(El Mercurio) Hace no muchos años, inversionistas chilenos y extranjeros, e incluso organismos multilaterales, como los brazos de inversión del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, arribaron en masa al país comprometiendo recursos para desarrollar cuanto proyecto de Energía Renovable No Convencional (ERNC) encontraban.
Este augue, que se vio ratificado por los buenos resultados que estas tecnologías tuvieron en las licitaciones de suministro para clientes residenciales, dio paso a una fase donde la compraventa de este tipo de proyectos estaba a la orden del día.