(Pulso) Una inflación que comenzará a ceder rápidamente dará el espacio suficiente al Banco Central para recortar su tasa de política monetaria, lo que a su vez derivará en una depreciación adicional para el tipo de cambio. Todo esto, reafirmado por flujos netos cada vez menores hacia Chile.
Esta es la mirada que tiene BCI Estudios para el mercado cambiario local, previendo que en tres meses el tipo de cambio pudiese llegar a los $632. A un año lo ve en $620.
“Nuestra visión recoge las expectativas de mantención en TPM para los próximos meses. Sin embargo, prevalecería como determinante de la inflación la marcada debilidad en la demanda interna, generando suficiente espacio para nuevos recortes en la tasa de política hacia mediados del primer semestre de 2015”, afirma el documento.
La TPM llegaría a niveles de 2,5% dentro del segundo trimestre del próximo año, bajo un contexto en que la inflación a diciembre se situaría en 2,4%. Bajo este prisma, aparecen con fuerza presiones depreciativas para el peso en el mediano plazo, concluyen.
Otros factores son el desarme que se ha dado de las posiciones de carry trade durante las primeras semanas de diciembre, en torno a US$2.000 millones, aunque en el corto plazo se ha revertido; la caída del precio del cobre y los menores flujos de capitales hacia el país.
Respecto de este último punto, en el documento afirman que “el flujo neto de capitales acumulado en 12 meses continúa retrocediendo y alcanza mínimos de los últimos cinco años, entregando sustento depreciativo adicional para la moneda local”.
En tendencia y en nivel se encuentra en valores de 2009, comentó Antonio Moncado, economista jefe de BCI.
Factor externo
A todo lo anterior se agregan los fundamentos que provienen del exterior. La caída del precio del petróleo, el desplome del rublo y el menor valor del real, así como también son factores que han presionando al alza al dólar frente a la mayoría de las divisas.
De hecho, destaca que las expectativas de herramientas monetarias no convencionales por parte del BCE y la ausencia de presiones inflacionarias en Europa, llevan a incrementar la probabilidad de una cotización del euro bajo US$1,20.