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Los problemas de Petrobras complican al gobierno de Rousseff

Abr 16, 2014

La que fue una de las mayores promesas, hoy enfrenta un difícil panorama: la petrolera brasileña es una de la más endeudadas del mundo. A esto se suman las recientes acusaciones de corrupción que involucran a la mandataria, a seis meses de las presidenciales.

(Pulso) Es la mayor empresa abierta a bolsa de Latinoamérica por ganancias e ingresos. Sin embargo, mientras hace unos años la petrolera brasileña Petrobras era la niña bonita y muchos apuntaban a que su modelo debía ser copiado por otras petroleras de la región, actualmente no está pasando por su mejor momento. No sólo está teniendo problemas de caja, su deuda se ha disparado y su acción ha caído a mínimos de seis años. A esto se suman además las recientes acusaciones de corrupción, que están perjudicando incluso la imagen de la presidenta Dilma Rousseff, a seis meses de las elecciones presidenciales.

Los desalentadores resultados de la empresa semiestatal van al ritmo de la desaceleración del crecimiento de la primera economía de Latinoamérica (que el año pasado se expandió apenas 2,3%), y de la popularidad de la mandataria, que ha llegado a un 36%.

En marzo, Standard & Poor’s rebajó la calificación de deuda de la empresa a “BBB-”, el escalón más bajo en el nivel de grado de inversión, luego de recortar también la nota del país.  “Los problemas de Petrobras tienen que ver con el excesivo intervencionismo del gobierno, en particular el que ha tenido el de Rousseff, que ha debilitado sus finanzas, la política del gobierno de fijación de los precios de la energía”, dice la directora de Economist Intelligence Unit para América Latina, Irene Mia.

Petrobras subsidia precios artificialmente bajos en Brasil para ayudar al gobierno a controlar la inflación, por lo que la petrolera ha debido importar combustible y venderlo a pérdida.

¿La caída del gigante?

En 2008 prometía ser el paraíso para las inversiones y una promesa en el campo de los commodities. Entre ese año y 2010, Petrobras consolidó sus reservas petroleras, con el descubrimiento de varios yacimientos pre-sal a lo largo de sus costas, lo que la convirtió en una de los las seis mayores petroleras del mundo, en plena era dorada del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, cuando el país crecía hasta un 9% en 2010.

Ese año, Petrobras realizó el mayor aumento de capital del mundo, recaudando US$ 70 mil millones,  ya que los inversionistas apostaban a que los descubrimientos petroleros ayudarían a duplicar la producción dentro de una década.

Cuatro años después las expectaivas de los accionistas se han derrumbado. Según Bloomberg, el flujo de caja negativo es el más alto entre los productores mundiales de petróleo y no se espera que llegue a ser positivo hasta 2016.  Mientras, la petrolera es la empresa más endeudada del mundo, debiendo  US$119.728 millones en 2013.

Esta situación se ha reflejado en el precio de la acción de la compañía, que alcanzó su peak histórico de 52,51 reales el 21 de mayo de 2008, y que ayer cerró en 15,32 reales, es decir, ha perdido un tercio de su valor en cuatro años.

Para el analista del Banco do Brasil, Nataniel Cezimbra, esto refleja los desafíos que enfrenta Petrobras, como el aumento de la producción, reducir su capacidad de endeudamiento y encaminarse a un reajuste de los precios sin afectar la inflación.

La presidenta ejecutiva de la petrolera Maria das Gracas Foster dijo ayer que la firma incrementará su producción de hidrocarburos en los próximos meses, y que elevará su producción en 7,5% este año frente a 20013. Y es que el gobierno está tomando una serie de medidas para levantar las finanzas de la empresa. La compañía recortó su plan de inversiones de aquí a cuatro años, que inicialmente era de US$237 mil millones, en 6,8%. Además, Petrobras aumentó el precio de la gasolina en un 4% y el precio del diesel en un 8% a fines del año pasado, como parte de su intento por reducir la brecha entre los precios mundiales y los domésticos.

Las acusaciones

Con este panorama como telón de fondo, las acusaciones de corrupción han venido a perjudicar a la compañía. Los opositores a la presidenta Rousseff quieren abrir una investigación parlamentaria sobre la compra de una refinería en Texas por US$1.200 millones, que dicen, era 20 veces más del valor real de la refinería de 100.000 barriles por día. La compra fue autorizada por el directorio de Petrobras, que en ese momento estaba dirigido por Rousseff, entonces ministra.

Además, supervisores de Europa, EEUU y Brasil investigan las acusaciones de que la firma holandesa de arriendo de buques petroleros SBM Offshore SA sobornó a funcionarios brasileños para obtener contratos.

“Las polémicas han afectado la posición de Dilma antes de las elecciones, ya que ponen en entredicho su capacidad de gestión cuando estaba a cargo de Petrobras. La oposición está tratando de sacar provecho de sus dificultades ya que la campaña electoral comienza a calentarse”, sostiene Irene Mia.

De todas maneras, el consenso de analistas mira el futuro con optimismo: el precio objetivo de la acción a doce meses es de 22 reales y el 68% de los analistas recomienda comprar. El 9 de mayo se conocerán los resultados del primer trimestre, que permitirán conocer en qué pie comenzó la compañía y si sus esfuerzos hasta el momento han dado resultados.

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