Q

Sofofa: «Tenemos la tranquilidad de que vamos a seguir por el camino de los consensos»

Nov 25, 2013

Hermann von Mühlenbrock, presidente de la entidad, cree que, pese a algunos cambios radicales que propone el programa de Michelle Bachelet, la relación entre el gobierno y los empresarios será de diálogo y acuerdos. por Mauricio Rodríguez Kogan.

(La Tercera) No nos vamos a cortar las venas porque los impuestos suban un par de puntos”, asegura el presidente de la Sofofa, Hermann von Mühlenbrock. Pero, advierte, “sí tenemos que tener claro que poner impuestos no es gratis”. En todo caso, más importante para el timonel de uno de los gremios empresariales más importantes del país es poder trabajar en forma consensuada con el próximo gobierno. Y el resultado de la primera vuelta de la elección presidencial sugiere que el balotaje del 15 de diciembre probablemente ratificará a Michelle Bachelet para un nuevo mandato de cuatro años.

A Von Mühlenbrock le generan inquietud varios aspectos del programa de la ex presidenta, como la mención de posibles cambios a la institucionalidad del Banco Central y nuevas reglas en materia de derecho de propiedad, entre otros. Concede, en todo caso, que pueden realizarse ajustes a la institucionalidad, pero insiste en que los sectores de centro de la actual oposición deben contribuir a acercar posiciones con los empresarios, a fin de que no se produzca un descarrilamiento de la estrategia de desarrollo de los gobiernos de la Concertación después de la transición democrática.

“Lo que tenemos hoy lo ha construido la Concertación durante 20 años, lo construyeron las políticas económicas de apertura del gobierno de Pinochet, y una Concertación que tomó este concepto de apertura, de economía social de mercado, y lo llevó a un tremendo desarrollo. De eso, tanto la Alianza como la Nueva Mayoría hoy deberían sentirse súper orgullosos”, sostiene.

Sobre las propuestas ícono de Bachelet, las reformas educacional y tributaria, el dirigente cree que tanto “la Alianza y la Nueva Mayoría tienen claro que hay un requerimiento importante de recursos para el tema educacional”. En su opinión, la mejor forma de conseguirlos es el crecimiento: “No hay que olvidar que un punto de PIB son US$ 600 millones; es decir, no hay mejor impuesto que eso”.

Sin embargo, añade, “habrá que buscar una tasa de impuestos que resuelva los problemas de salud, educación, capacitación, todas carencias que aún tenemos para poder ser un país desarrollado”.

¿Cuál fue su primera impresión al conocer el resultado de la primera vuelta?
Que voten sólo 6,5 millones de personas, de 13 millones, significa que la primera mayoría no está representando más allá del 25% de la gente que vota. En la medida en que el próximo presidente lea bien qué mensaje está mandando la gente que no vota, deberá estructurar el desarrollo del país y ver qué tipo de cambios y cuán profundos deben ser. En esta elección hubo muchos que trataron de decir que el país estaba agotado, pero creo que están describiendo una realidad que no existe. No veo un país de extremos, donde haya que cambiarlo todo, donde esté todo malo, donde haya que hacer una asamblea constituyente para borrar todo lo que se ha hecho.

Pero los que votaron prefirieron la opción de la asamblea constituyente y de cambios de paradigma, como la AFP estatal.

Pero esa mayoría es el 25% del universo. Con el triunfo de la Presidenta Bachelet, no quedó tan claro que haya que hacer un borrón y cuenta nueva. Ella ya gobernó cuatro años y ha sido extremadamente prudente en hablar de la asamblea constituyente, que no quedó explícitamente puesta en su programa. O sea, no hay una definición clara de la Nueva Mayoría de que hay que hacer una. Creo que todo es perfeccionable, pero si uno conversa con la gente de la Nueva Mayoría queda con la impresión de que no viene algo totalmente nuevo. Se ve más un tema de evolución, de consenso, de avanzar, obviamente, en las ideas de la Nueva Mayoría, pero en ningún caso borrando lo que ellos mismos han construido en los 20 años que fueron gobierno.

Tenemos la tranquilidad de que vamos a seguir por el camino de los consensos y de las confianzas. Este país no lo construyen los políticos, los trabajadores, los empresarios ni el gobierno, sino que todos esos agentes juntos. Por lo tanto, los consensos a los que lleguemos son fundamentales para avanzar.

El nuevo Congreso le otorga a Michelle Bachelet la mayoría que necesita para la reforma tributaria, la AFP estatal y la nueva ley de isapres. ¿A qué consensos pueden aspirar con su gobierno si materializar esta parte clave de su programa no le sería tan difícil?
Obviamente, el que tiene la mayoría puede imponer muchos cambios legales, pero lo conveniente para el país es que ello se realice en forma consensuada. Esto genera a la larga una situación mucho más virtuosa, porque todos vamos en el mismo camino.

¿Le preocupa que el programa de Bachelet diga que será una nueva Constitución la que determine el grado de autonomía que tendrán algunas instituciones, entre ellas el Banco Central (BC), y que se regulará el derecho de propiedad, también las herencias, tal que la propiedad esté vinculada al Bien Común?

Evidentemente, son dos temas que realmente nos preocupan. Hay que hacer un tremendo y amplio debate, porque eso no sería gratis. El gran activo de este país, que nos ha diferenciado de todos nuestros hermanos latinoamericanos, ha sido la independencia del BC, que ha sido de lujo, y no creo equivocarme mucho si digo que la mayoría de sus consejeros ha tenido ideas más de centroizquierda que de centroderecha. Nos preocupa que una institución que ha sido tan exitosa para el desarrollo económico esté expuesta a que se le limite su autonomía, la que es necesaria para su mejor desempeño.

¿Y el derecho de propiedad?
Iniciativas que busquen limitar la propiedad privada pueden tener su origen en las buenas intenciones, pero eventualmente esto podría prestarse, por la vía de los resquicios, para intervenir el BC, nacionalizar el cobre, intervenir la propiedad de los recursos hídricos, entre otros. Son cosas que deben mirarse muy a largo plazo.

A propósito del agua, el programa de Bachelet llama a cobrar regalías por el uso del recurso hídrico.
No sé porqué mencionan tanto el agua cuando una parte importante del recurso hídrico que cae de la cordillera se pierde, se va al mar. El agua es importante, pero tanto o más importante que el derecho de propiedad del agua es hacer que ésta no se pierda.

Pero hay sectores que eran agrícolas y que están secos por su uso para otros fines.
Bueno, que se gaste plata en hacer tranques cada 100 o 50 kilómetros.

Es decir, ¿no importa para nada la institucionalidad del agua?
La verdad es que no soy muy experto en el tema, pero todas estas cosas que quedan en las indefiniciones me preocupan, porque la idea puede ser buena, pero la praxis puede ser mala. Lo mismo que en lo relativo al BC. En cosas tan exitosas, mejor no meterse.

¿Coincide con quienes ven en esta opción de Bachelet un ataque brutal a las instituciones?
No a las instituciones. Y si miras cómo están escritas las propuestas tampoco es brutal. Pero ¿para qué abrir una ventana que puede prestarse para lograr objetivos totalmente distintos al del legislador hoy? Creo que si uno hace una encuesta todo el mundo está feliz.

El diagnóstico del programa es distinto: la Constitución actual tiene un “déficit de legitimidad democrática”, plantea.
No comparto eso, porque yo le escuché al presidente Lagos, en 2006, que por fin teníamos una Constitución democrática. Y si él lo dice, yo le creo.

Pero ahora Lagos dice que hay un nuevo ciclo político y económico.
Como todas las cosas, si se quieren hacer algunos pequeños ajustes, es un tema que se tiene que discutir y analizar. Pero con los cambios que la misma Nueva Mayoría hizo en 2006, si el presidente Lagos dice que es democrática, que todo lo que complicaba salió, lo es. Ahora, creo que es importante tener el quórum calificado, porque el gran activo del país es no cambiar de dirección cada cuatro o seis años, porque basta un voto para que el país se dé vuelta. La gran gracia en todos estos años es que no nos jugamos la vida en cada elección.

Eso fue hasta esta elección. ¿Si ahora ellos no sienten necesidad de consensuar, cree que se está jugando la vida?
Sería muy malo y ahí lo importante es que las posiciones de centro, razonables, dentro de la Nueva Mayoría lleven esto por un camino que busque consensos, para que tengamos un camino que todos aceptemos. Creo que tenemos la obligación, los políticos y los que tenemos la posibilidad de hablar, de consensuar para seguir haciendo de éste un tremendo país. En la Nueva Mayoría hay gente muy razonable y así como ha pasado antes hay que trabajar en las confianzas.

Ellos tienen que confiar en los empresarios y el mundo empresarial tiene que confiar en los políticos. Lo peor que nos puede pasar es decir que tenemos malos políticos. Al revés, creo que tenemos políticos razonables, que van a escuchar. Puede haber algunos ajustes, pero éste es un tremendo país, y entonces me niego a que alguien vaya a tomar acciones para que le vaya mal cuando le ha ido tan bien. En un análisis nuestro de los últimos 30 años concluimos que a este país nunca le había ido tan bien.

¿En crecimiento?

En todo, con un crecimiento de 5,4% como promedio en los últimos 30 años, mejor que en cualquier período de 30 años. En pobreza, mortalidad infantil, en educación universitaria… Parte de esta mayor bulla que hay es que tenemos gente mucho más educada y, por lo tanto, con más expectativas. Y la frustración es la diferencia entre tus expectativas y tu realidad. No es que te falte plata para comer.

Entonces, dada la ecuación “frustración=expectativa-realidad”, ¿mejor acotar las expectativas que hacer los cambios que se están proponiendo?
No, porque ése es un tema sicológico. Sí es responsabilidad de un político no vender ilusiones.

¿Cómo vienen los cuatro años próximos?¿Convulsionados?
No lo veo como un período tan convulsionado. Creo que si Michelle Bachelet es elegida presidenta va a tratar de hacer un buen gobierno y está obligada a hacerlo. Va a necesitar un apoyo político nacional importante. Hoy están todos disciplinados en torno a ella, pero el 12 de marzo muchos van a empezar a hablar, a criticar. Creo que va a necesitar una posición cautelosa, de freno, de empezar a bajar las expectativas, como decías. Necesita la política de los consensos, de la confianza, y del acuerdo, y creo que con eso va a tener un buen gobierno.

«Al gobierno se le pasó la mano con lo del abuso»
¿Qué sensación le deja el gobierno actual, que tomó la bandera de temas como trato justo a los consumidores, no abusos, equidad, cuidado al medioambiente?
En defensa del medioambiente nadie puede estar en contra, pero partiendo de la base de que se tienen que satisfacer las necesidades actuales sin afectar la de las generaciones que vienen. En las otras cosas, creo que algunas estuvieron bien y en otras se le pasó la mano al gobierno. Como en todo, cuando se dispara a la bandada caen justos y pecadores.

¿En qué se les pasó la mano?
En lo del abuso. A veces, cuando se generaliza es peligroso. Creo que hay abuso, que hay empresarios malos, que hay mucho que castigar, pero la gran mayoría son emprendedores que quieren a su país, que cuidan a su gente.

Usted ha acusado que existe una “industria de la obstrucción”.
Obviamente tenemos que reconocer que tenemos que hacer las cosas mejor. Sin embargo, hay que admitir que en Chile se ha venido instalando una verdadera industria de la obstrucción, la que por distintas vías pretende que los proyecto no se realicen. Según nuestro catastro, de US$252.000 millones en proyectos de inversión hay US$56.000 millones que están paralizados en distintas instancias.

Hay que perfeccionar la comunicación y conversación con las comunidades, y eso ya se está viendo en el caso de las empresas mineras y de las eléctricas.

Lo último
Te recomendamos

REVISTA DIGITAL

Temas relacionados

Suscríbase al Newsletter Revista Electricidad