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Empresa española se adjudica dos proyectos de transmisión eléctrica en Chile

(La Tercera-Pulso) La empresa española Elecnor se adjudicó el concurso para la construcción, operación y mantenimiento de dos nuevos proyectos correspondientes al Sistema de Transmisión eléctrica Zonal de Chile, por un importe de US$466 millones.

El cliente es la Comisión Nacional de Energía (CNE) de Chile, informó el grupo español de infraestructuras y energía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el regulador bursátil español.

Las instalaciones del primer proyecto se ubicarán al oeste de Santiago, entre Melipilla y Valparaíso, y se construirán dos nuevas subestaciones -Casablanca, de 220/66 kilovoltios (kv), y La Pólvora, de 220/110 kv-, así como una línea de transmisión eléctrica de doble circuito de 220 kv y 110 kilómetros de longitud.

Este proyecto, adjudicado a Elecnor por medio de los consorcios Celeo Redes Chile España y Celeo Redes, mejorará el sistema de transmisión regional de electricidad en la zona y facilitará la conexión entre la capital y la región de Valparaíso.

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La segunda adjudicación, al sur de Santiago, entre las regiones del Maule y de Concepción, incluye la construcción de una línea de transmisión de 360 kilómetros y la ejecución de cinco subestaciones.

La filial Celeo Redes Chile opera y mantiene en la actualidad 710 kilómetros de líneas de transmisión: la línea Ancoa-Alto Jahuel, de 510 kilómetros, y la Charrúa-Ancoa, de 200 kilómetros.

Con las dos nuevas adjudicaciones, Celeo Redes Chile contará con seis proyectos en propiedad en el país andino.

Celeo Redes es una empresa conformada por Celeo Concesiones e Inversiones y la gestora de fondos de pensiones holandesa APG.

Elecnor es una empresa global española de infraestructuras, energía renovable y nuevas tecnologías, presente en 50 países, varios iberoamericanos.

Electrolineras, vehículos autónomos y rieles aumentarán en Santiago

Electrolineras, vehículos autónomos y rieles aumentarán en Santiago

(La Tercera-Pulso) Elevada participación de autos compartidos y autónomos, además de conectividad ferroviaria con Valparaíso, Melipilla y Tiltil, y la presencia de una amplia red de electrolineras e infraestrutura asociada a estos vehículos, son parte de la realidad que experimentará la ciudad en materia de transporte de cara a las próximas tres décadas.

Este año, el sector automotor se ha mantenido imparable. Sólo en septiembre, las ventas de autos superaron las 39.000 unidades, lo que equivale a un alza de 10,7% en comparación con el mismo mes de 2017 y un acumulado que alcanza las 300 mil facturaciones.

Esta no será una tendencia aislada, pues se proyecta que en las próximas décadas el número de vehículos seguirá aumentando.

Por ejemplo, un estudio de la Agencia de Eficiencia Energética (Acee) identificó que al 2040 circularán entre 12 y 16 millones de vehículos.

Es decir, mucho más del doble de los que hoy existen en las calles.

Pero eso no es todo, pues también se pronostica que el parque de vehículos a propulsión eléctrica también aumentará de manera significativa.

Según un estudio llevado a cabo por el Ministerio de Energia, estos automóviles representarán alrededor del 40% del total del parque automotor chileno. Es decir, unos cinco millones de unidades.

A nivel mundial, esta expansión será aún más acelerada. Una investigación desarrollada por Harvard indica que al 2050 los automóviles eléctricos serán una mayoría, proyectando que poco más del 90% de los kilómetros recorridos en las urbes serán en este tipo de vehículos.

En tanto, un reporte de Morgan Stanley reveló que dentro de tres décadas habrá poco más de mil millones de estos automóviles o un 80% del total del parque automotor, creciendo a razón de 50% al año.

“En 2050 ya deberíamos contar con una provisión de energía limpia y resiliente. Es decir, que se haya optimizado la relación entre la demanda y la oferta, de forma tal de que todo funcione en equilibrio.

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Esto involucra una optimización de los horarios en la que la gente va a recargar sus automóviles y dónde lo harán. Una parte de la infraestructura va a ser pública -lugares de trabajo y ocio- y también va a existir en las casas.

Por otro lado, también el rol del metro será fundamental, pues se encargará de movilizar a un gran número de personas”, explica Alejandro Tirachini, académico del Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de Chile.

La expansión periurbana de Santiago, que al 2050 se espera que ya haya alcanzado los alrededores de los principales ejes de transporte de la Región Metropolitana -autopistas Santiago-Lampa, Los Libertadores, además de Ruta 68 y 78, entre otras-, generará tiempos de transporte cada vez mayores, producto de las distancias involucradas.

“Es posible que las calles se llenen de autos. Esto se va a deber a que la gente vivirá cada vez más lejos producto de la penetración de los vehículos automónos , pues ya no necesitarán conducir”, dice Tirachini.

Sin embargo, el incremento de la oferta de vehículos compartidos permitirá combatir este fenómeno. “No es sólo que va a cambiar el tipo de vehículo, sino que existirá una modalidad de viaje totalmente diferente.

Por ejemplo, crecerá el uso de servicios de automóviles de alquiler y habrá tranvías”, manifiesta Óscar Figueroa, académico del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Católica.

En cuanto a la infraestructura de movilidad, los expertos abogan por un equilibrio. “No se pueden dejar de construir autopistas, pero no es lo único que hay que hacer.

Estas tienen una capacidad fija, por lo que no se pueden hacer pensando en las grandes aglomeraciones de la hora punta, pues sería de nunca acabar”, dice Figueroa.

Electromovilidad y almacenaje de energía definirán la demanda en la próxima década

Por Anthony Milewski, presidente de Cobalt 27.

A medida que el superciclo de los commodities impulsado por China perdió dinamismo y los balances de las empresas mineras sintieron su efecto, inversores, banqueros y observadores –todos por igual– se preguntaron cuándo, dónde y cómo se manifestaría el siguiente ciclo de expansión del mercado de los commodities mineros.

Las analistas especularon que el siguiente superciclo estaba a lo menos diez años hacia adelante y que sería empujado por el crecimiento de India o –posiblemente– por el desarrollo urbano de Indonesia. En tanto, el crecimiento del producto per cápita y el crecimiento en urbanización de los mercados emergentes ciertamente ayudan a la demanda de los commodities mineros, casi en forma unánime inversores, mineros y analistas fallaron en anticipar el boom de demanda que estamos viendo hoy.

Principalmente nueva demanda para cobre, níquel, litio y cobalto, así como también varios otros minerales, en los años venideros, debido al efecto global de la electromovilidad (EV por su sigla en inglés) y su impacto sobre las redes eléctricas, así como también sobre la tecnología de las baterías de almacenamiento de electricidad, lo cual está transformando el uso de energías renovables y haciendo que la energía eléctrica sea más barata y accesible en términos globales.

No siempre la nueva tecnología desplaza a la más antigua. Mucha gente no sabe que varios de los primeros automóviles que se fabricaron en el mundo fueron eléctricos, o que en las décadas de 1970 y 1980 los fabricantes de autos ya trabajaban en el desarrollo de vehículos eléctricos. Se ha requerido una diversidad de factores, tanto económicos como políticos, para llegar al escenario que hoy enfrentamos con la electromovilidad y las baterías de almacenamiento eléctrico, las que se encuentran en el umbral de su incorporación masiva.

Costo y utilidad

Cuando pienso en tecnología disruptiva, hay dos principios que se repiten en forma constante para que ocurra el cambio tecnológico: costo y utilidad. En el caso de los vehículos eléctricos, estamos prácticamente en una situación de paridad de costos frente a los automóviles convencionales. Estamos a pocos años de que los automóviles eléctricos cuesten menos que los autos con motores a explosión. La utilidad, en el caso de la electromovilidad, tiene dos componentes principales: capacidad de carga de las baterías y autonomía de las mismas. El rango actual de autonomía de los vehículos eléctricos ya está sobre el 98% respecto de lo que el automovilista norteamericano medio viaja en un día, y la infraestructura de recarga de baterías ya permite realizar viajes costa a costa en EE.UU. continental, sin contratiempos. En otras palabras, casi sin darnos cuenta, las principales barreras para la adopción de los automóviles eléctricos ya no existen.

Hace dos años el ritmo de penetración de los autos eléctricos era prácticamente cero; hoy ya estamos en el 1,8 % y los analistas de Wall Street difieren en sus percepciones de cuál será el ratio en la próxima década, con variaciones que van desde el 8% al 35% a 2025, con una media de 15%. Si uno extrapola la curva de crecimiento a futuro, se está más cerca de que el 30% de la venta de autos nuevos a 2025 corresponderá a eléctricos.

El crecimiento de las baterías de almacenamiento es más difícil de predecir. Pero vemos a empresas, como Tesla, desarrollando fábricas de baterías e inversores tecnológicos, como Softbank, invirtiendo en minas para obtener el litio que necesitarán las baterías relacionadas con sus inversiones tecnológicas.

Efectos

¿Qué significa todo esto para los commodites? Dicho de manera sencilla, que viene una ola de demanda por cobre, níquel, litio y cobalto que prácticamente nadie anticipó, minero, inversionista o banquero, todos por igual.

Los presupuestos para exploración se han visto disminuidos por casi una década, afectando la disponibilidad de nuevos proyectos mineros. Las grandes minas de cobre del mundo han envejecido y los nuevos prospectos se ubican en jurisdicciones complicadas. Cerca del 65% del cobalto del mundo se produce en la República Democrática del Congo. Temas relacionados con la disponibilidad de agua asociada a la producción de litio evaporítico están presionando para cuestionar las licencias sociales para explotar minas en Norte y Sudamérica. Y a pesar de todo esto, la demanda por estos commodites sigue creciendo.

Téngase en cuenta lo siguiente: prácticamente un 15% del consumo global de cobre podrá venir de la electromovilidad y de aplicaciones para las redes eléctricas en unos siete años más (en verdad podría ser mucho más alto). El mercado del cobre está en un equilibrio relativo. ¿Qué significa un incremento de 15% en la demanda de cobre?

El mercado del cobalto es hoy de 100.000 toneladas anuales. Para atender la demanda de la electromovilidad y el almacenamiento de energía se podrá necesitar tanto como 350.000 ton anuales hacia 2025. El mercado del litio podrá requerir el doble y ya se observa escasez de níquel refinado. Estimaciones del CRU fijan los requerimientos de los vehículos eléctricos en 84 kilos de cobre, 30 kilos de níquel y 8 kilos de cobalto.

Con seguridad la realidad será mayor. En sistemas de almacenamiento de energía para redes eléctricas es muy probable que baterías como las de redox vanadio competirán con las de ión litio. La química tradicional en las baterías NMC (nitrógeno-magnesio-carbono) que alimentan a los vehículos eléctricos se moverán –con seguridad– de una formulación 5-3-2 a una 6-2-2 y, luego –eventualmente– a una 8-1-1.

También se invierte dinero en el desarrollo de tecnología de reciclaje, que hoy es tóxica, cara y poco práctica. Sin embargo, en promedio, se requiere más de una década desde el descubrimiento a la puesta en operaciones de una mina nueva. Los progresos tecnológicos y avances en tecnologías de procesos se miden en años, no en días.

Estamos entrando en uno de los ciclos más excitantes en el mercado de los commodites que hayamos visto en décadas. La forma de posicionarse frente a la adopción de los autos eléctricos no es apostando por Tesla o por Umicore. No tengo idea de qué fabricante de automóviles ganará la carrera por los vehículos autónomos como característica de sus plataformas EV. No tengo ninguna posición sobre qué empresas eléctricas utilizarán de mejor manera sus redes de almacenamiento de energía para desplazar la infraestructura actual. Pero, lo que sí sé con certeza, en tanto se crea que las tendencias descritas ocurrirán, que los materiales básicos que las soportarán serán los grandes ganadores.

 

Electromovilidad y almacenaje de energía definirán la demanda en la próxima década

Electromovilidad y almacenaje de energía definirán la demanda en la próxima década

Por Anthony Milewski, presidente de Cobalt 27.

A medida que el superciclo de los commodities impulsado por China perdió dinamismo y los balances de las empresas mineras sintieron su efecto, inversores, banqueros y observadores –todos por igual– se preguntaron cuándo, dónde y cómo se manifestaría el siguiente ciclo de expansión del mercado de los commodities mineros.

Las analistas especularon que el siguiente superciclo estaba a lo menos diez años hacia adelante y que sería empujado por el crecimiento de India o –posiblemente– por el desarrollo urbano de Indonesia. En tanto, el crecimiento del producto per cápita y el crecimiento en urbanización de los mercados emergentes ciertamente ayudan a la demanda de los commodities mineros, casi en forma unánime inversores, mineros y analistas fallaron en anticipar el boom de demanda que estamos viendo hoy.

Principalmente nueva demanda para cobre, níquel, litio y cobalto, así como también varios otros minerales, en los años venideros, debido al efecto global de la electromovilidad (EV por su sigla en inglés) y su impacto sobre las redes eléctricas, así como también sobre la tecnología de las baterías de almacenamiento de electricidad, lo cual está transformando el uso de energías renovables y haciendo que la energía eléctrica sea más barata y accesible en términos globales.

No siempre la nueva tecnología desplaza a la más antigua. Mucha gente no sabe que varios de los primeros automóviles que se fabricaron en el mundo fueron eléctricos, o que en las décadas de 1970 y 1980 los fabricantes de autos ya trabajaban en el desarrollo de vehículos eléctricos. Se ha requerido una diversidad de factores, tanto económicos como políticos, para llegar al escenario que hoy enfrentamos con la electromovilidad y las baterías de almacenamiento eléctrico, las que se encuentran en el umbral de su incorporación masiva.

Costo y utilidad

Cuando pienso en tecnología disruptiva, hay dos principios que se repiten en forma constante para que ocurra el cambio tecnológico: costo y utilidad. En el caso de los vehículos eléctricos, estamos prácticamente en una situación de paridad de costos frente a los automóviles convencionales. Estamos a pocos años de que los automóviles eléctricos cuesten menos que los autos con motores a explosión. La utilidad, en el caso de la electromovilidad, tiene dos componentes principales: capacidad de carga de las baterías y autonomía de las mismas. El rango actual de autonomía de los vehículos eléctricos ya está sobre el 98% respecto de lo que el automovilista norteamericano medio viaja en un día, y la infraestructura de recarga de baterías ya permite realizar viajes costa a costa en EE.UU. continental, sin contratiempos. En otras palabras, casi sin darnos cuenta, las principales barreras para la adopción de los automóviles eléctricos ya no existen.

Hace dos años el ritmo de penetración de los autos eléctricos era prácticamente cero; hoy ya estamos en el 1,8 % y los analistas de Wall Street difieren en sus percepciones de cuál será el ratio en la próxima década, con variaciones que van desde el 8% al 35% a 2025, con una media de 15%. Si uno extrapola la curva de crecimiento a futuro, se está más cerca de que el 30% de la venta de autos nuevos a 2025 corresponderá a eléctricos.

El crecimiento de las baterías de almacenamiento es más difícil de predecir. Pero vemos a empresas, como Tesla, desarrollando fábricas de baterías e inversores tecnológicos, como Softbank, invirtiendo en minas para obtener el litio que necesitarán las baterías relacionadas con sus inversiones tecnológicas.

Efectos

¿Qué significa todo esto para los commodites? Dicho de manera sencilla, que viene una ola de demanda por cobre, níquel, litio y cobalto que prácticamente nadie anticipó, minero, inversionista o banquero, todos por igual.

Los presupuestos para exploración se han visto disminuidos por casi una década, afectando la disponibilidad de nuevos proyectos mineros. Las grandes minas de cobre del mundo han envejecido y los nuevos prospectos se ubican en jurisdicciones complicadas. Cerca del 65% del cobalto del mundo se produce en la República Democrática del Congo. Temas relacionados con la disponibilidad de agua asociada a la producción de litio evaporítico están presionando para cuestionar las licencias sociales para explotar minas en Norte y Sudamérica. Y a pesar de todo esto, la demanda por estos commodites sigue creciendo.

Téngase en cuenta lo siguiente: prácticamente un 15% del consumo global de cobre podrá venir de la electromovilidad y de aplicaciones para las redes eléctricas en unos siete años más (en verdad podría ser mucho más alto). El mercado del cobre está en un equilibrio relativo. ¿Qué significa un incremento de 15% en la demanda de cobre?

El mercado del cobalto es hoy de 100.000 toneladas anuales. Para atender la demanda de la electromovilidad y el almacenamiento de energía se podrá necesitar tanto como 350.000 ton anuales hacia 2025. El mercado del litio podrá requerir el doble y ya se observa escasez de níquel refinado. Estimaciones del CRU fijan los requerimientos de los vehículos eléctricos en 84 kilos de cobre, 30 kilos de níquel y 8 kilos de cobalto.

Con seguridad la realidad será mayor. En sistemas de almacenamiento de energía para redes eléctricas es muy probable que baterías como las de redox vanadio competirán con las de ión litio. La química tradicional en las baterías NMC (nitrógeno-magnesio-carbono) que alimentan a los vehículos eléctricos se moverán –con seguridad– de una formulación 5-3-2 a una 6-2-2 y, luego –eventualmente– a una 8-1-1.

También se invierte dinero en el desarrollo de tecnología de reciclaje, que hoy es tóxica, cara y poco práctica. Sin embargo, en promedio, se requiere más de una década desde el descubrimiento a la puesta en operaciones de una mina nueva. Los progresos tecnológicos y avances en tecnologías de procesos se miden en años, no en días.

Estamos entrando en uno de los ciclos más excitantes en el mercado de los commodites que hayamos visto en décadas. La forma de posicionarse frente a la adopción de los autos eléctricos no es apostando por Tesla o por Umicore. No tengo idea de qué fabricante de automóviles ganará la carrera por los vehículos autónomos como característica de sus plataformas EV. No tengo ninguna posición sobre qué empresas eléctricas utilizarán de mejor manera sus redes de almacenamiento de energía para desplazar la infraestructura actual. Pero, lo que sí sé con certeza, en tanto se crea que las tendencias descritas ocurrirán, que los materiales básicos que las soportarán serán los grandes ganadores.

 

José Venegas es nombrado director honorario de WEC Chile

José Venegas es nombrado director honorario de WEC Chile

Sumándose a los nuevos socios integrados recientemente al directorio de WEC Chile, como el estudio de abogados Carey y la compañía hidroeléctrica Statkraft, el consejo se esta entidad agregó a José Venegas, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía, como nuevo miembro.

«Estamos muy contentos de poder sumar a José Venegas al directorio de WEC, ya que como organización creemos que juntando conocimientos y expertos en nuestra mesa directiva, podremos hacer frente a los grandes desafíos que tenemos en el país en cuanto a innovación y al desarrollo de la industria energética, sector que se encuentra viviendo una importante transición a nivel local y mundial» comentó Javiera Aldunate, directora ejecutiva de WEC Chile.

Por su parte, el secretario de la CNE mostró su interés en ser parte de esta ONG, por lo que señaló que espera poder «contribuir a la destacada labor que WEC ha realizado durante estos años».

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Dentro de los lineamientos del capítulo nacional de WEC se encuentra impulsar programas de eficiencia energética; trabajar para lograr garantizar que las tecnologías limpias se comercialicen y se desplieguen sin barreras ni distorsiones; promover la planeación energética regional de infraestructura y de políticas para maximizar la complementariedad de los recursos y promover el acceso universal a las informaciones del sector de la energía.

WEC está integrado por cerca de 3.000 organizaciones repartidas en cerca de 90 países, promoviendo el desarrollo de un sistema energético sostenible para el beneficio de todas las personas.

WEC Chile es presidida por Pierre Devillers, quien es además Chief Markets & Customers Solutions Officer Latin America de Engie; Luis Meehrson, gerente de Energy Management Siemens, quien se desempeña como vicepresidente, y Javiera Aldunate, directora ejecutiva de la organización. Además, la ministra Susana Jiménez es Presidenta Honoraria del consejo.