(Pulso) El nuevo incremento de los precios del crudo marcó el inicio de la semana, después del avance de insurgentes suníes en Irak, que hizo crecer los temores de una interrupción de la oferta de petróleo, sumándose a la renovada tensión en Ucrania donde se interrumpió el abastecimiento de gas de Rusia, clave para el mercado europeo.
Analistas proyectan que el precio del Brent llegue a promediar US$116 por barril a fin de año, después de subir sobre los US$114 la semana pasada. Ayer cerró en US$113,41, mientras el WTI llegó a US$106,90. Pero pese a la violencia en Irak y Ucrania que hizo caer a los mercados, un repunte en la actividad de fusiones y adquisiciones compensó las caídas. Así, el Dow Jones subió 0,03% hasta 16.781 puntos, mientras el S&P 500 subió 1,62 puntos o 0,08% para terminar en 1.937,78.
EEUU toma acción
Ante la escalada de violencia en Irak, el cuarto mayor exportador de petróleo del mundo, los inversionistas se pusieron en alerta, ya que la insurgencia en ese país ha tomado el control de varias ciudades, presionando el precio del petróleo que ya está en su nivel más alto en nueve meses.
EEUU dijo estar contemplando ataques aéreos e incluso conversaciones con su rival Irán para apoyar al gobierno de Irak, tras la derrota al Ejército de Bagdad.
Una situación distinta se vivió en Ucrania, después de que Rusia cortara todos los suministros de gas acusando impago de deudas. La estatal Naftogaz dijo que Ucrania tiene casi 14.000 millones de metros cúbicos de gas almacenados subterráneamente, suficientes para satisfacer sus necesidades hasta diciembre. Los consumidores de la UE reciben casi un tercio de sus necesidades de gas desde Rusia, y cerca de la mitad a través de gasoductos que atraviesan Ucrania.