(El Mercurio) Hace pocos días, Frank Wolak, economista de la Universidad de Stanford y uno de los expertos en energía más entendidos de California, estuvo en Chile hablando con estudiantes de la U. de los Andes (casa de estudios que gestionó su visita). Durante su estadía, a su vez, se interiorizó de varios aspectos relacionados con el futuro de la generación eléctrica en el país.
En ese análisis, le llamó la atención el trascendental rol que tiene el gas natural licuado (GNL) y específicamente el shale gas en la Agenda de Energía del Gobierno, pues se destaca al hidrocarburo como una de las principales fuentes.
El estadounidense realza la verdadera revolución que ha provocado el gas natural no convencional en la industria de su país, pero lamenta la dificultad que habrá para exportar esos beneficios a Chile. Wolak argumenta que «hay un problema y se trata de que no hay en este país terminales de importación de gas operando de forma masiva, entonces el precio que llegaría podría ser considerable».
Y agrega: «Para que llegue el shale gas estadounidense, Chile tendrá que asumir grandes costos. Habrá que hacer licuefacción, considerando lo realmente caro que es la instalación para hacer este proceso, luego hacer terminales de regasificación, entre otros». El experto afirma que Chile debería apuntar hacia una política energética aún más diversificada.
Considerando que la mayor producción de shale gas tenderá a bajar los precios del petróleo a nivel global inicialmente, Wolak contrapone que las cotizaciones del hidrocarburo no convencional también tenderán a subir en el tiempo. «Es otra razón para decir cuidado al invertir en infraestructura para importar GNL porque es muy probable que la brecha entre petróleo y gas se cierre», apunta.