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Insumos críticos en minería

Sep 26, 2013

Hace algunos días el ministro de Minería, Hernán de Solminihac, y el vicepresidente ejecutivo de Cochilco, Andrés MacLean, entregaron públicamente un nuevo catastro de inversión de proyectos mineros para el periodo 2013-2021. Los datos arrojaron que en ese lapso se contempla ejecutar del orden de 47 iniciativas que involucran un monto total de US12.600 millones, […]

Hace algunos días el ministro de Minería, Hernán de Solminihac, y el vicepresidente ejecutivo de Cochilco, Andrés MacLean, entregaron públicamente un nuevo catastro de inversión de proyectos mineros para el periodo 2013-2021. Los datos arrojaron que en ese lapso se contempla ejecutar del orden de 47 iniciativas que involucran un monto total de US12.600 millones, alrededor de US.000 millones más de lo que las propias autoridades revelaron en noviembre pasado, cuando sinceraron una inversión en torno a los US04.300 millones. Por su lado, el sector es más cauto y, por ejemplo, Codelco ha situado el monto de inversiones en un rango entre US0.000 y US0.000 millones, cifra similar a la recientemente estimada por Sonami.

La materialización de nuevos proyectos y ampliación de algunos existentes supone también una preocupación por materias que están íntimamente asociadas a ese desarrollo. Por una parte se presenta la constante inquietud respecto de los recursos humanos en minería. En ese contexto, tanto la industria como las autoridades cifran sus temores en temas como un bajo nivel de análisis y procesos; elevadas remuneraciones, que no se asocian necesariamente a una buena productividad; y también a disponibilidad limitada de trabajadores especializados, tanto técnicos como profesionales. Esto último ha mutado de acuerdo con el actual escenario, que con la caída de algunos proyectos también bajó la demanda por profesionales. Según la Asociación de Ingeniería de Consulta (AIC), la actividad bajó un 16,9% en el segundo trimestre, comparado con el año pasado.

El agua es otro foco de preocupación, a pesar de que la minería sería una de las que menos consume, según estudios hechos por los gremios del sector. La absoluta necesidad del recurso para los procesos y su cada vez más complejo suministro han obligado a las compañías a invertir. La desalación de agua de mar, por ejemplo, es todo un desafío, ya sea desde los puntos de vista social, ambiental y normativo. Y también económico: de hecho, Escondida ya anunció un proyecto que le significará una inversión de US.430 millones para 2.500 l/s, volumen que deberá ser impulsado hasta la faena, a varios kilómetros de distancia y metros sobre el nivel del mar, lo que supone –además– un gasto energético importante.

Precisamente la energía es un ítem fundamental en lo que tiene que ver con el futuro de las inversiones mineras. Existe un apreciable incremento en el volumen que se deberá generar en el periodo para permitir la materialización de las iniciativas. Cochilco estima que a 2020 el consumo de la gran minería del cobre alcanzará los 40 TWh. Sin embargo, es conocida la problemática en torno a la judicialización y oposición social a varios proyectos energéticos, principalmente termoeléctricos, a carbón o a gas natural, escenario que podría dificultar y/o encarecer el normal suministro eléctrico para las futuras faenas y, de paso, complicar el desarrollo de la principal actividad económica del país.

Frente a estos retos la minería no tiene más que seguir trabajando para que los profesionales que hoy no están, sí estén en el futuro; para que el agua que hoy es escasa, próximamente y sin problemas servirá en las faenas tras un proceso de desalación impulsado por la propia industria; y que la energía, que actualmente existe, sea un insumo mucho más seguro y a un precio adecuado, a pesar de que hoy se siembran mantos de dudas respecto de su futuro. En todo esto la minería tiene mucho que decir.

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