Chile, se realiza en Brasil, Myanmar y EE.UU. (California).

Según explicó Iris Wunderlich, Project manager de Smart Energy Concepts de Camchal,  esta instancia es una gran ventaja para la industria. «Tenemos que ver esta situación como una oportunidad: acá hay un potencial enorme para ser más eficientes energéticamente y reducir costos. Entre las tecnologías que se presentarán se encuentran soluciones de frío con energía solar, compresores más eficientes, bombas herméticas y también servicios de optimización de medición inteligente, esta última muy útil para conocer dónde hay más consumo y dónde se genera un mejor potencial de ahorro. Todas estas empresas forman un consorcio y pueden ofrecer una solución integral a un cliente final».

La especialista destacó también la posibilidad que tendrán los asistentes para relacionarse directamente con miembros del Programa de Creación de Consorcio, puesto que este organismo también podría ofrecer soluciones para otros mercados.

Hidrógeno verde: Qué es, cómo se produce y cuál es su «impresionante» potencial en Chile

Hidrógeno verde: Qué es, cómo se produce y cuál es su «impresionante» potencial en Chile

(Emol) Hace décadas que el hidrógeno se ha promocionado en el mercado energético mundial como «el combustible del futuro», y hoy ese potencial podría convertirse en realidad, pero en su versión sustentable: el denominado hidrógeno verde. Una opción que especialistas ven con buenos ojos para ser el reemplazo definitivo, por ejemplo, del diésel en un contexto donde el mundo busca hacer frente a la crisis climática y en el que Chile apunta para 2050 su meta de descarbonización total.

Pese a ser uno de los elementos más abundantes de la Tierra, el hidrógeno no es fácil de obtener: no se encuentra de forma aislada en la naturaleza, por lo que se extrae a partir de otras sustancias que lo contienen, como el agua, el carbón o el gas natural. Y actualmente se utilizan dos maneras masivas para producirlo.

La primera -y más barata y utilizada- es extraerlo a través de hidrocarburos, a lo que se le llama hidrógeno gris. Método poco amigable con el medioambiente ya que su generación continúa requiriendo combustibles fósiles. Y la segunda es obtenerlo directamente del agua a través de un proceso llamado electrolisis, el cual rompe la molécula del agua y separa el oxígeno y el hidrógeno, lo que necesita altas cantidades de electricidad que si es producida en base a energías renovables como la solar o eólica, genera el hidrógeno en su versión verde. Y en ese último escenario, Chile podría jugar un rol clave a nivel mundial.

«Cuando uno mira el ranking de los países que están mejor posicionados para ser productores y exportadores de hidrógeno (verde), Chile está entre los mejores, dentro del top tres», sostuvo ayer el ministro de Energía, Juan Carlos Jobet, quien dio cuenta del potencial que tiene el país para convertirse en un actor importante en la producción y exportación de este combustible, el cual, afirmó, podría tener el alcance de la mitad de lo que es el mercado del petróleo en el mundo.

Una capacidad «inconmensurable»

Según expuso a Emol el presidente ejecutivo de Generadoras de Chile, Claudio Seebach, el hidrógeno «es un energético antiguo, pero cuando es verde quiere decir que la forma en que lo producimos se hace con energía eléctrica que en su origen no está producida con combustibles fósiles y tiene muchas virtudes». Una de ellas, es la capacidad que tiene reemplazar al diésel en transporte pesado en el que la electricidad es difícil que entre, como en la minería o buques de carga.

«Reemplazar grandes camiones de la minería por electricidad es técnicamente difícil porque las baterías pesarían tanto como el camión, por lo tanto una alternativa es reemplazarlo por hidrógeno», dijo, agregando que aquello podría dar pie a la creación de «industria del hidrógeno verde en Chile» y así hacer que, por ejemplo, la producción de cobre «sea cero emisiones».

Y es que, según subrayó a este mismo medio el experto en energía y académico de ingeniería de la U. Católica, Patricio Lillo, Chile cuenta con condiciones privilegiadas para explotar el hidrógeno verde y convertirse en una potencia en materia energética sustentable. «Estoy parado en un país que es capaz de por sí solo abastecer toda la demanda energética del mundo con radiación solar (…), en uno de los lugares con mayores recursos eólicos del mundo. Entonces la viabilidad técnica en recursos para producir hidrógeno verde en Chile es simplemente inconmensurable. El potencial de recursos de que tiene Chile es impresionante», aseguró.

«Aquí se abre una ventana para producir un combustible cuya base es el sol. Si uno hiciera una torta, un catastro de todas las maneras en que consumimos energía, más o menos un 55% es energía eléctrica y el otro 45% es petróleo para motores a combustión interna, y ahí hoy en Chile y el mundo hay pocas alternativas, a diferencia de la energía eléctrica. En el mundo no existen alternativas competitivas del diésel», añadió Lillo.

[LEA TAMBIÉN: Hidrógeno verde: potencial exportación de Chile supera los US$8.800 millones a 2030]

La traba de los costos

Pero el problema, subrayan tanto desde el Gobierno como del mundo académico, tiene que ver con los altos costos que hoy tiene la producción y transporte del hidrógeno líquido, lo que hace que aún no pueda ser competitivo en relación a los combustibles fósiles. «Si yo quisiera cargar un vehículo con hidrógeno en vez de diésel, hoy día me cuesta entre tres o cuatro veces más», dijo el académico de la UC.

Mientras que Seebach expuso que «en la medida que el proceso de electrólisis, que es la forma en que se produce nitrógeno verde, sea más barato y pueda competirle a los fósiles, lo va a desplazar. Eso no se produce hoy día porque todavía los costos para su producción son altos».

Algo, en todo caso, que podría cambiar en los próximos años. Esa al menos fue la conclusión de un análisis realizado por Bloomberg. Según el informe dado a conocer el agosto de 2019, durante décadas se ha establecido que este gas es una fuente de energía libre de carbono, pero su costo y la dificultad para fabricarlo lo limitaban principalmente a servir de combustible para cohetes y a mejorar mezclas de petróleo.

Sin embargo, una vez se amplíe la industria en base a la producción a través de energía eólica o solar harían «que el gas verde sea asequible, permitiendo perspectivas de una economía verdaderamente limpia». Así, de acuerdo al análisis, un hidrógeno verde verdaderamente competitivo podría instalarse en las próximas décadas para alimentar industrias como el transporte de larga distancia y la fabricación de acero y cemento. «El hidrógeno también se puede almacenar, enviar y utilizar para producir electricidad o alimentar celdas de combustible que aparecen cada vez más en automóviles y centrales eléctricas».

Según Bloomberg, los costos del hidrógeno verde podrían caer hasta US$1,40 por kilogramo para 2030 desde el rango actual que oscila entre US$2,50 y US$6,80. Y este precio podría caer aún más hasta 80 centavos en 2050.

Para Lillo, «esto es muy parecido a lo que ocurría con la tecnología fotovoltaica hace 15 años. Estamos en el mismo estado, con proyecciones de costos tan prometedoras como esa. Entonces, probablemente estamos entre 10 y 15 años a que haya un sector en Chile que tenga el hidrógeno como combustible ya de manera formal y normal a costo competitivo», dijo.

El desafío tecnológico

Y para ello, añadió, el desafío es principalmente tecnológico. «Hoy día lo que estamos haciendo es trabajar para que ese costo baje vía desarrollo de nuevas tecnologías en su producción, almacenamiento y transporte. Ahí es donde la parte tecnológica está poniendo el énfasis y el foco: cómo hago para que el hidrógeno sea más barato». No obstante, recalcó, «si hoy día quisiera usar el hidrógeno verde, lo puedo hacer (…), es una tecnología madura que lleva varias décadas».

Por eso último, llamó a que «el mercado no sea el que resuelva» los tiempos para comenzar a utilizar este combustible sustentable en el país. «Estamos de nuevo parados esperando que el mercado a través de la proyección del costo solucione el problema ¿Por qué no lo hacemos al revés? Estableciendo cuotas o generando incentivos para empujar la implementación y desarrollo de este combustible. Imagínate lo que significa que en vez de todos los miles de millones de dólares que son para comprar e importar petróleo, los utilicemos comprando combustible hecho en Chile. Imagínate el cambio en la economía», apuntó.

Una vez la industria del hidrógeno verde sea creada en Chile, para Seebach comenzar a exportar este combustible «es solo un paso». En esa línea, complementó Lillo, «esto es un tremendo producto para la exportación. Chile podría ser una potencia energética para toda América Latina, pero es cierto que hay algunos aspectos tecnológicos asociados al transporte que tienen que ser resueltos».

Energía renovable: piedra angular en la formación del capital humano

La incorporación de nuevas tecnologías, especialmente vinculadas a las energías renovables, redes inteligentes y en automatización y digitalización, son los mayores ejes que se han incorporado en los últimos años dentro de la formación de los futuros profesionales de la industria eléctrica.

A juicio de ellos, los cambios tecnológicos que vive la industria plantean una adaptación a las mallas curriculares y al manejo de nuevos equipamientos por parte de los estudiantes en las escuelas de ingeniería y en los centros de formación técnica.

Adaptación

Alejandro Ángulo, académico del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Santa María (USM), señala que la adaptación a las nuevas tecnologías de la industria es clave. “Nos hemos adaptado a la tecnología. Dentro del área de ingeniería, en cada uno de esos cursos se ven las tecnologías de punta, tanto en la parte de máquinas eléctricas donde se incluyen convertidores, como en la parte de sistemas de potencia, donde se incluye todo lo que tiene que ver con electromovilidad, generación distribuida y energías renovables”, afirma.

Y añade: “Mucha de nuestra formación está basada en experiencia de laboratorios virtuales y de simulación, pero también laboratorios donde tenemos equipos similares a los que van a encontrar los futuros egresados, razón por la cual todo lo que tiene que ver con energías del futuro, la estamos tratando de incluir dentro de la formación”.

Una visión similar posee Héctor Henríquez, director del Área de Electricidad y Electrónica de Inacap, quien precisa que con la adopción tecnológica “se ha hecho necesario hacer ajustes en las carreras a las nuevas demandas de los sectores productivos y sociales”.

“Los cambios tecnológicos deben estar presentes en los proceso de formación de los ingenieros eléctricos y de todas las otras disciplinas, por lo que constantemente vamos incorporando nuevas tendencias al curriculum, lo que también requiere de inversión en nuevo equipamiento y de softwares necesarios para las actividades prácticas”, plantea el académico.

Para Manuel Morales, subdirector de la Escuela de Ingeniería del Área Electricidad, Automatización y Energías Renovables de Duoc UC, este tipo de cambios generan una oportunidad para incluir la digitalización de procesos tecnológicos, “por lo que creemos que serán mejor asimilados teniendo una buena base eléctrica”.

“Nuestras carreras han ido evolucionando también hacia temáticas como las redes eléctricas inteligentes (Smart grid), que hacen, desde la base eléctrica, que nuestros alumnos puedan explorar nuevas áreas productivas y así ampliar su campo laboral, especializándose o profundizando algún tema en particular”, agrega.

Marcos Orchard, académico y subdirector del Departamento de Ingeniería Eléctrica, Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, también destaca el rol clave que tiene la adaptación de nuevas tecnologías en el ámbito de la gestión de proyectos tecnológicos y la generación de soluciones tecnológicas por parte de estudiantes, especialmente “considerando que actualmente los sistemas y procesos industriales cuentan con elevados estándares de instrumentación, lo que permite adquirir señales e indicadores de condición en tiempo real, con la consiguiente necesidad de procesar adecuadamente dicha información”.

“Los ingenieros de hoy deben estar habituados a enfrentar desafíos complejos con equipos de trabajo multidisciplinarios. Actualmente existe la necesidad de proveer un delicado balance entre competencias generales y específicas en la carrera profesional. La gestión de proyectos tecnológicos requiere que los profesionales sean capaces de innovar, comunicarse y enfrentar adecuadamente a cambios abruptos en el estado del arte. Estas competencias deben desarrollarse durante su instrucción, de modo de incorporarlos exitosamente al ámbito laboral”, acota.

El académico explica que, en el caso de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de esta casa de estudios, se trabaja con un diseño en que “diversas temáticas, difíciles de tratar en el formato clásico de clases lectivas, sean atendidas en un formato de proyectos, trabajando mancomunadamente con diversas unidades académicas dentro de la facultad, como el Centro de Energía o el Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Chile. Esto ha dado luz a iniciativas concretas en, por ejemplo, temáticas asociadas a energías renovables y electromovilidad”.

Instalaciones

El contenido de la formación académica en el área eléctrica es coincidente entre las mallas curriculares. Según Héctor Henríquez, en Inacap, “se busca que el ingeniero eléctrico pueda diseñar e implementar proyectos en sistemas eléctricos, gestionando también su operación, bajo principios de eficiencia energética y sustentabilidad, por lo que los temas relacionados a ERNC, electromovilidad y redes inteligentes deben estar presentes en el diseño de estos proyectos, mientras que los aspectos técnicos están relacionados a su funcionamiento e instalación, así como a su operación y mantenimiento”.

Por su parte, Manuel Morales sostiene que en la carrera de ingeniería y técnico en electricidad y automatización de Duoc UC, han insertado las competencias asociadas a la industria 4.0, redes inteligentes y electromovilidad, por lo que han instalado “espacios de aprendizaje, donde los alumnos interactúan con las tecnologías presentes en la industria, como robótica colaborativa, robótica móvil, sensores RFID (de identificación por radiofrecuencia), ciberseguridad, realidad virtual y fabricación aditiva”.

El académico también destaca el laboratorio de redes inteligentes implementado por la institución educacional, con el propósito de “incorporar a nuestros programas de estudio temas relacionados a las energías renovables y su respectivo gerenciamiento, mientras que en electromovilidad se ha invertido en autos y maquinaria eléctrica para atender las reales necesidades presentadas por esta industria”.

Alejandro Ángulo valora el papel que cumplen los laboratorios en la formación, puesto que “apuntan a conocer las tecnologías, a utilizarlas en un contexto cercano al profesional, entendiendo cómo funciona e interactúa con otros sistemas y, por otro lado, permiten conocer cuáles son los fundamentos básicos de diseño de estos equipos, de manera que ellos puedan extender en su vida profesional y realizar algún tipo de emprendimiento”.

A modo de conclusión, Héctor Henríquez asevera que actualmente la inversión en laboratorios dentro de la formación académica pasa por la incorporación de las tecnologías vinculadas a energías renovables, especialmente solar fotovoltaica y eólica, “con sistemas on grid y off grid, junto a centro de electromovilidad, laboratorios de simulación, centros de eficiencia energética y otros equipos e instrumentos necesarios para los procesos de formación de los estudiantes”.

Energía renovable: piedra angular en la formación del capital humano

Energía renovable: piedra angular en la formación del capital humano

La incorporación de nuevas tecnologías, especialmente vinculadas a las energías renovables, redes inteligentes y en automatización y digitalización, son los mayores ejes que se han incorporado en los últimos años dentro de la formación de los futuros profesionales de la industria eléctrica.

A juicio de ellos, los cambios tecnológicos que vive la industria plantean una adaptación a las mallas curriculares y al manejo de nuevos equipamientos por parte de los estudiantes en las escuelas de ingeniería y en los centros de formación técnica.

Adaptación

Alejandro Ángulo, académico del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Santa María (USM), señala que la adaptación a las nuevas tecnologías de la industria es clave. “Nos hemos adaptado a la tecnología. Dentro del área de ingeniería, en cada uno de esos cursos se ven las tecnologías de punta, tanto en la parte de máquinas eléctricas donde se incluyen convertidores, como en la parte de sistemas de potencia, donde se incluye todo lo que tiene que ver con electromovilidad, generación distribuida y energías renovables”, afirma.

Y añade: “Mucha de nuestra formación está basada en experiencia de laboratorios virtuales y de simulación, pero también laboratorios donde tenemos equipos similares a los que van a encontrar los futuros egresados, razón por la cual todo lo que tiene que ver con energías del futuro, la estamos tratando de incluir dentro de la formación”.

Una visión similar posee Héctor Henríquez, director del Área de Electricidad y Electrónica de Inacap, quien precisa que con la adopción tecnológica “se ha hecho necesario hacer ajustes en las carreras a las nuevas demandas de los sectores productivos y sociales”.

“Los cambios tecnológicos deben estar presentes en los proceso de formación de los ingenieros eléctricos y de todas las otras disciplinas, por lo que constantemente vamos incorporando nuevas tendencias al curriculum, lo que también requiere de inversión en nuevo equipamiento y de softwares necesarios para las actividades prácticas”, plantea el académico.

Para Manuel Morales, subdirector de la Escuela de Ingeniería del Área Electricidad, Automatización y Energías Renovables de Duoc UC, este tipo de cambios generan una oportunidad para incluir la digitalización de procesos tecnológicos, “por lo que creemos que serán mejor asimilados teniendo una buena base eléctrica”.

“Nuestras carreras han ido evolucionando también hacia temáticas como las redes eléctricas inteligentes (Smart grid), que hacen, desde la base eléctrica, que nuestros alumnos puedan explorar nuevas áreas productivas y así ampliar su campo laboral, especializándose o profundizando algún tema en particular”, agrega.

Marcos Orchard, académico y subdirector del Departamento de Ingeniería Eléctrica, Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, también destaca el rol clave que tiene la adaptación de nuevas tecnologías en el ámbito de la gestión de proyectos tecnológicos y la generación de soluciones tecnológicas por parte de estudiantes, especialmente “considerando que actualmente los sistemas y procesos industriales cuentan con elevados estándares de instrumentación, lo que permite adquirir señales e indicadores de condición en tiempo real, con la consiguiente necesidad de procesar adecuadamente dicha información”.

“Los ingenieros de hoy deben estar habituados a enfrentar desafíos complejos con equipos de trabajo multidisciplinarios. Actualmente existe la necesidad de proveer un delicado balance entre competencias generales y específicas en la carrera profesional. La gestión de proyectos tecnológicos requiere que los profesionales sean capaces de innovar, comunicarse y enfrentar adecuadamente a cambios abruptos en el estado del arte. Estas competencias deben desarrollarse durante su instrucción, de modo de incorporarlos exitosamente al ámbito laboral”, acota.

El académico explica que, en el caso de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de esta casa de estudios, se trabaja con un diseño en que “diversas temáticas, difíciles de tratar en el formato clásico de clases lectivas, sean atendidas en un formato de proyectos, trabajando mancomunadamente con diversas unidades académicas dentro de la facultad, como el Centro de Energía o el Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Chile. Esto ha dado luz a iniciativas concretas en, por ejemplo, temáticas asociadas a energías renovables y electromovilidad”.

Instalaciones

El contenido de la formación académica en el área eléctrica es coincidente entre las mallas curriculares. Según Héctor Henríquez, en Inacap, “se busca que el ingeniero eléctrico pueda diseñar e implementar proyectos en sistemas eléctricos, gestionando también su operación, bajo principios de eficiencia energética y sustentabilidad, por lo que los temas relacionados a ERNC, electromovilidad y redes inteligentes deben estar presentes en el diseño de estos proyectos, mientras que los aspectos técnicos están relacionados a su funcionamiento e instalación, así como a su operación y mantenimiento”.

Por su parte, Manuel Morales sostiene que en la carrera de ingeniería y técnico en electricidad y automatización de Duoc UC, han insertado las competencias asociadas a la industria 4.0, redes inteligentes y electromovilidad, por lo que han instalado “espacios de aprendizaje, donde los alumnos interactúan con las tecnologías presentes en la industria, como robótica colaborativa, robótica móvil, sensores RFID (de identificación por radiofrecuencia), ciberseguridad, realidad virtual y fabricación aditiva”.

El académico también destaca el laboratorio de redes inteligentes implementado por la institución educacional, con el propósito de “incorporar a nuestros programas de estudio temas relacionados a las energías renovables y su respectivo gerenciamiento, mientras que en electromovilidad se ha invertido en autos y maquinaria eléctrica para atender las reales necesidades presentadas por esta industria”.

Alejandro Ángulo valora el papel que cumplen los laboratorios en la formación, puesto que “apuntan a conocer las tecnologías, a utilizarlas en un contexto cercano al profesional, entendiendo cómo funciona e interactúa con otros sistemas y, por otro lado, permiten conocer cuáles son los fundamentos básicos de diseño de estos equipos, de manera que ellos puedan extender en su vida profesional y realizar algún tipo de emprendimiento”.

A modo de conclusión, Héctor Henríquez asevera que actualmente la inversión en laboratorios dentro de la formación académica pasa por la incorporación de las tecnologías vinculadas a energías renovables, especialmente solar fotovoltaica y eólica, “con sistemas on grid y off grid, junto a centro de electromovilidad, laboratorios de simulación, centros de eficiencia energética y otros equipos e instrumentos necesarios para los procesos de formación de los estudiantes”.

Juan Carlos Jobet: “La industria del hidrógeno verde en Chile puede ser tan importante como la minería”

Juan Carlos Jobet: “La industria del hidrógeno verde en Chile puede ser tan importante como la minería”

(La Tercera-Pulso) Un informe de McKinsey calcula oportunidades de inversión por US$475 mil millones en la industria del hidrógeno para los próximos diez años a nivel mundial. Pero se trata del hidrógeno “verde”, es decir, el que se produce a partir de electricidad generada por energías renovables y (como cualquier tipo de hidrógeno) se almacena como gas transformándose en un combustible. Y Chile es -por decirlo de alguna forma- La Meca de la energía solar fotovoltaica, el caldo de cultivo perfecto para el interés por una industria del hidrógeno. No sólo por ser un buen negocio, sino porque también se puede sumar a las metas de descarbonización de nuestro país al 2050.

Además, como dice Juan Carlos Jobet, ministro de Energía, “en Chile estamos necesitados de grandes proyectos que convoquen a todos los actores y generen unidad. El hidrógeno puede cumplir esa misión” y agrega: “Incluso, la meta que nos puso el presidente Piñera es que empujemos esto para ser exportadores de hidrógeno verde”.

Exportar energía no es fácil…

—No es fácil porque se necesitan líneas de transmisión para la electricidad, pero si se usan las energías renovables y se transforman en hidrógeno verde, ahí es más sencillo transportarla y exportarla. Tiene un potencial tan grande que puede ser la mitad de lo que es el mercado del petróleo en el mundo. Si hacemos las cosas bien, la industria del hidrógeno verde en Chile puede ser tan importante como la minería, el sector forestal o como fueron alguna vez los salmones.

Pero eso no va a pasar de la noche a la mañana…

—Y tampoco lo puede hacer el gobierno solo. Por eso estamos convocando a actores políticos de todos los sectores. También tenemos que hacerlo con la academia y los científicos, así como con la empresa privada. Y, por supuesto, que el Estado tenga un rol de fomento. En el fondo, la idea es convocar a todos los sectores y empujar una agenda, una estrategia y una regulación.

¿Qué elementos son clave en una nueva regulación?

—Por ejemplo, si alguien quiere construir una planta de hidrógeno, no están claras las normas que la rigen o qué permisos se necesitan.

Tampoco está claro cómo la SEC autoriza una instalación de hidrógeno y si quieres usar hidrógeno en un camión minero en vez de diésel, no sabemos qué exigencias se deben cumplir. O sea, no hay marco regulatorio.

[LEA TAMBIÉN: Hidrógeno verde: potencial exportación de Chile supera los US$8.800 millones a 2030]

¿Y qué referencia habrá para esa normativa?

—Tenemos en marcha dos estudios internacionales y uno nacional que están estableciendo la estructura de la nueva normativa y estándares para toda la cadena de suministro de hidrógeno en términos energéticos, la que estará lista en abril de este año.

También estamos haciendo varios esfuerzos de cooperación internacional y consiguiendo financiamiento para proyectos piloto. Necesitamos probar y cometer errores para bajar la curva de costos. Tendremos un summit con Corfo en mayo y estamos desarrollando un Plan Nacional de Hidrógeno.

¿Cuándo estará listo el plan?

—Esperamos lanzarlo a mediados de este año. Estamos en contacto con las empresas que están desarrollando pilotos, para entender en qué están y ofrecerles ayuda.

¿Hay realmente un interés importante de invertir en esta tecnología desde el sector privado?

— Sí, por ejemplo, en lo que es la cadena de suministros y tecnología, empresas como Engie, EDF, Copec, Cummins le están dedicando tiempo y recursos. También están haciendo pilotos CCU, Walmart, Metanex y Enaex. Además,
estamos hablando con empresas
del sector minero.

¿Qué industria debería naturalmente empezar más fuerte con el uso de hidrógeno a gran escala en Chile?

— La minería tiene un potencial gigantesco. ¡Los camiones mineros consumen una cantidad de diésel impresionante! Si podemos reemplazar ese combustible por hidrógeno, será clave. Además, la minería está ubicada principalmente en el norte del país, donde hay muy buena radiación solar. Eso puede permitir también un factor diferenciador de la minería chilena.

¿De qué forma?

—El cobre es un commodity, por lo que te pagan un precio por toneladas o libras, pero creo que con el tiempo, los compradores van a empezar exigir también la medición de cuánto CO2 generó. Por lo que hay una oportunidad de diferenciación con el hidrógeno.

¿En qué momento cree que realmente pueda exportarse?

—Hay varios desafíos. La producción de la energía es baja, pero la electrólisis (proceso para producir hidrógeno), así como el almacenamiento aún tiene costos muy altos.

Otro gran componente es el costo del transporte del hidrógeno, ya que hay que comprimirlo para distancias largas, lo que aún es caro. Pero creo se va a resolver a nivel global, ya que hay muchos países trabajando en eso. Por eso, esta década será esencial para que esos costos bajen.

¿O sea, con el hidrógeno verde vamos a seguir siendo “la niña bonita” de las energías renovables en el mundo?

—El potencial de las energías renovables es tan grande que tenemos que encontrar la manera de exportarla. Y el hidrógeno es probablemente la mejor forma.