(El Mercurio) Las perspectivas en torno al precio del cobre que maneja el jefe global de commodities de Goldman Sachs, Jeff Currie, no son auspiciosas. Aunque en el último tiempo el valor del metal ha mostrado cierta tendencia al alza, el ejecutivo proyecta que en 2016 promediará US$ 1,97 por libra, mientras que en 2017 será inferior, y promediará US$ 1,81 por libra.
Algo mejor ocurriría en 2018, cuando la media alcanzaría los US$ 2,04 por libra, mientras que en 2019 alcanzaría los US$ 2,27 por libra.
¿Cómo la proyección puede ser tan baja, cuando ayer jueves el cobre cerró en US$ 2,2? Currie especifica que hay tres factores que manejan el precio: China, el dólar y el petróleo, y los tres han mostrado una mejora en el último tiempo, aunque «no creemos que sea sostenible», recalca. Añade que en el gigante asiático es necesario que se ajuste la relación entre el PIB y el crédito, en donde hoy existe una brecha grande. Cuando eso ocurra se detendrán algunas inversiones y se enlentecerá la demanda de cobre. En tanto, la reciente debilidad del dólar sería momentánea -revela-, mientras las perspectivas en torno al precio del petróleo este año rondan en los US$ 35 por barril. «Por todo esto, vemos una caída significativa en los precios (del cobre)», señala el ejecutivo de Goldman Sachs, que vino de miércoles a jueves a Chile a exponer en un seminario realizado por Icare.
«Chile es el Arabia Saudita del cobre»
Pese al pesimismo reinante en la industria minera chilena, Currie es un convencido de que el país está en una buena posición en el mercado del cobre. Reconoce que la nación ya no tiene los mismos proyectos greenfield que tenía hace 20 años, «pero mirándolo en términos de recursos y capacidad de producción, Chile es un productor muy dominante a nivel mundial. Tiene una participación de mercado más grande que la de Arabia Saudita en el petróleo, y cuando la gente piensa en el futuro del petróleo, no descartan a ese país; entonces ¿por qué van a descartar a Chile?», recalca.
La industria minera y metálica a nivel global perdió en 2015 cerca de US$ 227 mil millones, lo que equivale a casi todas las ganancias que tuvo la industria desde 2007, revela Currie, quien agrega que no sabe qué porcentaje específico de ese número corresponde a Chile, «aunque no es tanto», dice. «Quiero hacer el punto de que lo que está pasando aquí no es único. Está pasando a nivel global. Chile va a seguir siendo un actor dominante en este mercado, y también en el largo plazo», sostiene.
La competitividad de Chile hoy descansa, sobre todo, en dos aspectos, expresa. Primero, en los menores precios del petróleo, y también de la energía -dice que ambos factores explican el 70% de los costos de la industria, dice-, y segundo, en la devaluación del peso chileno. Según las proyecciones de Currie, estos dos factores se mantendrán en niveles bajos por algún tiempo, ya que nada hace suponer lo contrario. Ambos elementos sirven, además, para mejorar los márgenes de las empresas, estima el ejecutivo.
Acomodarse a la inversión
Todos los países mineros, sin importar dónde se encuentran, se están dando cuenta de la importancia de atraer inversión, enfatiza Currie. «Lo vemos a lo largo de toda la industria de los commodities , y Chile está por lejos mucho mejor que muchos de los otros países», estima. Sin embargo, recalca que es un tema fundamental, no solo para la industria en Chile, sino a nivel global, «el crear condiciones para convertirse cada vez más en un lugar atractivo».
Explica que los riesgos más fundamentales tienen que ver con el mercado global, y especifica que estos son principalmente tres: el desempeño de China, la evolución del precio del petróleo y del dólar. Si estos dos últimos revierten su tendencia actual, se podría acabar el beneficio o ventaja de los menores costos de producción que existen en el país.