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Enex obtiene primer lugar en satisfacción de clientes del sector estaciones de servicio

Enex obtiene primer lugar en satisfacción de clientes del sector estaciones de servicio

(Enex) Enex, licenciataria de Shell en Chile, obtuvo el primer lugar en el sector estaciones de servicio, en la versión 2013 del Premio Nacional de Satisfacción de Clientes ProCalidad.

La medición incluye 29 sectores y evalúa a más de 100 marcas de alto impacto en la vida de los chilenos. Para su ejecución se realizaron más de 30 mil encuestas anuales en las principales ciudades del país.

Las estaciones de servicio Shell obtuvieron la más alta satisfacción de sus clientes, reconocimiento que fue agradecido por el gerente general de Enex, Nicolás Correa. “Este premio nos indica que vamos por buen camino y nos insta a reforzar nuestro compromiso de entregar, cada día, una mejor experiencia de servicio a quienes nos visitan a lo largo del país” afirmó.

Según detalló Correa, la empresa ha estado trabajando arduamente desde su creación en 2011 -cuando Quiñenco compró los activos de Shell en Chile- para mejorar la calidad de su servicio. Así, se ha implementado un método que incluye capacitaciones para los trabajadores e incentivos para quienes logran buenos resultados en la atención de los clientes. Adicionalmente, se han realizado inversiones destinadas a modernizar las estaciones y expandir la red en ciudad y carretera.

Hace dos meses, Enex adquirió Terpel Chile, lo que permitió a la compañía consolidar su participación en el segmento de estaciones de servicio, con un 27% del mercado. Al respecto, el gerente general de la empresa, Nicolás Correa, agregó que implementarán el mismo nivel y calidad de servicio en las estaciones Terpel, que le permitió a Enex obtener el premio ProCalidad.

Fuente / Enex

A China le cuesta sumarse a la revolución del gas de esquisto

(El Mercurio) Cuando Royal Dutch Shell PLC puso en marcha hace unos años su iniciativa de miles de millones de dólares para producir gas de esquisto en China, parecía una oportunidad que no podía dejar pasar. El país cuenta con las mayores reservas de gas de este tipo del mundo, el mercado de energía más grande y un gobierno que busca incrementar la producción de gas.

Sin embargo, para Shell y su socio estatal, China National Petroleum Corp. (CNPC), la realidad en la superficie hace que su apuesta parezca más riesgosa.

La rugosidad del terreno, la débil infraestructura y las formaciones muy profundas de la región presentan complicados retos técnicos. El área está tan densamente poblada y cultivada que las zonas de perforación se están instalando a apenas 100 metros de hogares en pueblos como Maoba, lo que molesta a los residentes que se quejan del ruido, el polvo y el impacto en el medio ambiente. Para aplacar las tensiones, la petrolera anglo-holandesa y sus socios remuneran a los residentes y representantes de gobiernos locales por utilizar sus tierras y autopistas y demás inconvenientes.

La experiencia de Shell en China, donde avanza más rápido que sus competidores, demuestra que no será fácil reproducir el boom de esquisto que protagoniza Estados Unidos. Aunque otros países tienen gas de esquisto -China, Argentina y Argelia tienen mayores reservas que EE.UU., según la Administración de Información de Energía de EE.UU. (EIA)- varios obstáculos hacen que la extracción de estos recursos sea mucho más difícil que en lugares como Texas y Pensilvania.

A pesar de los problemas, algunas empresas internacionales están dispuestas a correr el riesgo y ya han comenzado a intentar aprovechar estas reservas. En Argentina, por ejemplo, la petrolera estatal YPF SA firmó en julio un convenio con la estadounidense Chevron Corp. para explotar Vaca Muerta, una gigantesca formación de petróleo y gas de esquisto en el sur del país. De acuerdo con la EIA, el yacimiento contendría hasta 8,7 billones de metros cúbicos de gas recuperable. México y Brasil también figuran entre los 10 países con mayores reservas de gas de esquisto, según la EIA.

Los obstáculos
No obstante, algunos países con muchos recursos de esquisto, como China, carecen de autopistas desarrolladas, agua y contratistas de perforación capacitados en los estándares modernos de seguridad. Otros, como Francia y Bulgaria, han implementado restricciones legales a la fracturación hidráulica necesaria para extraer gas de esquisto.

Y a diferencia de EE.UU., donde los dueños de los terrenos generalmente poseen los derechos del gas que se encuentra debajo de su propiedad, los minerales en muchos países pertenecen al Estado, lo que otorga pocos incentivos financieros a los residentes para respaldar la perforación cerca de sus casas.

Entre mayo de 2010 -cuando Shell estaba en sus primeras fases de exploración de la región- y marzo de 2013, la petrolera perdió 535 días de trabajo en 19 pozos debido a «bloqueos espontáneos» organizados por los pueblos o solicitudes del gobierno para detener las operaciones, indicaron los representantes de la empresa en un informe presentado durante una conferencia del sector. Muchas de las quejas de los aldeanos derivaban de disputas sobre pagos.

Los ejecutivos de Shell dicen que la empresa está en las etapas preliminares de su proyecto de esquisto en China -sólo ha perforado unos 30 pozos- y es demasiado prematuro para determinar su éxito o fracaso. Aseguran que la perforación está cumpliendo con el cronograma y que lidiar con poblaciones densas y condiciones geológicas difíciles son el tipo de desafíos que las empresas energéticas a menudo afrontan cuando incursionan en nuevas regiones. Shell no ha divulgado el costo estimado del proyecto, aunque indicó que está gastando US$ 1.000 millones al año para desarrollar energía no convencional en China, como gas de esquisto.

Es más difícil extraer gas de las formaciones rocosas de China. Existen altas presiones en el subsuelo y Shell se topó con algunos problemas de perforación en China, según un informe de marzo publicado por sus empleados. «En general, tienes que perforar con mayor profundidad» en China para llegar al gas de esquisto, dijo el director de tecnología de Shell, Gerald Schotman.

El marco regulatorio también intensifica los riesgos. China no ha terminado sus regulaciones de fracturación hidráulica.

El incentivo para usar gas
A pesar de todo, el creciente consumo de energía de China, las grandes reservas y la campaña estatal para reemplazar el carbón como fuente de electricidad con gas, que es más limpio, hacen del país un blanco atractivo para las grandes petroleras como Shell.

El gobierno chino respalda la producción de gas de esquisto ya que podría disminuir la dependencia del gas importado y el carbón, que es muy contaminante. China dice que apunta a elevar el gas natural a 8% del consumo total de energía para 2015, frente a 4% en 2010. El gobierno fijó una meta ambiciosa de producir 6.500 millones de metros cúbicos anuales de gas de esquisto para 2015, en comparación con casi nada el año pasado.

Shell y CNPC descubrieron gas en un pozo de exploración inicial en 2011. En 2012, Shell se convirtió en la primera y hasta ahora la única empresa extranjera en acordar un contrato de producción compartida con esta petrolera china en la cuenca de Sichuan. Otras multinacionales como ConocoPhillips Co. y Chevron Corp. también están explorando el esquisto de China, pero no han hecho un compromiso tan grande.

Deng Fagui, un residente de Maoba, dijo que le preocupa que las operaciones empeoren la calidad del agua. Deng indicó que el agua que bombea para beber y bañarse tiene un color distinto desde que empezó la perforación. Shell sostiene que toma medidas para asegurar que el agua subterránea no esté contaminada.

Fuente / El Mercurio

Enap vende a grupo Romero operación en Perú y Ecuador en US12 millones

Enap vende a grupo Romero operación en Perú y Ecuador en US12 millones

(La Tercera) Tras casi una década de estar en el negocio de distribución de combustibles de Perú y Ecuador, a través de la red de gasolineras Primax, Enap decidió vender de su participación a su socio peruano, el grupo Romero.

La estatal aceptó una oferta de compra vinculante de parte de Romero Trading por su participación en Primax Perú -donde tiene 49% de la propiedad- y de Primax Comercial del Ecuador -donde posee 48,94%- por un total de US$ 312 millones.

Ambas firmas las controla el grupo Romero, que tenía una opción preferente. Enap ingresó a este negocio en 2004 por el interés de colocar los excedentes de gasolinas de sus refinerías (ver recuadro). Junto al grupo Romero desembolsaron unos US$ 60 millones para adquirir las estaciones de servicio de Shell en Perú y en Ecuador (2005). En esos mercados siguieron operando con la marca Primax que hoy ostenta una participación de mercado de 24%, en Perú y de 19% en Ecuador.

Romero es uno de los mayores grupos empresariales de Perú, con presencia en el sector financiero, retail, logística, alimentos, consumo masivo, entre otros.

La operación, que se estima se concretará en el tercer trimestre, deberá contar con la aprobación de los gobiernos de Chile, Perú y Ecuador. También se deberá completar el proceso de due diligence de la compañía Manu Perú Holding SA, subsidiaria directa de Enap. La operación tendrá un impacto positivo en resultados del orden de US$ 120 millones.

¿Por qué vendió?
La venta se enmarca dentro del plan de Enap de desprenderse de activos “no estratégicos” para reducir su deuda. El gerente general de Enap, Ricardo Cruzat, señaló que el monto será destinado a ese fin y así “permitir el desarrollo sustentable del negocio principal”.

La estatal también utilizará la ganancia de US$ 77 millones del primer semestre para amortizar su deuda

La firma enfrenta un complejo panorama financiero desde que registró pérdidas históricas por unos US$ 1.000 millones en 2008.

Según sus estados financieros a junio, la deuda alcanza US$ 4.059 millones, distribuida en obligaciones bancarias de corto y largo plazo y arrendamiento financiero, por US$ 3.237 millones y otros US$ 2.160 millones en bonos nacionales e internacionales. Aproximadamente 60% de los pasivos son a tasa flotante.

Fuentes de la estatal explicaron que siguen buscando opciones para bajar la deuda. En septiembre, el directorio tomaría una decisión sobre el refinanciamiento de US$ 200 millones, a través de diversos instrumentos, los que podrían incluir bonos. La idea es refinanciar unos US$ 800 millones en 2014. “Esta venta se enmarca en el plan estratégico para dar viabilidad a Enap y que ha permitido mejorar la operación y eficiencia de las refinerías, bajar costos y desarrollar el mercado de GNL, y realizar la mayor campaña de exploración de gas y petróleo en Magallanes en 15 años”, dijo.

Origen de la alianza con el grupo peruano
La llegada de Enap al negocio de distribución de Perú se gestó en 2004, producto de que la administración estaba interesada en vender los excedentes de gasolinas que producían las refinerías en Chile. Ese año, el primer intento de la estatal no fue ingresar al negocio de estaciones de servicio, sino sondear un acuerdo con PetroEcuador para vender sus volúmenes de gasolinas. A Lima viajó el ex gerente general Enrique Dávila para ver la factibilidad de una alianza. Según fuentes conocedoras de la operación hubo interés inicial, pero luego, con el tiempo, las tratativas avanzaron lento. Fue en ese período cuando un ex ejecutivo de Copec, ligado al grupo Romero, propuso a la gerencia general de Enap la factibilidad de ver una asociación para comprar las estaciones de servicio de Shell. Ahí, Enap negoció con los hijos del empresario Dionisio Romero.

El grupo peruano se interesó, porque no tenían experiencia en el negocio de distribución de combustibles. Para Enap, en cambio, la fórmula le permitía cumplir con el objetivo inicial de colocar sus excedentes de gasolinas.

Además, vio que podía ser la primera etapa de contar con estaciones de servicios, modelo que posteriormente quería replicar en Chile.

Fuente / La Tercera

El etanol y la controversia: alimento o combustible

(AméricaEconomía) Todos los años se «cultivan» 13.000 millones de galones de combustible etanol en EE.UU. y se consume cerca de 40% del cultivo nacional de maíz en el proceso (además de cerca de tres galones de agua por cada galón de combustible producido), según datos del Instituto de Investigaciones de Políticas de la Agricultura Alimentaria.

Juntos, esos hechos son un ejemplo perfecto de lo que se conoce como el nexo de la energía, del alimento y del agua. Además, una creciente concienciación de las relaciones entre esos elementos amenaza con sabotear la reputación ecológica de la producción de etanol en EE.UU. Según un estudio de los Laboratorios Federales de Suiza, «aunque los biocombustibles permitan reducir el uso de combustibles fósiles y las emisiones de los gases de efecto invernadero, acaban trasladando las cargas medioambientales hacia el impacto sobre el uso de la tierra».

El etanol de maíz es un recurso que provoca divisiones. A pesar de los beneficios de algunas emisiones derivados de su quema, ha sido objeto de fuertes campañas en su contra por parte de organizaciones ecologistas sin fines de lucro. «El etanol de maíz no es sólo un desastre para el consumidor, para la mayor parte de los agricultores y para el contribuyente; también es un desastre para el medio ambiente», informó el Grupo de Trabajo del Medio Ambiente.

El equilibrio energético. El maíz es un cultivo popular; tiene muchos usos además de alimentar directamente a las personas y ser empleado en la producción de etanol. Un tercio del cultivo se transforma en alimento para el ganado, y 13% de la producción americana se exporta. Pero si tomáramos como base el binomio productor-consumidor, ¿es el etanol de maíz sostenible? ¿Además de provocar pérdida neta de energía, encarecerá también el coste de uno de los alimentos básicos más importantes del mundo? Ese debate se ha intensificado debido a los aumentos de los precios del maíz, los cuales, según los críticos, están causados por el desvío de prácticamente la mitad del cultivo a la producción de combustible.

Los partidarios del etanol dicen que los beneficios relativos al carbono son enormes. Según el grupo comercial Asociación de Combustibles Renovables, «en 2012, 13.200 millones de galones de etanol producidos redujeron las emisiones de los gases de efecto invernadero en 33,4 millones de toneladas. Eso equivale a quitar 5,2 millones de coches y camionetas de las calles durante un año». Un estudio publicado en el Yale Journal of Industrial Ecology reveló que los beneficios del uso del etanol sobre los gases de efecto invernadero comparados con el uso de la gasolina variaban del 48% al 59%. Argone National Laboratory, en un estudio de 2007, constató una reducción en el ciclo de vida del efecto invernadero del 19% al 52%.

Los partidarios del etanol presumen de una reducción del 30% en las emisiones de monóxido de los tubos de escape, y una reducción del 50%, en comparación con la gasolina, del material particulado causante de cáncer. Además de eso, el etanol es también un oxigenador y neutralizador de emisiones de la gasolina. Sus defensores dicen que hay un equilibrio positivo de energía, generando prácticamente dos veces más energía que la usada en la producción. Los científicos David Pimentel, de la Universidad Cornell, y Tad Patzek, de la Universidad de California, en Berkeley, se oponen de forma drástica a esta idea. En 2005, ellos relataron en un estudio que, en general, el etanol de maíz usa 29% más de energía de combustible fósil en su producción que el combustible producido por él.

El etanol tiene, sin lugar a dudas, algunos efectos positivos, pero las desventajas también son grandes, explica Kent Smetters, profesor de Economía empresarial y Políticas públicas de Wharton. «Aún con una oferta mayor de maíz, es posible que los precios aumenten de forma considerable, perjudicando a la población, sobre todo en los países en desarrollo», dijo.

Además de los precios más elevados de los alimentos, es improbable que el planeta consiga adecuar las demandas cada vez mayores de alimentos, combustible y agua. Según el estudio «Entender el nexo de relaciones», preparado para la Conferencia de 2011 de las Naciones Unidas en Bonn: «El Nexo de Relaciones entre Agua, Energía y Seguridad Alimentaria», «a menos que haya cambios significativos en la manera en que producimos y consumimos, la producción agrícola tendrá que aumentar cerca de un 70% en 2050 y prácticamente un 50% de energía primaria tendrá que estar disponible en 2035. Esos aumentos tendrían implicaciones de largo alcance para los recursos hídricos y de tierras».

Examinar la tierra. Steve Hamburg, científica jefe del Fondo de Defensa del Medio Ambiente, dijo que el desafío no consiste simplemente en conseguir «tierra suficiente para aumentar el nivel de producción agrícola y del etanol sin que tenga impacto alguno sobre los ecosistemas naturales». Hay también un contexto de largo plazo: ¿habrá «alimento suficiente para la población cada vez mayor cuando lleguemos a 2050?» De entre los desafíos futuros, se puede citar la necesidad de satisfacer los objetivos alimentarios cada vez mayores a medida que las personas salen de la pobreza, dada la presión sobre el agua existente a que se enfrenta el planeta. «Lo importante es cómo usar de manera eficiente la tierra disponible. No hay una respuesta buena o mala, sin embargo si desocupamos grandes cantidades de tierra para producir más etanol, no hay duda de que será una decisión mala».

Jerry Melillo, científico senior de Marine Biological Laboratories y presidente del Instituto de Evaluación Nacional del Clima, también cree que aumentar el nivel del programa global de biocombustibles puede ser arriesgado. «Tenemos 148 millones de km2 de tierras en el planeta, y 16 millones de ese total son usados en cultivos», dijo. «Formar una red mundial de etanol exigiría, como mínimo, el doble de eso», agregó.

Cuando se habla sobre etanol, la conversación, en cierto momento, suele girar hacia su efecto sobre los precios de los alimentos. ¿Por qué el precio de los alimentos básicos se incrementó entre 2006 y 2008? Un informe del Banco Mundial, «Poner en perspectiva el boom de los precios de las commodities entre 2006/2008», constata una serie de causas, siendo una de ellas la opción por la producción de biocombustibles en lugar de alimentos. Pero el informe cita también las condiciones climáticas adversas y las políticas del gobierno (entre ellas las barreras a la exportación y los impuestos elevados) como factores de reducción de los stocks de alimentos hasta niveles inéditos desde principios de los años 70.

Otro estudio, de la Fundación Giannini de Economía Agrícola de la Universidad de California, concluyó que el etanol, a veces, no obtiene el crédito que merece dada su contribución positiva. Aunque los biocombustibles hayan elevado los precios de los alimentos, el impacto neto sobre el mercado «es incierto», informaba el documento. «Los precios elevados de los alimentos fueron acompañados de una subida récord en los precios del combustible, y aunque se haya culpado a los biocombustibles por la exacerbación de aquellos, no se les ha reconocido su papel en la reducción de los precios del combustible». Según resalta el informe, los precios elevados del combustible mejorarán el coste de la utilización de tractores, de fertilizantes a base de petróleo y del transporte de productos agrícolas. La participación del combustible en el cultivo, cosecha y distribución del algodón, maíz, soja y trigo pasó del 10% a casi el 35% de los costes operacionales en 2009, informó el estudio de la Universidad de California (cerca de un 14% en el caso del maíz). Si los biocombustibles ayudaron a reducir el coste operacional, abaratando la gasolina y el diesel, ¿por qué no tomar eso en cuenta en la ecuación de alimentos o combustibles?

Pero los investigadores de California concluyeron que, usando los datos de 2007, «el etanol elevó los precios del maíz en, al menos, un 18% y tal vez hasta un 39%, dependiendo de las presuposiciones de elasticidad». Está claro que hay otros factores, sin embargo los biocombustibles fueron responsables de un 25% a un 60% de los aumentos recientes del precio del maíz, dijeron.

Sostenible o no, la mayor producción de etanol está vinculada a la aprobación relativamente impopular del mayor contenido de etanol en la gasolina y del Patrón de Combustible Renovable (RFS, según sus siglas en inglés), que fija un total de 36.000 millones de galones para la producción de biocombustibles hasta 2022.

El desafío del etanol de celulosa. Dave Juday, economista especializado en agricultura y cuestiones de conservación, cree que es hora de volver a replantear el Patrón de Combustible Renovable (RFS). Él destacó que la oferta de maíz en EE.UU. está 1.300 millones de barriles por debajo de las proyecciones de 2007, y la demanda de combustibles motores cayó. Pero un tipo diferente de etanol —el etanol de celulosa, hecho de las partes no comestibles de las plantas— ofrece una salida para el dilema del «alimento o combustible». Se cree que proporciona un equilibrio mucho más positivo de energía que el maíz, y como puede ser producido con hierbas de otras plantas, no existe el conflicto entre alimentos y combustible.

John Paul MacDuffie, profesor de Gestión de Wharton, dijo que la mejor manera de hacer etanol es de «fuentes no alimenticias, como hierba de mijo, que ha proporcionado avances prometedores en el desarrollo de enzimas que separan las plantas en azúcares después de convertidos en combustible».

El etanol de celulosa, que se puede hacer de plantas cultivadas en tierras abandonadas o degradadas, presenta pocas desventajas. Pero Juday destaca que la tecnología necesaria para la comercialización del combustible (hecho de las partes fibrosas de las plantas) no se ha materializado según lo previsto.

El RFS estipuló la producción de 16.000 millones de galones hasta 2022, pero de momento sólo se está produciendo una pequeña fracción de ese montante. El resultado, según New York Times, es que la agencia de Protección Ambiental «tiene pocas opciones, a no ser renunciar a casi todas las exigencias celulósicas; sin embargo, eso tiene como resultado quejas feroces de las refinadoras. Ellas dicen que todavía están obligadas a usar pequeñas cantidades de un combustible que no existe o que está sujeto a multas». La exigencia celulósica para 2013 se redujo a sólo 14 millones de galones a principios de año.

El potencial del etanol de celulosa continúa siendo impresionante. Un estudio de 2013 conducido por Ilya Gelfland de la Universidad Provincial de Michigan y publicada en la revista Nature, concluyó que la mezcla de gramíneas y hierbas perennes produciría el biocombustible de celulosa de mayor sostenibilidad, pero con no pocas dificultades. El secreto: cultivar un cultivo nativo (chopo y alfalfa eran dos opciones en estudio) con el mínimo de cuidado que requiere un terreno «marginal» no utilizado actualmente para la producción de cultivos. En ese escenario, la reducción del CO2 podría ser dos veces mayor que la proporcionada por el etanol de maíz, informó el estudio.

Otra investigación mostró que 5.500 millones de galones de etanol de celulosa podrían ser producidos en los 27 millones de acres de tierra improductiva en diez estados del Medio Oeste. Compensar el uso de la gasolina o del diesel con el uso del etanol recortaría las emisiones de los gases de efecto invernadero en 44 millones de toneladas métricas al año.

De momento, sin embargo, dijo Juday, «no hay infraestructura para el etanol de celulosa». Aún con el avance tecnológico en la utilización de hierbas de mijo —planta que crece deprisa y que es considerada como favorita para la producción de combustible— quedan aún cuestiones importantes en lo relativo al suministro de las semillas necesarias, gente para plantar, pesticidas, cosechadoras, hileradoras y vagones. «Si añadiéramos 50 millones de acres de mijo, ¿de donde vendría?», se preguntó Juday. «¿De tierras para cultivo? ¿Para pastizal? ¿De tierras boscosas?». Juday añadió que un montante moderado de etanol de almidón «siempre tendrá lugar en el mercado de combustible como intensificador [la agencia de Protección Ambiental (EPA) permite ahora mezclas del 15% en la gasolina], sin embargo el RFS está muy distorsionado y la tecnología del etanol de celulosa lleva años de atraso».

La Union of Concerned Scientists [grupo de científicos que estudia el asunto] destacó que el vacío en el etanol de celulosa llevó a las autoridades federales a modificar el RFS para permitir montantes cada vez mayores tanto de biodiesel de soja como de etanol de caña de azúcar, ambos, en opinión del grupo, crean cuestiones del tipo «alimentos o combustibles». «Si la EPA insiste en sustituir el biocombustible de celulosa, cuya producción está atrasada, por combustibles basados en alimentos, veremos una enorme expansión en la producción del biodiesel y del etanol de caña de azúcar, lo que llevará a una deforestación creciente en los trópicos y a una presión continua sobre las ofertas de alimentos en el mundo».

El dilema del aceite de palma. Un buen ejemplo de cómo eso puede suceder es la producción no sostenible del biocombustible de aceite de palma en Indonesia y en otros países, que está devastando de forma rápida las florestas vírgenes del Sudeste Asiático (ver «Deforestación en el Sudeste Asiático: el futuro se está decidiendo en Indonesia» «Deforestation in Southeast Asia: The Future is Being Decided in Indonesia”], de Knowledge@Wharton, que forma parte de un informe especial: «Caminos de sostenibilidad en mercados emergentes» [The Pathways to Sustainability in Emerging Markets]. El debate alimentos o combustibles «se parece, a veces, al debate de la «floresta tropical o combustible»: la deforestación debido a la explotación del aceite de palma en Indonesia es realmente preocupante», dijo Arthur van Benthem, profesor de Economía empresarial y Políticas públicas de Wharton.

Van Benthem dijo que algunas empresas bajo presión de grupos de activistas y de consumidores también están siendo perjudicadas por el aceite de palma. Él resaltó que, en 2009, Unilever, hasta entonces la mayor usuaria de ese aceite, canceló contratos de aceite comestible del mayor productor indonesio, Sinar Mas Agro Resources & Technology, a causa de la destrucción continua de la floresta amazónica. La suspensión duró, informó Reuters, hasta que Sinar Mas pudo «ofrecer pruebas de que ninguno de sus cultivos estaba contribuyendo a la destrucción de la floresta tropical». En 2011, según Jakarta Post, Unilever (que se había comprometido a comprar sólo aceite de producción sostenible hasta 2015) comenzó a comprar nuevamente aceite de palma a la empresa, de acuerdo con su promesa de que adoptaría métodos verdes de producción. Tanto Nestlé como Burger King también cancelaron contratos con Sinar Mas.

Todo eso hace muy importante el desarrollo futuro del etanol de celulosa de uso comercial, dicen sus defensores. A pesar del inicio lento, existe un avance. El Centro de Bioenergia Indian River de INEO, en Florida, por ejemplo, está programado para comenzar a producir ocho millones de galones de etanol de celulosa anualmente, además de seis megavatios de electricidad generada a través de la basura agrícola y de otras fuentes. Pero Christian Science Monitor estimó que la producción de etanol de celulosa en 2022 debería situarse más cerca de tres mil millones de galones que el objetivo de 16.000 millones de la RFS en 2022.

Un biocombustible más sostenible. Pero no toda producción actual de etanol presenta un equilibrio energético malo. Es necesario, sin embargo, que haya más fuentes sostenibles de combustible. Eso quedó claro durante el workshop «Nexo entre energía, alimentos y agua» patrocinado por la Iniciativa de Liderazgo Ambiental Global (IGEL) de Wharton el mes pasado. J. Ashley Nixon, gerente de relaciones con ONGs y con stakeholders de Shell Oil, dijo que el crecimiento de la población mundial, que podría llegar a cerca de nueve mil millones en 2050 es un gran factor de preocupación. «La demanda de energía podría duplicarse, mientras las emisiones de dióxido de carbono deberían ser la mitad de las actuales. Además, hay necesidad de tres veces más energía de fuentes renovables». La demanda de agua podría aumentar 30% hasta 2030, mientras la demanda de alimentos crece 50%.

En 2011, Shell y su socia Cosan lanzaron una iniciativa de US.000 millones, Raízen, para producir etanol de caña de azúcar en Brasil. Los biocombustibles deberán representar 30% o más del mix de combustible para transporte en Brasil en 2030, y Raízen sola atenderá prácticamente 9% de la demanda de etanol del país. El etanol de caña de azúcar se mezcla con la gasolina brasileña en porcentajes de concentración del 10% al 25% desde 1976. «Brasil es el país donde el uso del etanol está más extendido. Prácticamente un 100% de los coches en las carreteras son del tipo «flex», y pueden ser abastecidos con etanol o gasolina», dijo MacDuffie. «El etanol se puede encontrar en cualquier parte y tiene un precio accesible, además de constituir un sector importante de la economía brasileña».

Brasil es el mayor productor de caña de azúcar del mundo, y la mitad de su cultivo está dirigido a la producción de etanol. Según Triple Pundit, «la política energética brasileña es uno de las piezas del engranaje que transformó el país en uno de los niños mimados de la economía durante la última década. Brasil, con más de 190 millones de habitantes, disfruta de relativa independencia energética. Se convirtió en una nación acreedora por primera vez el año pasado, y domó la inflación conservando, al mismo tiempo, una tasa de crecimiento respetable».

El etanol de caña de azúcar es más eficiente que el de maíz, porque el cultivo de la caña absorbe grandes cantidades de dióxido de carbono, y el forraje de la planta puede ser utilizado como fuente de energía para alimentar el proceso. Según Shell, el etanol de la caña de azúcar produce 70% menos de dióxido de carbono que la gasolina, «tomándose en cuenta los procesos de cultivo y producción». Fast Company informó que por cada unidad de combustible fósil gastada en la producción del etanol de caña, se producen ocho unidades de energía. Además, el cultivo de la caña de azúcar prácticamente duplicó la producción de etanol por acre de maíz.

Desde 2003, informó Unica, el uso del etanol en Brasil, en lugar de la gasolina, evitó la emisión de más de 103 millones de toneladas de dióxido de carbono. El balance energético favorable es una de las razones por las cuáles la EPA incluye el etanol de caña de azúcar brasileña como uno de los «biocombustibles avanzados» aceptables (junto con el biodiesel de soja y el etanol de celulosa) y que es parte de una cuota de 2.750 millones de galones contratados para 2013.

El cultivo de la caña de azúcar, sin embargo, ha sido objeto de algunas críticas, ya que se cultiva en el cerrado, una área de sabana entre el litoral y la región amazónica, hábitat de incontables plantas nativas raras. ¿La caña de azúcar brasileña encaja en el binomio «alimentos o combustible», tal y como dice la Union of Concerned Scientists? Tal vez no. «Nunca oí hablar de la escasez de azúcar en Brasil para endulzar», dijo MacDuffie. Un artículo del Banco Mundial, «Nota sobre el aumento de los precios de los alimentos», afirmaba que «la producción brasileña de etanol de caña de azúcar no contribuyó al aumento reciente de los precios de las commodities alimenticias, porque la producción de caña de azúcar en Brasil aumentó rápidamente y las exportaciones de azúcar prácticamente se triplicaron desde 2000 […] El aumento en la producción de caña fue lo bastante sustancial para permitir que la producción de azúcar pasara de 17,1 millones de toneladas en 2000 a 32,1 millones de toneladas en 2007, y las exportaciones pasaran de 7,7 millones de toneladas a 20,6 millones de toneladas».

Colin A. Carter, profesor de Economía agrícola y de recursos de la Universidad de California, en Davis, tiene una postura de libre mercado. Él dice que el éxito de Brasil se debe, por lo menos en parte, a la ausencia de cuotas como las impuestas por el RFS. Los defensores del libre mercado elogian «las políticas flexibles que permiten al mercado determinar si el azúcar se debe vender en el mercado de azúcar o debe ser convertido en combustible». Ellos recomiendan la retirada de por lo menos algunas cuotas del RFS en EE.UU., «destinando el maíz nuevamente al mercado».

Pero las cuotas de EE.UU. tienen algunas opciones de flexibilidad. Afortunadamente, porque las realidades del mercado las llevaron a su reducción o a su retirada. En vista de esos reveses, es difícil entender cómo se podría incrementar la producción de manera que atienda el objetivo de 36.000 millones de galones de biocombustible en 2022.

La verdadera cuestión es el combustible. Como combustible doméstico, el etanol de maíz tiene sus defensores. La Fundación por la Libertad de Combustible, por ejemplo, dice que EE.UU. gasta todos los años US80.000 millones en productos de petróleo, y US00.000 millones de ese total son gastos en petróleo extranjero, lo que representa más del 50% del déficit comercial del país.

Según Eyal Aronoff, ex ejecutivo de software y uno de los fundadores de Fuel Freedom Foundation [Fundación por la Libertad de Combustible], «la verdadera cuestión no es alimentos o combustible, es alimentos o gasolina. Con la caída del precio de la gasolina, el resto de precios cae». Él dijo que como el etanol se añade al combustible disponible en los surtidores (en concentraciones del 10% y 15%), su precio está íntimamente vinculado al de la gasolina. El valor del maíz en un galón de gasolina es de sólo 40 céntimos. «Hay otros costes diversos además del precio de la commodity», dijo.

Carl Pope, que fue durante mucho tiempo director ejecutivo del Sierra Club y ahora es consultor de energía, dijo que la controversia «alimentos o combustible», en realidad, es un desvío de la cuestión principal, que tiene que ver con combustibles fósiles. Lo que elevó los precios de los alimentos en la India (donde el consumo del maíz no es generalizado) fue el coste del diesel, dijo. «Cuesta sólo US00 a US00 llenar un container de maíz en el medio Oeste, pero cuesta US.000 a US.000 embarcarlo a California debido a los costes de transporte», dijo Pope. «Cuando el precio del petróleo sube, el precio de los alimentos sube también».

Los precios más elevados de la gasolina y del diesel encarecen los costes de los alimentos, añadió Pope, debido a la utilización más frecuente del combustible hoy en la agricultura muy mecanizada. El petróleo es también un componente esencial de los pesticidas y fertilizantes. «Tenemos que clasificar los alimentos por el contenido de energía que demandan», dijo.

Tanto Pope como Aronoff recomendaron la utilización en mayor volumen del combustible producido internamente, lo que incluye el gas natural, etanol y metanol (bien con el uso de coches eléctricos) para reducir el uso del petróleo y, por lo tanto, su precio. «Es sorprendente la rapidez con que los precios del combustible caen a medida que el consumo disminuye», dijo Pope. «Si consumiéramos 90 millones de barriles de petróleo al día en todo el mundo, el precio del barril sería de US00. Si consumiéramos 80 millones, el precio caería a sólo US0».

El petróleo más barato, dijo Pope, haría impracticable, desde el punto de vista de la economía, la producción del petróleo no convencional, parte del cuál es nocivo para el medio ambiente —como es el caso de las reservas en las arenas bituminosas de Canadá, del petróleo ártico y del petróleo pesado de Venezuela. «Sesenta por ciento de petróleo de carbono del mundo no entra en el mercado en ese escenario», dijo. Pope añadió que es improbable que la disponibilidad de petróleo más barato aumente de forma drástica el consumo. La Asociación de Combustibles Renovables, un grupo comercial de productores de etanol con sede en Washington, también es favorable a una visión holística. Según Bob Dinneen, presidente y consejero delegado de la asociación, una evaluación justa de los impactos ambientales de los combustibles renovables debe tomar en cuenta «comparaciones de los impactos asociados al uso de combustibles de petróleo […] No es apropiado examinar los efectos ambientales del RFS sin, de forma simultánea, examinar los efectos de no tener un RFS».

Dinneen acusó a los críticos del etanol en el Congreso de «no tomar en cuenta el peso de las consecuencias ambientales y de las consecuencias para la salud pública de la producción y uso del petróleo en mayor volumen en ausencia del etanol y del RFS».

Un estudio de 2012 de Paul Thompson, de la Facultad de Agricultura de la Universidad de Michigan, titulado «La ética agrícola de los biocombustibles: el debate alimentos o combustibles», concluyó que los combustibles «podrían ser una fuerza positiva en el caso de circunstancias que puedan tener como resultado hambre entre cerca de un 80% de las poblaciones más pobres del mundo, cuyo derecho a la alimentación está íntimamente conectado a la producción agrícola». Si la próxima generación de biocombustibles se desarrolla teniendo en mente los sistemas agrícolas de los productores pobres, «su impacto podrá ser beneficioso sobre el retorno económico de los productores pobres».

El etanol tiene defensores apasionados, y críticos igualmente apasionados. En 2013, son estos últimos los que han sido oídos de forma más clara en Washington, señal de que la suerte de ese producto subsidiado desde hace tiempo puede cambiar. La controversia «alimentos o combustibles» es una de las armas más poderosas del arsenal de los críticos. El etanol de maíz tiene ventajas claras en lo referente a las emisiones cuando se quema en un vehículo, dicen los analistas, pero el análisis del ciclo de vida de su rendimiento en general es más gris. El etanol de celulosa continúa siendo bastante prometedor como alternativa eficiente a la eliminación de los cultivos. Pero a pesar de las grandes esperanzas por parte de las autoridades federales, no pasó a la etapa comercial con la rapidez que se creía que fuera a hacerlo. El etanol recibió un impulso evidente del 15% en la mezcla, ahora legal, para coches nuevos, pero esa decisión fue duramente criticada porque es considerada perjudicial para los motores por los fabricantes de autos y por otros.

El etanol, en general, se encontrará por el camino con muchas barreras y posibles callejones sin salida, pero con tanta tecnología aún en desarrollo es demasiado pronto para eliminarlo como solución eficaz de energía.

Fuente / AméricaEconomía

Pemex explorará fuera de México para revertir su alicaída producción

(El Mercurio) Petróleos Mexicanos, el monopolio estatal de México, creará una compañía para explorar y explotar gas de esquisto y crudo en aguas profundas de Estados Unidos, como parte de un ambicioso plan de su director general, Emilio Lozoya, para revertir años de caída en su producción.

La propuesta, explicada por Lozoya durante una entrevista con The Wall Street Journal, consiste en que Pemex adopte complicadas técnicas de perforación en las que no tiene ninguna clase de experiencia. Se trata de una atrevida iniciativa internacional para la empresa considerando que, a pesar de ser el quinto mayor productor de crudo del mundo, nunca ha afrontado competencia ni ha salido muy lejos de sus fronteras.

«Pemex lanzará una nueva compañía que trabajará en los campos de gas y crudo de esquisto en EE.UU. y en el sector de aguas profundas también de EE.UU.», dijo en una entrevista el viernes Lozoya, un ex banquero de inversión de 38 años que fue elegido el año pasado por el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, para dirigir el gigante petrolero. «La geología es similar y podemos beneficiarnos de numerosas áreas de colaboración con petroleras internacionales».

La decisión de explorar en el extranjero se complementa con la amplia propuesta de reforma energética presentada la semana pasada por Peña Nieto, que permitirá que las compañías privadas compartan ganancias petroleras por primera vez en 75 años. El proyecto de ley apunta a revertir una década de declive en la producción energética de México y abrir el acceso a pozos que apenas se han explotado en las aguas profundas del Golfo de México y en las formaciones de roca de esquisto, áreas en las que las grandes petroleras han protagonizado un auge mientras que Pemex se ha mantenido al margen.

Desafíos
Los analistas aseguran que Lozoya enfrenta un desafío muy complejo en su intento de transformar a Pemex. Los expertos consideran que la petrolera es ineficiente y su único proyecto fuera de México es una refinería que tiene en asociación con Shell Oil Co., en Texas.

George Grayson, experto en México del College of William and Mary, en Virginia asegura: «Pemex es una gran roca que los directores de la compañía siguen empujando cuesta arriba».

Sin embargo, tiene sentido que trate de forjar una «empresa conjunta creativa» con un socio internacional, especialmente en la exploración y producción en aguas profundas, sectores en los que no tiene experiencia, apunta Grayson.

Lozoya dijo que la nueva compañía quedaría formada para finales del año y representará el primer paso de Pemex en su misión de convertirse en una petrolera internacional. «Ya estamos explorando numerosos proyectos», afirmó Lozoya, en su oficina.
Pemex también creará una división de fertilizantes que comenzará a operar a finales de año, aprovechando los bajos precios de los suministros de gas natural, dijo el funcionario. El gobierno estadounidense y muchos expertos calculan que los posibles recursos de gas de esquisto de México sean los cuartos más grandes del mundo.

Pemex ha sido la personificación del nacionalismo mexicano desde que el país estatizó las petroleras en 1938. Pero durante años, la compañía se ha visto afligida por escándalos de corrupción, accidentes industriales mortales, una caída en la producción y crecientes costos. Su sindicato, controlado por jefes multimillonarios, ha jugado un papel clave en la política mexicana, financiando campañas principalmente para el Partido Revolucionario Institucional (PRI), al cual pertenece Peña Nieto y que ha gobernado México durante 71 de los últimos 83 años.

En la última década, la producción petrolera de México ha caído de 3,4 millones de barriles al día a 2,5 millones, pese a que México ha quintuplicado sus inversiones en Pemex a US0.000 millones. A pesar de que la producción ha caído, la nómina de la estatal se ha expandido, de cerca de 110.000 empleados a 160.000, una cifra que subraya las dificultades que enfrenta Lozoya en su intento de reformar las operaciones.

«Hay una contradicción en eso», dice Lozoya, en cuanto al crecimiento de la plantilla laboral.

Hijo de un ex secretario de Energía, Lozoya no tiene experiencia previa en el sector energético. Cuenta con una maestría en administración de empresas de Harvard. Antes de su nombramiento como director general de Pemex, Lozoya manejó fondos de inversión en Nueva York. Previamente, se desempeñó como un director regional para América Latina en el Foro Económico Mundial.

Para Lozoya, la ineficiencia que aflige a Pemex tiene un lado positivo en el sentido de que provee muchas oportunidades para implementar prácticas más eficientes que, según él, generarán miles de millones de dólares en ahorros y oportunidades de negocio para Pemex, empresas privadas mexicanas y los consumidores.

«Pemex está tan atrasada en tantas áreas de gestión, que las áreas con oportunidades para crear valor a partir de una mayor eficiencia son enormes», señaló.

Por ejemplo, señaló, el país solo tiene un aeropuerto -el aeropuerto internacional de Ciudad de México- que reciba combustible para aviones vía un ducto. Los demás aeropuertos del país lo reciben por camión, un proceso que según Lozoya es 13 veces más caro. La compañía, podría llegar a utilizar gas natural barato para autoabastecerse energéticamente. Pemex ya ahorra entre US0 millones y US0 millones al año empleando camiones cisterna modernos, dijo.

Oportunidades
Además de recortar costos, hay oportunidades de negocio. Terminar un ducto de petróleo desde el Golfo de México hasta el Océano Pacífico le brindaría a México la oportunidad de vender gas natural a Asia con una gran ganancia a la vez que suministraría energía barata a la industria mexicana en el todavía económicamente atrasado sudoeste del país. Actualmente, México es un importador neto de gas natural y Pemex ha sufrido períodos críticos de escasez de crudo, lo que obligó a la industria a reducir su consumo.

Esa es una de las razones por las que los analistas dicen que México debe implementar una reforma de su industria petrolera que sea atractiva para las grandes empresas, o se convertirá en un importador neto de hidrocarburos en los próximos años.

«La reforma energética ya no tiene que ver únicamente con extraer petróleo barato y venderlo caro», dijo Lozoya. «Ofrece a nuestro país una oportunidad única para producir energía abundante y de manera competitiva». La energía barata ayudaría a dar un impulso a la manufactura e industria pesada mexicana.

Lozoya dijo que está decidido a transformar a Pemex en una compañía más competitiva y transparente, un proceso que podría incrementar drásticamente la producción petrolera de México. La reforma de las petroleras estatales de Colombia y Brasil, por ejemplo, duplicó y triplicó, respectivamente, la producción de crudo de los dos países, dijo. México puede aprovechar las experiencias de otros países. «Ser el último país del mundo en modernizar su sector energético tiene sus ventajas», afirmó Lozoya.

Fuente / El Mercurio