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Luciano Losekann: «Los países no ven a la integración como una forma de fortalecer la seguridad energética»

Sep 24, 2013

El economista de la Universidad de Río de Janeiro, quien ha publicado libros sobre electricidad, cree que tarde o temprano los países se conectarán. Advierte que las ERNC deben ir tomando un rol creciente, pues es una forma de avanzar hacia la autonomía.

(Pulso) Brasil, el país más grande y poblado de Sudamérica, es también el mayor productor de energía en la región. Para lograrlo cuenta con una infinidad de recursos: viento, sol y agua, además del petróleo y gas, industrias que son más recientes. Aún así, a Brasil no le sobra la energía y ha sido uno de los principales impulsores de la interconexión regional.

Según el profesor Luciano Losekann, Ph. D en Economía de la Universidad Federal de Río de Janeiro, autor de distintos libros en materia de mercados eléctricos, desarrollo de biocombustibles y de paso en Chile para exponer en un seminario de la Universidad Católica sobre energía, es esperable que algún tipo de interconexión eléctrica se concrete en la región algún día, pero que por ahora el problema es la visión de los gobernantes, quienes sostienen que el anillo energético podría generar inseguridad en el suministro, en vez de verlo al revés como ocurre en Europa.

– ¿Será posible en algún futuro concretar el famoso anillo energético latinoamericano?
Espero que sí. Las ventajas de la integración energética de países con sistemas complementarios son evidentes, particularmente en el Cono Sur. La región vive una paradoja de abundancia de recursos y dificultades de suministro en varios países. En el intertanto, infelizmente, eso no ocurrirá en un futuro próximo. Varias iniciativas de interconexión en la región fracasarán y la política energética de los países de la región dejó de priorizar la integración.

– ¿Por qué hasta ahora no ha sido posible hacerlo?
Además de los marcos institucionales y políticos que no son convergentes, pienso que la principal razón es que los países no ven a la integración como una forma de fortalecer la seguridad del abastecimiento energético. Es decir, están diseñando políticas de energía más centradas en la autonomía energética que en la interconexión regional. Por esto, mientras la integración sea vista por las autoridades como una fuente de debilidad para la seguridad del suministro en cada país, ésta no va a avanzar en la región. Se estima que los beneficios económicos no son suficientes para justificarlo.

En Brasil muchos critican el gasoducto Bolivia-Brasil, que implica la importación de aproximadamente la mitad del gas que se consume en Brasil. Sin embargo, gracias al gas boliviano es que la industria de gas natural comenzó a desarrollarse en Brasil. En definitiva, la cuestión de la seguridad de abastecimiento no debe ser tratado desde un punto de vista del gobierno local, con cada país buscando la autosuficiencia, sino que en una perspectiva regional.

– ¿Por qué en Europa sí ha sido posible concretar la conexión regional, a pesar de haber enfrentado guerras?
El caso de Europa evidencia que los marcos institucionales y políticos divergentes no impiden ni dificultan la integración energética. En Europa, la percepción es que el desarrollo de la región estaba condicionado al aprovechamiento de los recursos energéticos regionales. La falta de recursos no permitió que la visión autárquica preponderase.

– ¿Qué rol deberían cumplir las Energías Renovables No Convencionales (ERNC) en América Latina?
Históricamente, la energía hidroeléctrica ha tenido un papel importante en el suministro de energía en la región. Las fuentes renovables con tecnologías más recientes, como la eólica y la solar, deberán ir teniendo un papel creciente en la región, aun cuando esto sea con retraso y a una escala menor que lo que se produjo en Europa.

En Brasil, la continua participación de las energías renovables en el mix energético es una pieza central de la política energética. En el sector de la electricidad, las centrales hidroeléctricas van a ir teniendo una menor tasa de expansión, principalmente en zonas ambientalmente sensibles. El objetivo es que la pérdida de la cuota de la energía hidroeléctrica sea compensada por la expansión de otras fuentes renovables.

La energía eólica ha experimentado una fuerte difusión, con aumentos progresivos en la competitividad, y puede mantener esta tendencia en los próximos años.

– ¿Es razonable que, con los recursos que tiene Chile, se paguen US50 por MWh?
Si bien no conozco tan profundamente el sector de la electricidad en Chile, me parece que no es algo razonable.

– ¿Son adecuados los modelos de mercado a nivel local y regional?
En Brasil, que es el ejemplo más cercano que puedo dar, existe un modelo mixto de control del estado y del mercado. Además de la participación de compañías estatales, existe una participación activa del estado en planificación y en regulación. Eso no significa que el sector eléctrico no esté exento de problemas: allá el costo de la energía también es elevado, pero hay instrumentos para implementar una política energética y permitir la continua expansión del sistema.

La liberalización de los mercados, en mi visión, debe ser acompañada de una estructura que incorpore instrumentos de regulación y planificación sectorial. El mercado sin esos controles no es capaz de entregar los mejores resultados para la sociedad.

– ¿Existen los incentivos necesarios para el desarrollo de nuevas centrales generación de electricidad a nivel local y regional?
En Brasil, creo que sí. La expansión es impulsada por licitaciones que ofrecen herramientas para poner en práctica la planificación del sector estatal. Esto asegura que el ritmo de expansión de la oferta sea suficiente para ayudar a satisfacer la demanda en el mediano y largo plazo.

– ¿Qué impide una interconexión entre Brasil y Chile?
Como no son países vecinos la interconexión entre los dos países depende de un plan de integración regional, que no avanza por las razones señaladas anteriormente.

– ¿Qué rol podría cumplir a futuro la energía nuclear en América Latina?
En mi opinión, la abundancia de los demás recursos energéticos tiende a limitar el papel de la energía nuclear. Además de cuestiones de seguridad y principalmente de opinión pública luego del accidente de la central de Fukushima, en Japón, la generación nuclear enfrenta dificultades de competitividad frente a otras fuentes.

En Brasil, la planificación de largo plazo apunta que las centrales nucleares no tendrán un crecimiento significativo. Estas centrales consideradas en la planificación tienen como justificación la continuidad de la industria nuclear, para permitir que se siga desarrollando la capacitación en estas tecnologías. En otras palabras, es algo más estratégico que estrictamente económico.

Fuente / Pulso

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