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Salas: «Tenemos que trabajar unidos para cambiar el ambiente de negocios en el país”

Mar 30, 2015

Este lunes el recién asumido timonel de los empresarios se reunirá con el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, y ya tiene solicitadas reuniones con los titulares de Economía, Trabajo y Energía, además de la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, y la líder de la CUT, Bárbara Figueroa. 

(El Mercurio) Alberto Salas Muñoz (61 años, ingeniero en minas) asumió la presidencia de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) en medio de la catástrofe que golpeó esta semana al norte del país. En su primera entrevista como líder de la CPC, difícil le resulta sacarse el sombrero de Sonami, entidad que presidirá hasta agosto de 2016. Es que precisamente la Región de Atacama, donde vivió gran parte de su niñez, fue una de las más afectadas. Es por eso que este fin de semana viajó a Copiapó para reunirse con dirigentes y dimensionar in situ el real daño en la zona.

«La situación es muy compleja y preocupante. Me temo que las noticias serán más malas que buenas. Ojalá me equivoque», señala con voz más bien incrédula.

Él conoce la zona y cómo en cosa de minutos una lluvia en el norte puede convertir un riachuelo en un enorme caudal. Así lo vivió él 26 años atrás. En 1989, cuando trabajaba en la mina Santo Domingo, Alberto Salas y el geólogo Artair Zamora quedaron atrapados por dos días en su camioneta producto de un aluvión. Estaban en Paposo, una localidad ubicada al sur de Antofagasta.

«Cuando estábamos en la camioneta, recogíamos con los cascos agua de lluvia para tomar. Luego, una vez que el barro ya fue menor y pasó la lluvia salimos de la camioneta y empezamos a caminar. Ahí, una patrulla que nos andaba buscando nos encontró», recuerda Salas, quien comenta que afortunadamente su familia nunca se enteró de que estuvieron perdidos, ya que pensaban que estaba en la mina. «Mi familia nunca estuvo angustiada, pero en la faena sí», relata.

En sus tareas como nuevo presidente de la CPC, mañana se reunirá con el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, y ya tiene solicitadas citas con la Presidenta de la República, Michelle Bachelet; con los titulares de Economía, Luis Felipe Céspedes; del Trabajo, Javiera Blanco, y de Energía, Máximo Pacheco, además de la presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Bárbara Figueroa.

Salas se muestra confiado en la relación de diálogo que mantenga la CPC con el Ejecutivo en los próximos dos años así como también en que podrá incluir nuevos temas en materia de políticas públicas. «Puedo ser blando en la forma, pero mis ideas las tengo clarísimas», adelanta.

-¿Cómo evalúa el momento por el que atraviesa hoy el sector empresarial marcado por una fuerte desconfianza de la ciudadanía hacia el mundo privado?

«Los hechos que han ocurrido y que son de conocimiento público son graves, han afectado la confianza de la ciudadanía en las instituciones y también en el empleo».

-¿Pero cómo se resuelve eso?

«La única manera de recuperar la confianza es con transparencia y continuar actuando día a día con apego total a la ley y a la ética, como lo hace la mayoría de los empresarios. Junto con esto, es fundamental que las instituciones funcionen, que los tribunales de justicia hagan su trabajo independientemente y sin presiones de ninguna naturaleza».

-De los casos que se han conocido últimamente, ¿hay alguno que haya tenido un impacto más fuerte en imagen empresarial?

«Son todos graves. Creo que los temas que afectan la fe pública y a las personas tienen dimensiones mayores, como las colusiones, que causan un perjuicio masivo».

-Recientemente, el comité ejecutivo de la CPC acordó que cuando un empresario sea condenado va a ser expulsado de la entidad gremial y muchos gremios han dicho también que cuando esté en proceso va a ser separado. En la práctica, ¿qué implica la medida?

«Lo que hemos solicitado es que todas las ramas de la CPC adecuen y revisen sus códigos de ética y que tengan comités de ética para resolver en su mérito las situaciones de esa naturaleza que se presenten. La sanción misma debe ser caso a caso, pues tiene que ver más bien con las personas que con las empresas. Yo no puedo generalizar, cada situación tiene sus propias especificidades y además hay que cuidar la honra de las personas y ser muy cuidadosos con la presunción de inocencia».

-En el caso de Sonami, ¿en qué etapa de avance está el código de ética?

«Nosotros tenemos un código de ética que ya terminamos, fue aprobado por el directorio y ahora lo estamos validando, ya que los socios tienen que adherir a él. Tenemos un consejo general el 21 de abril en el que esperamos aprobarlo».

-¿Cuál es la situación de SQM en Sonami?

«SQM es socia nuestra y Patricio Contesse era director de Sonami hasta la semana pasada, pero nos presentó su renuncia. Y, bueno, a medida que vayamos viendo qué sucede con este caso iremos evaluando qué medida extra podría ser necesario tomar».

-¿Le hubiese complicado a Sonami que Contesse no renunciara?

«Fue una buena decisión».

«Los inversionistas consideran que las instituciones en Chile están funcionando bien»

-Usted viaja bastante. ¿Cree que Chile sigue siendo considerado un buen destino para invertir en la región y cómo han impactado estos casos?

«Chile llegó a lo que es porque somos el país más serio de Latinoamérica. En Londres, en China, en Tokio, en Canadá, en Estados Unidos destacan que Chile es un país que tiene una mejor impronta y eso tenemos que rescatarlo y seguir trabajando en pro de la transparencia. Los inversionistas extranjeros grandes consideran que las instituciones en Chile están funcionando bien y que los temas se están resolviendo. Vemos, por ejemplo, la comisión presidencial que se creó para solucionar el tema de la relación entre la política y los negocios. A los inversionistas les preocupan más las incertidumbres que han generado los cambios y las reformas».

– ¿Qué le parece que no estén convocados los empresarios en la comisión anticorrupción convocada por la Presidenta Bachelet? Varios políticos han advertido que son directos afectados y han criticado su ausencia en la instancia.

«No me molesta en absoluto y valoro la reacción que ha tenido la Presidenta de trabajar y hacer propuestas. Nosotros estamos trabajando y confiamos en que se nos pedirá nuestra visión respecto a este tema».

-¿Cuál es su postura en relación con el financiamiento de la política?

«Debe ser financiamiento estatal y privado, pero de las personas y con mucha transparencia».

-¿Cree que el empresariado logre tener una visión única en este tema, porque hasta ahora hay matices?

«Yo espero que haya una postura ojalá única, pero si hay variantes, es parte del análisis, no es un tema fácil».

-Ustedes están recogiendo opiniones de expertos para consensuar una postura respecto del financiamiento de la política, y ya se reunieron con Harald Beyer y José Antonio Viera-Gallo. ¿Con qué otros expertos se reunirán?

«Nos juntaremos con Alejandro Ferreiro y también con Salvador Valdés».

«La conflictividad en el país no está en la negociación colectiva»

-¿Qué evaluación tiene de la reforma laboral?

«Fue una respuesta a una promesa del programa de Gobierno, pero la conflictividad en el país, y así lo veo yo en la minería, no está en la negociación colectiva, está en otro tema: las huelgas ilegales. Debemos abordar otras materias en este proyecto como la flexibilidad laboral y nuevos esquemas para la incorporación de las mujeres y los jóvenes». -Hasta ahora no ha habido ningún cambio al proyecto de reforma laboral. ¿Cree que realmente hay espacios para incluir las propuestas de la CPC?

«Hasta ahora no veo receptividad, pero debemos seguir insistiendo en nuestros puntos de vista. Hoy, al trabajador le gusta darle sentido a su trabajo, no es solo un tema remuneracional, y para eso se requiere de una reforma laboral que aborde otras áreas».

-De todas las reformas que está impulsando el Gobierno, ¿cuál es la que más le preocupa?

«El cambio más preocupante es la reforma constitucional. Hasta ahora solo tenemos un título y no se sabe nada; por ende, tenemos un signo de interrogación que genera mucha incertidumbre».

-Si dependiera de usted, ¿dejaría en stand by esa reforma?

«La urgencia hoy es recuperar el nivel de crecimiento del país, y para eso necesitamos recuperar confianzas y actuar con transparencia de cara a la ciudadanía. Una vez que el país crezca a los niveles de crecimiento que se merece, podemos ver qué necesita mejorarse. Tenemos que trabajar unidos para cambiar el ambiente de negocios en el país y que nuevamente existan incentivos para invertir».

-¿Qué pasará con Claudio Seebach, que fue reclutado por la CPC para ver los temas de inversión?

«Claudio llegó aquí para un tema específico, que fue coordinar la Agenda de Productividad, Crecimiento e Innovación con el Gobierno. Hemos tenido resultados mixtos, ha habido una cierta frustración y poco avance de la contraparte en algunas materias. Tengo que evaluar con el comité ejecutivo cómo seguimos trabajando en este tema. No puedo adelantarme a armar o no un equipo si no lo tengo validado con los presidentes de ramas».

-¿A qué se refiere con frustración y poco avance?

«No ha habido suficiente recepción, y el momento económico nos exige avanzar más rápido. Creo que en el país ha aumentado el grado de incertidumbre y este bajón en la economía también genera una cierta inquietud social. Por lo tanto, creo que debiéramos discutir el tema para poder retomar sendas de crecimiento e ir acotando espacios de incertidumbre que afecten la inversión, ya que esta es fundamental para que funcione el país».

-En su primer discurso como presidente de la CPC, usted hizo hincapié en tomar medidas para impulsar la productividad en el país, ¿será ese uno de los temas centrales en su gestión?

«La productividad será central mientras esté en la CPC, ya que no hay ningún país que haya alcanzado el desarrollo sin enfrentar exitosamente y de manera integradora este tema. Pero no basta con el rol que cumple el sector privado. El marco donde este se desarrolla también debe ser eficiente. Un caso concreto es el sistema regulatorio. Hoy hay muchas instituciones que regulan la actividad privada y cada una hace requerimientos, pero no existe una coordinación entre ellas que vele por esa inversión. Es por eso que el Estado cumple un rol muy importante en impulsar la productividad».

-¿Qué sello le gustaría imprimirle a su gestión?

«Mi sello será establecer un diálogo para trabajar en pos de un mejor ambiente para hacer negocios. Yo soy una persona dialogante, que busca consensos, pero que también trata de convencer, así que espero llegar a buenos acuerdos con el Gobierno para que se tomen buenas decisiones en materia de políticas públicas».

-Sonami tiene dos directores en Enami y además es el Ministerio de Hacienda el que gatilla el mecanismo de sustentación de precios cuando el cobre se ubica bajo el valor de sustentación. ¿Genera eso una relación complicada de dependencia entre el Estado y Sonami que pudiese afectar su rol en la CPC?

«La participación de Sonami en Enami se caracteriza por la independencia y autonomía de quienes ocupan los cargos de directores. Para reforzar esa independencia, yo renuncié al directorio de Enami al momento de asumir la presidencia de la CPC».

-Luego que usted asumiera en la CPC, el ex vicepresidente ejecutivo de Enami Patricio Artigoitía señaló insistentemente por twitter que usted pidió un préstamo a Enami y nunca lo devolvió. ¿Es eso efectivo?

«Es absolutamente falso. Jamás he pedido un préstamo a Enami. Me imagino que la confusión surge porque en 1997 -con motivo de la crisis de precio del cobre de la época- Enami otorgó créditos a las empresas proveedoras de concentrados que enfrentaban una situación complicada, entre las que figuraba una minera de mi ex suegro, en la que yo no tenía ni tengo ninguna relación ni como socio ni como representante legal. Y aún más, por mayor transparencia no participé en el directorio en el que se vio esta materia».

«Estoy convencido de que las inversiones deben tener un sello de sustentabilidad. Deben pasar de una mirada cuantitativa a una cualitativa. Esa es la única forma de legitimar los proyectos. Pero para trabajar con este enfoque, el sector público debe también hacerlo con eficiencia».

Desde sus anécdotas en Paipote hasta su primera relación con los gremios

Alberto Salas tiene los mejores recuerdos de su infancia en Paipote, adonde llegó a los seis años. A su padre, el primero de la saga de Albertos que hoy va en la cuarta generación, y también ingeniero en minas, lo trasladaron a esa localidad de la Tercera Región.

Llegaron a vivir a la Casa 1, que en jerga minera es la que ocupaba el más alto rango del campamento. Era la única con piscina y el lugar de encuentro con sus compañeros de la escuela de Paipote. Su mamá, María Teresa Muñoz, los recibía con pan con tomate.

A diferencia de otros hijos de gerentes que mandaban a sus hijos a estudiar a Copiapó, su padre optó por la escuela de Paipote, tal como él había estudiado en una escuela y luego en un liceo público. Con esa premisa, al instalarse en Copiapó, Alberto Salas ingresó al liceo de la ciudad, el José Antonio Carvajal, y al regresar a Santiago, se integró al Liceo Lastarria.

-¿Por qué decidió estudiar ingeniería en Minas?

«Siempre veía contento a mi papá con su profesión. Además, él me llevaba a las minas y a mí eso me encantaba».

-Su mamá, de 94 años, ¿está orgullosa de su carrera?

«Sí, pero yo tuve padres muy estrictos. Cuando me iba bien, como sacar buen puntaje en la prueba o entrar a la Universidad de Chile, me decían ‘con su deber nomás cumple’. Fui ayudante de Moisés Mellado, una institución en la escuela, y de Hernán Büchi en geoestadística, pero cuando le contaba a mi papá, él me preguntaba qué gracia tenía. Nunca fueron muy demostrativos mis papás».

-¿Y cómo ha sido con sus hijos?

«Estricto, pero muy orgulloso».

Salas se emociona al hablar de sus tres hijos: Alberto Salas, 35 años, médico psiquiatra y padre de dos hijos, Alberto Salas «cuarto» e Ignacio Teo. Sebastián, 33 años, chef y que trabajó en Francia con el afamado Jean-François Rouquette en el Park Hyatt de Place Vendôme, y María Fernanda, 27 años, psicóloga, vive con él.

Uno de sus principales hobbies es la música selecta. «Tengo una admiración profunda por Juan Sebastián Bach. Él es el padre de los demás. Admiro de él que era una persona absolutamente normal y jamás tuvo vida de genio», señala.

Pero nunca estuvo entre sus opciones profesionales la música. «Soy un claro ejemplo de vocación sin aptitud», reconoce. «Sin embargo, mi hijo y mi nieto sí tienen ese talento», agrega.

En literatura le gusta la poesía. «La obra de Gabriela Mistral me emociona tremendamente. También me gustan Rubén Darío, Vargas Llosa y Jorge Teillier».

-¿Cuándo decide ser empresario?

«Esa ha sido una de las decisiones más importantes en mi vida y la tomé cuando salí de la universidad. No quería tener jefes. Pero no tenía muchas opciones porque no tenía dinero. Entonces, la única posibilidad era buscar algo en pequeña minería y en la Asociación Minera de La Serena pregunté por minas, arrendé una pequeña y me compré un compresor de aire para sacar el mineral. Trabajaba junto a mi primo Hugo Salas y ahí estuve cerca de cinco años. Con esa asociación minera tuve mi primera relación con los gremios».

Una vinculación que solo se acrecentó con el tiempo.

«Los gremios cumplen un rol muy relevante en el quehacer productivo y uno puede aportar al desarrollo de buenas políticas públicas porque desde un gremio uno tiene más peso», sostiene.

En 1996, Alberto Salas fue nombrado director en Enami en representación de Sonami, que lideraba Walter Riesco. Un año después, Riesco asume la presidencia de la CPC y Salas asume como gerente general de la Sonami, en reemplazo de Manuel Cereceda, quien parte a la CPC.

En 2004, asume como vicepresidente de Alfredo Ovalle en la Sonami. Este último renuncia en los últimos meses de su segundo período y Salas asume la presidencia. En 2010, se presenta a la elección y le gana a Manuel Feliú, y en 2013, es reelegido, período que termina en agosto de 2016.

Tres meses: el plazo estimado para definir el rol de la CPC y su hoja de ruta

Durante la gestión de Andrés Santa Cruz, la CPC recogió la visión de las seis ramas sobre el rol de la máxima entidad empresarial del país en el siglo XXI. Ese insumo ya llegó al comité ejecutivo y ahora esa instancia debe definir qué medidas tomará.

«A mí me gustaría que este trabajo lo tuviéramos definido a la brevedad, no más de tres meses», señala Salas.

-Se critica que en la CPC se da un contacto «de club», en el sentido de que son las mismas ramas y se conocen ¿sería bueno nuevos aires?

«La CPC es una confederación integradora de muchas actividades y muy diversas. Sin embargo, tenemos que incluir nuevas miradas, pero hay que ver cómo lo hacemos. La CPC tiene comités, comisiones de trabajo, etc.».

– ¿Qué visión tiene Sonami? ¿Sumar a más gremios a la CPC en forma directa o indirecta a través de las ramas?

«Nosotros planteamos la necesidad de fortalecer la CPC, pero de forma más conceptual. El énfasis lo pusimos en los temas de ética. Tenemos que actuar con transparencia y recuperar las confianzas».

– ¿Pero más allá de lo conceptual cómo cree usted que puede fortalecerse la CPC y que no sea una mera coordinadora?

«Es fundamental que la CPC se fortalezca en su defensa protagónica de la iniciativa privada, y que además se ocupe de la representación y coordinación del sector empresarial».

– El hecho de que haya cuestionamientos a la actividad empresarial, ¿no genera que la CPC pierda credibilidad y autoridad frente al gobierno?

«No, para nada. De verdad no lo creo porque he participado ocho años en el comité ejecutivo de la CPC y he podido constatar que más allá de las circunstancias, es un gremio que tiene legitimidad, representatividad y en él priman los intereses generales del país por sobre los corporativos».

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