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Los problemas de competencia en el mercado eléctrico chileno

Nov 25, 2013

El estudio revelado por la Fiscalía Nacional Económica denominado “La Competencia en el Mercado Eléctrico Mayorista”, dio a conocer que en esta industria es más atractivo un contrato con un cliente libre que es industrial y que tiene poder de negociación, que con otro regulado que es abastecido por una distribuidora que participa en licitaciones. Aquí radicaría la razón de los altos precios cobrados, sobre todo, a los consumidores finales que son las personas.

(Estrategia) De una serie de problemas de competencia preocupantes adolece el mercado eléctrico chileno, que a la vez se encuentra muy concentrado y lleno de barreras de entrada para nuevos actores. Esto fue puesto en el tapete público luego de que los expertos Juan Pablo Montero, Natalia Fabra y Mar Reguant, a solicitud de la Fiscalía Nacional Económica, revelaran el estudio “La Competencia en el Mercado Eléctrico Mayorista”.

Pagando un alto precio

En ese sentido, el escrito manifiesta que el sector eléctrico chileno sufre de un importante problema de inversión en nuevos proyectos, lo que ha detonado en un “notable aumento de precios” que ha afectado a los clientes finales del país. A lo anterior se suman las serias dificultades para renovar los diversos contratos de suministro.

De este modo, las series de problemas de inversión y de competencia en el sector eléctrico local, estarían íntimamente ligados entre sí. Por lo tanto, el fondo de las complicaciones radicaría en la alta concentración predominante en esta industria, y en las barreras de entrada que tiene.

Aunque no hay signos de comportamiento colusivo en el sector eléctrico chileno, “se puede descartar un comportamiento perfectamente competitivo (precios cercanos al costo de oportunidad, precio spot)”. Esto, con “ofertas que más bien son consistentes con equilibrios oligopólicos de mercados concentrados, con restricciones de capacidad”.

Menores costos a empresas que a personas

Esta falta de competencia real, se sentiría principalmente en las licitaciones de suministro de las empresas distribuidoras de electricidad que abastecen a las personas, dado que si se toma en cuenta el área de subastas para clientes libres-industriales, el escenario es muy distinto en precios.

Pero, ¿por qué existen estas diferencias entre las personas –los regulados- que son abastecidas de electricidad por las distribuidoras y los clientes libres-industriales, que acceden al producto mediante negociaciones bilaterales? Ante todo, a causa de la competencia imperfecta en este sector, según recalca el estudio encargado por la FNE, ente antimonopolio que determinó a este mercado como uno de los dos – junto a la salud- a los cuales les destinará recursos extraordinarios para los próximos años.

El escrito apunta a que hay varias razones que hacen más atractivo un contrato con un cliente libre, que uno con una distribuidora. Uno de los principales, es que los primeros tienen un componente de riesgo regulatorio, que no poseen los segundos, a lo que se agrega que la indexación de los precios es más flexible en los consumidores de electricidad “personas”.

Asimismo, los clientes libres controlan a las compañías eléctricas por menor y mayor consumo, lo que no sucede con los de una distribuidora. En tanto, los primeros cuentan con un perfil de demanda de energía más repartido a lo largo del día, mientras que los segundos se concentran más en horas peaks.

Los casos de España y Brasil

En todo caso, los problemas de inversión y competencia en el mercado eléctrico no son únicos de Chile. Por ejemplo, en España, ha habido un aumento de precios en la energía de 70% en los últimos cinco años, con un fuerte déficit tarifario. Junto con una sobre-retribución de centrales nucleares e hidroeléctricas por falta de libertad de entrada.

En España, desde 2009, las subastas de licitación para la fijación de tarifas reguladas trimestrales han encarecido la electricidad un 15% frente al mercado spot. Por lo cual, los generadores asumen el riesgo de vender a plazo y exigen primas sobre los valores esperados.

Mientras que en Brasil, entre 2005 y 2010, se han puesto en marcha 57.000 MW de nueva potencia a precios muy competitivos. En el gigante latinoamericano, hay un mercado spot de costes auditados, toda la demanda es contratada a mediano plazo y sus subastas se centralizan en capacidad existente y nueva.

¿Qué hacer?

Entre las recomendaciones que proporciona el estudio dado a conocer de manera preliminar por la FNE, y que está siendo revisado para su publicación oficial, está el extender las subastas a otros clientes libres, especialmente a los de menor tamaño que han sido víctimas de la alta concentración y las barreras de entrada del sector eléctrico.

A la vez, “las licitaciones de distribución se debieran haber  introducido no en 2006 sino en 1986”. Y respecto a éstas, se debe mejorar su diseño eliminando bloques y límites de adjudicación. También, a raíz de la elevada concentración, “hay que mantener el despacho spot actual, sin recurrir a bolsas de energía”.

Igualmente, permitir el acceso directo de clientes libres y de distribuidoras al mercado spot al menos por una fracción de sus demandas. Con estas acciones, apuesta el estudio de la Fiscalía Nacional Económica, se incrementaría la competencia en el mercado eléctrico.

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