(Pulso) La crisis política que vive Yemen se intensificó ayer cuando una coalición de naciones árabes lideradas por Arabia Saudita decidió lanzar una ofensiva miliar para proteger a dicho territorio de lo que llamaron una agresión de las milicias houthis. Las mayores tensiones alentaron los precios de las materias primas y golpearon a las bolsas.
Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Bahréin y Qatar decidieron «responder a la solicitud de Su Excelencia Abd-Rabbu Mansour Hadi, presidente de Yemen, de proteger Yemen y a su querida gente de la agresión de las milicias houthis», aseguró una declaración conjunta de los cinco países.
Aviones de combates de los aliados sunitas atacaron el principal aeropuerto de Saná y la cercana base miliar Dulaimi. Desde septiembre, la capital se encuentra bajo el control de los rebeldes chiitas que buscan derrocar a Hadi. El mes pasado, el mandatario huyó y se refugió en Adén.
Los aliados sunitas, que acusan a Irán de entrenar y financiar a las milicias houthis, también bombardearon a las fuerzas ubicadas cerca de la frontera de Yemen con Arabia Saudita.
Al-Arabiya informó que este país desplegó 100 reactores caza, 150 mil soldados y unidades navales y más de 85 aeronaves fueron proporcionadas por los Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Bahréin, Kuwait, Jordania, Marruecos y Sudán.
La Casa Blanca respaldó la operación «Tormenta de Determinación» y comunicó el miércoles en la noche que el presidente Barack Obama había autorizado «apoyo logístico y de inteligencia». Los gobiernos de Francia y Gran Bretaña también defendieron la intervención militar.
Impulso para el crudo
Los ataques impactaron fuertemente al mercado energético, con el precio del petróleo disparándose más de 6%. El Brent cerró con un avance de 4,9% hasta US$ 56,93 el barril y el WTI finalizó con un alza de 5,4% hasta US$ 51,46 el barril.
Si bien Yemen contribuye menos de 0,2% de la producción mundial del hidrocarburo, su ubicación lo coloca cerca del centro del comercio global de energía.
La nación comparte una frontera con Arabia Saudita, el mayor exportador de combustible del planeta, y su costa bordea el estrecho usado por los barcos petroleros que se dirigen hacia Occidente desde el Golfo Pérsico.
Yemen produjo cerca de 133 mil barriles de crudo al día en 2013, lo que lo convierte en el país número 39 entre los mayores productores de petróleo, según la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA, su sigla en inglés). La producción yemení tocó su máximo en 2001, cuando se extrajeron más de 440 mil barriles diarios.
«Aunque miles de barriles de crudo de Yemen no se notarán, millones de Arabia Saudita sí importarán», comentó a Bloomberg John Vautrain, quien tiene más de 30 años de experiencia en la industria energética. El reino «está preocupado de que la agitación se expanda desde Yemen», añadió.
Ric Spooner, estratega jefe de CMC Markets, explicó que la nación «no es un productor de petróleo de gran importancia, pero está ubicada en una parte geográfica y políticamente muy importante de Medio Oriente».
En la costa oeste se encuentra Bab el-Mandeb, el cuarto mayor estrecho marítimo del mundo por volumen que conecta el Mar Rojo con el Golfo de Aden y el Mar Arábigo.
Cifras de la EIA revelan que en 2013, 3,8 millones de barriles de crudo y productos de petróleo transitaron diariamente por Bab el-Mandeb. Más de la mitad de los envíos se trasladaron al Canal de Suez y al Oleoducto Sumed (Suez-Mediterráneo), que sirve como vínculo entre los puertos de Egipto en el Mar Rojo y en el Mediterráneo.
Si el estrecho fuera clausurado o se volviera inseguro para el tránsito, los barcos tendrían que desviarse hacia la punta sur de África, sumando miles de kilómetros y semanas de tiempo de viaje adicional.
Inversionistas se refugian
Las crecientes tensiones elevaron la demanda de los inversionistas por activos seguros como metales preciosos. El oro completó su séptima jornada de ganancias, la racha más prolongada desde 2012. La plata y el platino subieron hasta 1%.
En tanto, los metales industriales se elevaron por las especulaciones de que la energía más cara aumentará los costos de las mineras y las fundiciones, incrementando el piso que necesitan para ser rentables. El cobre tocó su máximo en dos meses y medio.