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Ex dueños de CGE vuelven al sector eléctrico con plan para levantar 500 MW hidro en el SIC

Feb 13, 2015

Familia Pérez Cruz, a través de Eléctrica Puntilla, presentó un plan de inversiones que tiene como punto de partida la construcción de la central Ñuble, de 136 MW y que costará US$350 millones. Para financiarlo iniciaron un aumento de capital.

(Pulso) La familia Pérez Cruz, una de las ex controladoras de CGE -empresa que fue transferida en unos US$3.060 millones a la española Gas Natural Fenosa en octubre- está decidida a potenciar su presencia en el sector eléctrico local.

Esta vez, el foco no será la distribución de energía, donde estuvo años como integrante del pacto controlador de la ex Compañía General de Electricidad -que finalizó en 2011-, sino que en generación.

El vehículo escogido por la familia Pérez Cruz es Eléctrica Puntilla, compañía que es controlada por la Asociación de Canalistas del Maipo (que posee directa o indirectamente el 80% de los títulos), que a su vez está ligada al grupo. Puntilla fue adquirida por Canalistas del Maipo en 1997, cuando se la adjudicó en una licitación hecha por su anterior dueño, CMPC.

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Eléctrica Puntilla, cuyo presidente es Pablo Pérez Cruz, posee actualmente seis centrales en operación, las que suman 56,4 MW, todas ellas ubicadas en la Región Metropolitana. A estas unidades se agregará este año la central Itata, de 20 MW (US$50 millones) y que inició su construcción en enero de 2014.

La idea de la familia es multiplicar esa cifra y consolidarse en el negocio de la generación. Para ello, el primer paso es materializar la construcción de la central hidroeléctrica Ñuble, ubicada en el Biobío y que fue adquirida a CGE en octubre 2013 como parte de un paquete de proyectos en etapas iniciales y derechos de agua.

Esto, cuando el holding hoy en manos de Gas Natural Fenosa decidió desprenderse de sus activos en generación, los que fueron vendidos, además de Puntilla, a Duke Energy.

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La construcción de la central Ñuble, que costará US$350 millones, será financiada con un mix entre recursos propios y créditos en el sistema financiero. En ese marco, Puntilla abrió un proceso de aumento de capital con el que busca recaudar US$100 millones, los que serán íntegramente destinados a levantar esta unidad.
A esto se añadirán créditos del sistema financiero por un monto equivalente a US$200 millones.

La unidad se erigirá específicamente en la comuna de San Fabián, en la región del Biobío, y contempla una unidad de pasada de 136 MW con una generación anual estimada de 621 GWh, lo que supone un factor de planta promedio de 52%.

Este programa de inversiones está avalado por la liquidez con que quedó la familia Pérez Cruz luego de la venta de CGE a Fenosa, pues controlaba poco más del 11% de la propiedad. Además posee títulos de Gasco, los que conservó.

Una vez concluidas las obras de la central Ñuble, hito proyectado para 2017, Puntilla tiene programado construir cinco centrales más, alcanzando a 2030 una potencia total de 497 MW, todos ellos hidroeléctricos. Esto dará a Puntilla un rol relevante en el SIC, que para ese año se espera haya duplicado la capacidad instalada actual, alcanzando unos 25.000 MW.

Buenas perspectivas

“La empresa dispone de derechos de agua que le permiten plantear un ambicioso plan de expansión a largo plazo. Además cuenta con un equipo directivo de larga experiencia en el mercado eléctrico que le permiten abordar los desafíos que plantea su plan de expansión”, señala parte del prospecto de la emisión de nuevas acciones de Eléctrica Puntilla.

Las futuras centrales son Lontué, de 140 MW, Allipén (69 MW), Teno (39 MW), Tinguiririca (30 MW) y Claro de Rengo, que añadirá 7 MW adicionales a la capacidad instalada de Puntilla.

En octubre de 2013, según consta en la última Memoria Anual de CGE, se concretó la venta por parte de Enerplus de los activos de negocio de generación correspondientes al proyecto Ñuble a Hidroeléctrica Ñuble SpA, además de los asociados en su carpeta de proyectos a Eléctrica Puntilla S.A, empresa que además compró a CGE los derechos de agua del proyecto Teno y los activos relacionados con la línea de transmisión del proyecto Ñuble a Transnet.

Estas operaciones ascendieron a un total de $44.485 millones y, para CGE, significó la consolidación del proceso iniciado en 2012 con la venta de Ibener a Duke Energy, con el objeto de focalizar las operaciones en distribución y transmisión de electricidad y distribución y comercialización de gas. Esto, antes de que el holding fuera adquirido por Gas Natural Fenosa.

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