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Hernán Salazar: «Un Comité de Ministros, por su naturaleza, decide políticamente»

Jun 16, 2014

Para el ex gerente general de HidroAysén, la decisión del gobierno de revocar la Resolución de Calificación Ambiental del proyecto, revela que en el tema el país ha tocado fondo.

(La Tercera) Es su primera entrevista desde que dejó la gerencia general de HidroAysén, en abril de 2010. Sin embargo, para Hernán Salazar, el primer ejecutivo que lideró la fase inicial del emblemático proyecto rechazado el martes por el Comité de Ministros -integrado por los titulares de Energía, Salud, Medio Ambiente, Minería y Agricultura-, sigue siendo bueno para Chile. “Lo fue en la década del 50 y sigue siéndolo, aunque se haya suspendido, porque pone en evidencia lo doloroso que será no tener los recursos hidroeléctricos”, afirma.

Dice que la decisión de los ministros es política y no técnica, e incluso compara el hecho con lo ocurrido en el gobierno de Sebastián Piñera cuando un llamado telefónico detuvo la construcción de la central a carbón Barrancones, de GDF Suez.

Por eso, opina que la solución al tema es que el Estado se modernice y se articule una Agencia de Energía Eléctrica independiente del vaivén político y que establezca políticas de largo plazo.

¿Qué opina de la decisión del comité interministerial?

En el tema energético, Chile ha tocado fondo. Tenemos una arquitectura institucional que no corresponde con las aspiraciones que tenemos como miembros de la Ocde. Me parece que le hace mal a la institución de la Presidencia de la República decidir qué central se hace, dónde y cómo. Vimos lo que le pasó al (ex) Presidente Piñera; ahora vemos cómo la Presidenta Bachelet ejerce la misma facultad. Me parece, para parafrasear con la coyuntura del mundial, que es poco prudente, porque es como que el presidente del club quiera entrar a jugar a la cancha y decida qué jugador juega o no, cuando el entrenador lo podría hacer mejor. Las funciones del presidente pueden resguardarse mucho mejor fuera de la cancha.

¿Lo del martes es una intervención directa como el caso Barrancones?

Sí. Pienso que para los efectos tácitos, el resultado es el mismo. Las motivaciones a lo mejor no son las mismas, porque cada proyecto es distinto. Incluso la región donde se instalan tiene comunidades y necesidades diferentes. Pero, en la práctica, es poco prudente que la institución de la Presidenta de la República se vea afectada por este tipo de decisiones.

El Comité de Ministros opina que el proyecto fue mal hecho, que está mal concebido ¿Qué piensa usted?

En HidroAysén se trabajó con siete universidades, 170 doctores magísteres en todas las ciencias de la tierra y con expertos en el sistema de evaluación ambiental. Ninguna de esas asesorías se adjudicaron al más barato; se adjudicó siempre a la mejor metodología, a la mejor plantilla académica y currículum. Por lo tanto, no me cabe duda que los estudios tuvieron un tratamiento adecuado de acuerdo a las condiciones legales de la época. Ahora, cuando pasan seis años obviamente que la línea de base cambia y si se mira hoy el proyecto, por supuesto que no es el mismo. La naturaleza es muy dinámica y va cambiando. Además, el proyecto fue sometido a un escrutinio muy profundo, amplio, y todas las preguntas se respondieron.

¿Cuál es el trasfondo entonces?

Evidentemente hay un cuestionamiento de la sociedad que es de tipo sociopolítico al proyecto, por tanto, saquemos la cuestión científica del razonamiento. Es mucho mejor sincerar las cosas y decir que el proyecto HidroAysén no gusta, porque a lo mejor concentra mucho una cuota de mercado entre Endesa y Colbún, que son actores importantes, y acentúa la concentración, por ejemplo. Es mucho más honesto decir derechamente que eso es lo que pasa y así saber a qué atenerse (…) Me acuerdo cuando ingresamos el estudio ambiental, a los 10 días hábiles, con sus 10.000 páginas, 64 tomos, dos años de trabajo y 170 especialistas, todos del mayor nivel y hubo una declaración del Servicio de Evaluación Ambiental, indicando que el estudio no estaba a la altura. Hay que sacar las conclusiones. ¿Qué podría venir después de eso? Ahí se dio la primera señal.

¿El argumento de los ministros es que fue una decisión técnica?

Un Comité de Ministros, por naturaleza, decide políticamente. Por lo tanto, su decisión fue política.

Cuando dice que en seis años la línea de base cambia ¿Atribuye ese cambio a la demora del proyecto?

No. Soy un convencido de que, en general, la insaciabilidad del escrutinio es inversamente proporcional a la voluntad política respecto de la iniciativa. La mecánica de nuestro sistema de evaluación ambiental intenta tomar una decisión respecto de una foto instantánea de lo que está sucediendo en el medio que será intervenido, pero lo que ocurre es que en la práctica el medio sigue cambiando y los estudios no lo consideran. ¿Cómo han conseguido esto en otros países? Cuando el proyecto se autoriza y entra en ejecución, el titular ha arriesgado mucho y ha puesto capital en juego y mientras más avanza el proyecto, la disposición a remediar o reparar cualquier daño es mayor que cuando no ha comenzado. Es la lógica, por ejemplo, en Canadá, que ambientalmente tiene mucho que enseñarnos.

¿Qué pasa en Chile?

Lo que está ocurriendo es que nuestra institucionalidad nos quedó chica; es urgente que el Estado evolucione. Tenemos que pensar de qué manera podemos crear un Estado moderno con instituciones inclusivas, como es la Agencia Nacional de Energía, que sean capaces de incorporar el largo plazo y de entender las preocupaciones de la comunidad, de los ambientalistas y de la academia. También las preocupaciones de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial (…). Hoy los tres poderes del Estado están tensionándose entre ellos. De hecho, la decisión del Comité de Ministros va en contra de una situación que había sesionado la Corte Suprema. También vemos que se emite una Resolución de Calificación Ambiental de un proyecto (RCA) y luego se revoca.

En su administración se hizo un gesto al rebajar la capacidad de inundación del proyecto. ¿Se debió haber dado más señales?

En la fase en que estaba hasta abril de 2010 tenía alternativas.

¿Se debió sacar la central Baker 2?

La alternativa de poner o no la central Baker 2 en un proyecto de esa naturaleza era algo a estudiar en algún instante. Hay que tener presente que el modelo de gestión empresarial en EE.UU. considera que el gerente general es todopoderoso y los directorios más bien acompañan la gestión, pero en Chile es distinto: el directorio toma las decisiones y mandata a un gerente general a hacer lo que se necesita. Las decisiones de un gerente general tienen que ver con esas definiciones. Mi impresión es que Baker 2, desde el punto de vista técnico, es perfectamente posible. ¿Por qué? Porque fue diseñada para llevar un caudal máximo del río, que se produce casi en 10.000 años. El fenómeno de vaciamiento de la laguna se produjo cuando el proyecto estaba en estudio. Fue fantástico, porque los cálculos teóricos que se tenían se confrontaron, se vieron en escala real y el modelo era capaz de resistir con holgura el vaciamiento de la laguna.

¿Ese argumento también es infundado?

Exactamente. Si me pregunta, está muy bien pensando y muy bien diseñado. Estoy muy tranquilo, pues el trabajo que se hizo en la época fue revisado por la International Hydroelectric Association y calificaron al proyecto como muy bien hecho desde la perspectiva técnica.

Respecto de la comunidad ¿La empresa debió acercarse antes?

Hasta abril de 2010, el trabajo con las comunidades en la Región de Aysén fue, en mi opinión, el adecuado y dio frutos, los que fueron muy favorables. Esa es la razón por la cual el ambientalista radical centró su artillería en la línea de transmisión y no las centrales mismas. Hicimos un trabajo con mucha honestidad y transparencia; las personas que conocí lo valoraron mucho. No es menor el hecho de que el proyecto finalmente consiguió la RCA en la región y que eso fue ratificado en la Corte Suprema.

Su gestión en la empresa

Tras dejar HidroAysén se habló de problemas de gestión. ¿Eso pesó en su salida?

Pregúnteles a ellos.

¿Desestima esos comentarios?

Mientras estuve en el proyecto hice mi mayor esfuerzo con los medios que me dieron y, por tanto, también sentí que había cumplido una etapa. Comprenderá que mirado en la perspectiva del tiempo, también el tensionamiento sociopolítico que generaba el proyecto era bastante amplio. De hecho, me asiste la absoluta convicción de que aunque hubiéramos hecho un estudio completísimo, de la A a la Z, igual no habría sido aprobado.

¿Cuánto pesó que un accionista sea extranjero y otro nacional?

Hay muchas cosas que tenemos en nuestro modelo económico que hace que los engranajes suenen y eso descansa en la Constitución Política del 82. Uno de ellos es el principio de subsidiariedad del Estado aplicado al sector eléctrico, el cual por definición estableció que los privados lo hacen mejor, porque el Estado es malo como empresario en temas eléctricos. Eso hoy está violentado, porque pueden participar en el sector energético chileno estados extranjeros, pero el Estado chileno no. Entonces, estamos haciendo un experimento de economía liberal que tiene unos contrasentidos que nadie puede explicar.

¿Pero la nacionalidad de los accionistas tuvo injerencia?

Cuando me pregunta si acaso pesó que una estatal extranjera se uniera con una privada chilena, internamente fue virtuosa la integración, pero mirado desde la perspectiva externa, de alguien a quien en su óptica política no le hace sentido nuestro modelo económico, es razonable que exista tensionamiento, porque es inconsistente. Esto hace que el proyecto HidroAysén ponga a través de la evaluación que se hace de él, ahora, en evidencia cosas que al principio no se mostraron o no existieron nunca.

Pero en las decisiones, tener un grupo local, conocido y con trayectoria, y a Endesa, que preguntaba, primero en España, y ahora en Italia, antes que en Chile…

No sabría decirle, porque me fui cuando llegó la administración italiana. Tengo el mejor recuerdo de los directivos españoles de la época.

¿Con los españoles no había recelo hacia el proyecto?

En la administración española de aquella época, cuando se tomaba una decisión, era una decisión que era del alma y de la mente. Si se decidió hacer HidroAysén fue porque se creía que era bueno para Chile y había que hacerlo. HidroAysén fue bueno para Chile, desde que se pensó en los años 50 y sigue siendo bueno aunque se haya suspendido, porque pone en evidencia lo doloroso que será para el país no contar con los recursos hidroeléctricos.

¿Hoy están más empoderados los movimientos ambientalistas?

No sé si están más empoderados. Hay que diferenciar el uso mediático que se hace de esto. Pienso que la adhesión dura y pura que pueden tener los ambientalistas se ve reflejada cuando la señora Sara Larraín postuló a la Presidencia de la República (…) Siempre he dicho que los activistas ambientales forman parte del paisaje social. Tienen un aporte que hacer en materia de desarrollo ambiental, pero ellos no tienen responsabilidades en términos puros y duros en la materialización de todas las mejoras ambientales que haya que hacer.

¿Pero son un actor relevante?

Cuando una empresa de electricidad propone una iniciativa, está poniendo su patrimonio y su reputación en juego, haga o no el proyecto, pero un activista ambiental no arriesga nada. Es la autoridad política la que tiene que evaluar hasta dónde concede espacios para el activista ambiental.

¿Y hoy tienen mucho espacio?

No lo sé, pregúntele a la autoridad. Me quedo con el precepto cristiano de que por sus obras los conoceréis, no los critico.

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