(Pulso) Históricamente la caída en el precio del petróleo ha significado un respiro para las acciones globales, ya que era considerado como un anticipo de menores costos de producción para las empresas, así como mayor disponibilidad de recursos de los consumidores para gastar, por lo que las bolsas reaccionaban al alza.
Pero hoy, cuando el petróleo cae fuertemente, las bolsas reaccionan en igual medida. Ayer, mientras el WTI retrocedió 2,36%, las principales bolsas globales también cerraron el día con pérdidas. De hecho, si se consideran 18 indicadores seleccionados por Bloomberg, ninguno logró rentar en el día.
La caída de 3,19% que acumula el petróleo en el comienzo del año está lejos de ser una buena noticia para quienes invierten en acciones, puesto que en el mismo período, el MSCI World ha retrocedido un 2,92%. Y si durante 2015 la correlación entre estos dos activos alcanzó un 0,35%, en lo que va del año ya se empina a 0,81% alcanzando su mayor nivel en, al menos, los últimos diez años. La menor relación, en tanto, se vio en 2007 cuando el indicador fue negativo (-0,049%), mientras que previamente el mayor nivel había sido alcanzado en 2010 (0,69%).
Pero, ¿qué es lo que está detrás de este movimiento conjunto de distintos activos globales?
Uno de los factores clave tras este cambio en la tendencia es la mayor aversión al riesgo por parte de los inversionistas, a lo que se suma que cerca del 5% de las compañías que componen el S&P500 se dedican a la exploración o producción de petróleo, al tiempo que representan entre un 8% y un 10% de los principales índices de deuda corporativa norteamericana, principalmente la high yield, asegura Renzo Vercelli, gerente general de Corredores de Bolsa SURA.
“La caída del petróleo afecta negativamente los mercados accionarios como consecuencia del efecto que genera esa baja en la solvencia de los países productores y dependientes del petróleo, como por ejemplo Rusia, lo que contribuye a un aumento de la aversión al riesgo, por el potencial impacto que pueda tener alguna crisis crediticia a nivel soberano”, puntualiza Vercelli, al tiempo que agrega que “el mercado interpreta que el menor precio del petróleo es una señal de menor crecimiento económico”.
Con esto, destacan en el mercado, hoy se debe considerar el efecto del precio del petróleo como tercer factor que pone presión a la alta volatilidad y que se suma a las preocupaciones por el crecimiento en China y la expansión económica a nivel global. Además, cabe tener en cuenta que la variación del commodity obedece a factores complejos de predecir como los acuerdos de producción entre la Opep, la entrada al mercado global de Irán y los niveles de inventarios.
De todos modos, a nivel desagregado entre los mercados que se ven más afectados por esta mayor correlación figura Rusia, donde un 50% de su principal índice bursátil lo componen empresas energéticas y en menor medida Brasil y Colombia, cuya participación del sector en sus índices es cercana al 9%.
Con todo, Vercelli puntualiza que para que vuelva a disminuir la correlación es necesario una baja en el precio del crudo, “que reduzca los riesgos para los países y empresas productoras de petróleo, como también los riesgos de una menor inflación”.