(La Tercera) La vista panorámica que tiene desde su oficina hacia Avenida Andrés Bello y la Costanera Norte permite ratificar que “en febrero Santiago está vacío”. “Soy de los pocos que están activos”, comenta relajadamente Alejandro Fernández, quien va a cumplir 24 años trabajando en la consultora Gemines y actualmente es su gerente de Estudios.
Comentario obligado es la designación del equipo económico del nuevo gobierno que asumirá en marzo. Dice que hay que darles tiempo, pero enfatiza, al mismo tiempo, que “este equipo destaca porque, además de la competencia técnica, tiene mucha experiencia en el sector público”.
¿Cómo ve al nuevo ministro de Hacienda, Alberto Arenas, frente a los desafíos que tendrá en su cartera?
El ministro de Hacienda, en particular, es reconocido como un muy buen negociador y, por lo tanto, desde el punto de vista de los antecedentes y las expectativas, no hay que temer un cambio en la tradición que se ha mantenido desde el año 90 en términos de que el ministro de Hacienda dura todo el período.
¿El Imacec de 2,6% conocido esta semana confirma que las nuevas autoridades enfrentarán un año con desaceleración?
Sí y no. Sí, porque el cuarto trimestre cerró con un crecimiento de 2,8%, resultado que es el más bajo del año. Pero, por otro lado, en los dos últimos meses, noviembre y diciembre, hay un repunte en el crecimiento mensual desestacionalizado, o sea, la fuerza con la que está evolucionando la economía chilena en el margen es razonablemente buena. Aunque esto es muy volátil, por lo menos hay un cambio de tendencia respecto de la desaceleración marcada que se veía en estos indicadores desde hacía ya varios meses.
¿Permite anticipar que habrá un impulso para una mayor expansión en los próximos meses?
Podríamos ver tasas de crecimiento superiores en los próximos meses, porque el 2,8% del último trimestre claramente no es un crecimiento que uno pueda extrapolar hacia adelante, y menos aún pensar que puede irse hacia abajo. Entonces, así como el año pasado terminó en un 4%, de acuerdo a los últimos números entregados, de todas maneras 2014 será más cercano al 4%.
¿Qué impide que el país anote un crecimiento mayor al 4%?
Estamos con un problema de capacidad de crecimiento, eso es lo que se está notando. Hay una serie de cosas que se han conjugado para que la posibilidad de crecer mucho más allá de un 4% sea bastante utópica.
¿Por qué?
Tenemos el agotamiento de todas las holguras que se generaron con la recesión de 2008-2009 y con el terremoto. Ahí hay claramente un efecto positivo sobre la capacidad de crecimiento, que se reflejó con las expansiones de 5,7% promedio que mostraron los años 2010 al 2012. Pero ya el año pasado esos efectos empezaron a desaparecer y ahora estamos viendo el impacto con mucha mayor fuerza de los elevados costos de la energía.
Faltan reformas…
Claramente, hay una ausencia de políticas pro crecimiento. O sea, llevamos ocho años sin un programa que tenga como objetivo final mejorar la capacidad de crecimiento y la productividad.
Este gobierno tuvo una agenda pro competitividad.
Claro, hay cosas que se hicieron, como los trámites en un día, la facilitación de la creación de empresas y la agenda en general del Ministerio de Economía, pero creo que esas cosas son más efectistas que nada, aunque algo ayudan. Pero desde el punto de vista de entregar a las empresas productivas que ya están operando herramientas que permitan mejorar su rendimiento, faltó un poco.
¿Por ejemplo?
El tema de la infraestructura, el estancamiento en todo el programa de concesiones, que ahora se está empezando a reactivar, han generado cuellos de botella en diversos puntos. También hay problemas de costos, el de energía es brutal, que están mostrando un impacto negativo en la capacidad de crecimiento y en la productividad.
¿Lejos están, entonces, las metas de aumento del PIB puestas por las autoridades?
No me compro el 4,8% de crecimiento propuesto por Hacienda a partir de la información de los expertos que los asesoran, o la cifra en torno al 5% que el Banco Central maneja. No me las compré antes ni tampoco ahora por todos estos factores antes descritos. Hay que considerar que si el crecimiento potencial fuera de 5% con las holguras que se generaron en la recesión y por el terremoto, más el impulso de la demanda que fue muy fuerte durante todos estos años y el escenario de precios de materias primas muy bueno, debimos haber crecido sobre el 6%, y no ocurrió porque simplemente no podemos.
Nuevas autoridades
¿Este diagnóstico lo ha visto reflejado en el programa de gobierno?
Los énfasis que se han destacado son otros. Pero creo que hay conciencia, tengo la impresión de que el nombramiento de Máximo Pacheco en el Ministerio de Energía tiene como objetivo buscar resolver los problemas que afectan al sector y que no han sido abordados hasta ahora. También creo que hay conciencia, a pesar de que no se habla mucho, de que hay que tomar medidas pro crecimiento, pero no son las prioridades máximas desde el punto de vista político. Pero si estos temas del crecimiento, como energía e infraestructura, no se abordan, no se podrá crecer al 5%, que es lo que está explícito en el programa de gobierno de la Presidenta electa, Michelle Bachelet.
La reforma tributaria que el nuevo gobierno pretende aprobar en sus primeros 100 días, ¿ayuda o le pone una traba al crecimiento?
En principio, un aumento de impuestos nunca es muy bueno para el crecimiento, pero el peso de la prueba estará en cómo se gastan los recursos y la rentabilidad social que generen. A mí, en principio, no me simpatiza demasiado la idea de subir la carga tributaria, por varias razones, pero creo que tampoco hay que demonizar la necesidad de que este eventual aumento de la carga tributaria se dé. Es que, claramente, el otro cuello de botella grande que tiene la economía chilena en el mediano plazo, más allá de lo que hemos hablado, es en capital humano.
¿Cómo se mide esta deficiencia?
Tenemos hoy una economía que produce cerca de US$ 20 mil per cápita, pero que en realidad tiene un capital humano que es consistente con un ingreso per cápita sustancialmente más bajo. Es ahí donde estamos topando para seguir avanzando y llegar eventualmente a ser un país desarrollado.
Este crecimiento económico más cercano al 4% que al 5%, ¿afectará la tasa de desempleo?
Marginalmente. No hay razones para pensar que habrá un deterioro importante en la situación de empleo, a menos que alguien esté postulando que vamos a tener una recesión o una desaceleración realmente muy significativa, adicional a la que ya hemos tenido, y que implique que el crecimiento del año estará más bien en el rango del 2% o por debajo de eso. No hay razones para pensar en eso, por tanto, puede haber un aumento en la tasa de desocupación, pero menor.