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¿Baja o sube? Las claves del inédito momento que vive el mercado del crudo

Feb 27, 2015

Reporte del geólogo ex ENAP y asesor de empresas, Nelson Muñoz, señala que la falta de coordinación entre los países de la OPEP cambió la configuración de este mercado, pero que si el acuerdo entre los productores regresa, el crudo volverá a ponerse sobre los US$100 por barril.

(Pulso) Recortar producción para mantener buenos niveles de precio. Esa es, a grandes rasgos, la función que tiene para los grandes países productores de petróleo el cartel de la OPEP, instancia que no sólo impone cuotas para cada uno de los países sino que además busca manejar cada detalle de este importante mercado.

Pero la realidad de las últimas semanas parece estar modificando esa definición. Así lo plantea el geólogo ex gerente de Exploración y Producción de ENAP y asesor de grandes empresas energéticas -como Origin Energy- Nelson Muñoz, quien preparó un estudio sobre el actual momento del mercado a petición del Congreso.

Según Muñoz, en términos de reservas de petróleo los países de la OPEP siguen -y seguirán- siendo los más relevantes del mundo, pero lo que está cambiando es la forma en que el mercado opera y cómo los países integrantes interactúan entre sí.

De acuerdo con estudios geológicos, alrededor del 74% de las reservas mundiales de crudo están concentradas en pocos países: Arabia Saudita (20%), Kuwait (6%) Emiratos Árabes Unidos (5,8%), Irak (entre el 7,7% y el 10%), Venezuela (17,7%), México (0,7%-3%), Libia (2,9%) y Nigeria (2,2%). El 26% restante se divide entre 69 países.

No obstante, en términos de recursos descubiertos -no pasados aún a reservas económicamente explotables- la situación de oferta es aún más concentrada. “Sumadas las reservas conocidas más los recursos que se estiman se pueden agregar en los próximos 50 años, aproximadamente un 55% del petróleo se concentra en Irak, Irán, Arabia Saudita, Kuwait, y Emiratos Árabes”, señala el estudio elaborado por Nelson Muñoz y al que tuvo acceso PULSO.

En términos de demanda sí ha habido cambios. Los que llevan la batuta ya no son tanto los países desarrollados, pues han entrado fuerte las economías en desarrollo como China, cuyo explosivo crecimiento ha tocado prácticamente todos los mercados.

Así, mientras en los países de Europa y Norteamérica durante la década de los noventa se consumía el 47% de la producción mundial de crudo, las compras disminuyeron hasta el 34% en 2014.

“Al ritmo de crecimiento actual, China requiere 1 millón de barriles extra cada dos años”, explica Muñoz.

La relevancia de China es tal -así como su potencial- que si el 15% de la población local alcanzara los niveles de consumo per cápita que tiene Chile, que tampoco son sustancialmente elevados en comparación con las economías desarrolladas, esto bastaría para duplicar su consumo interno de crudo. “Eso no ocurrirá en cincuenta años más, sino que en apenas una década. Para la historia de cualquier país eso es mañana”, explica.

Otro fenómeno relevante es lo que está ocurriendo con Estados Unidos, país que gracias a nuevas técnicas de extracción como el shale y tight oil, pasó de importar el 65% de sus requerimientos en 2008 a abastecerse con el 56% de recursos propios.

“Estos dos factores, unidos a los conflictos políticos en Libia, Irak y Venezuela, han significado una pérdida de capacidad en la OPEP para coordinar y asignar las cuotas de producción”, complementa el ex ejecutivo de la petrolera estatal.

Debido a estos factores, Muñoz dice que la OPEP no tiene hoy la capacidad de reaccionar para mantener el precio en torno a los US$100 el barril disminuyendo su propia producción. “Por primera vez desde la década de los 70, ni Irán, Irak, Arabia Saudita ni Venezuela parecen estar en condiciones de disminuir su producción a costa de menores ingresos”, explica.

La actual baja de precios generará otro fenómeno: la salida de los productores con costos altos, pero también, eventualmente, una mayor capacidad de coordinación entre los países miembros de la OPEP, lo que significará, de ocurrir -según Muñoz- que el precio del crudo debería volver a rondar los US$100 por barril.

“Los países que controlan la producción seguirán coordinándose para obtener mejores precios, mientras los principales países consumidores basan el bienestar de la población en una fuente de energía excepcionalmente barata”, complementa.

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